Un empleado de la Organización Mundial de la Salud (OMS) falleció luego de ser herido en un ataque del ejército birmano y la guerrilla del ejército de Arakán, mientras transportaba muestras de posibles pacientes con coronavirus; Human Rights Watch pidió una investigación “independiente e imparcial”.
Rangún, Birmania, 21 de abril (EFE).- Un empleado birmano de la Organización Mundial de la Salud (OMS) murió tras ser herido en un ataque mientras transportaba muestras de posibles pacientes de la COVID-19 en el oeste de Birmania (Myanmar), informó este martes la Oficina de la Organización de las Naciones Unidad (ONU) en el país.
El ejército birmano y la guerrilla del ejército de Arakán se han culpado mutuamente del ataque, ocurrido el lunes en la localidad de Minbya en el estado Rakáin (Arakán), donde libran un conflicto armado desde hace años.
“Naciones Unidas se lamenta profundamente al confirmar que Pyae Sone Win Maung, un empleado (conductor) de la Organización Mundial de la Salud, ha muerto después de ser herido en un incidente de seguridad en la localidad Minbya”, indicó la ONU en un comunicado en su página de Facebook.
“El trabajador de la OMS estaba conduciendo un vehículo marcado con las siglas de la ONU de Sittwe a Rangún mientras transportaba muestras de vigilancia de la COVID-19 en colaboración con el Ministerio de Sanidad y Deporte”, agregó el comunicado.
El organismo indicó que está buscando información para aclarar el incidente y expresó sus condolencias a la familia del fallecido.
El diario oficialista Global New Light of Myanmar, citando a la agencia de noticias birmana, precisó que el vehículo de la ONU, en el que viajaban dos personas, fue atacado por el ejército de Arakán, al que acusó de llevar a cabo “actos inhumanos”.
Sin embargo, la guerrilla afirmó en un comunicado que el coche con los empleados de la OMS fue tiroteado por soldados birmanos en un puente, lo que provocó que se precipitara y que sus dos ocupantes resultaran heridos.
HRW PIDE INVESTIGACIÓN
El subdirector de Human Rights Watch (HWR) en Asia, Phil Robertson, exigió que las autoridades birmanas permitan a la ONU realizar una investigación “independiente e imparcial” para aclarar lo sucedido y depurar responsabilidades.
Robertson criticó que el ejército birmano haya aprovechado la crisis de la COVID-19 para “intensificar su ofensiva en el estado Rakáin con los resultados previsibles de aumento de desplazados, adversidades y abusos contra civiles”.
Con 107 casos confirmados y 5 muertos, Birmania es uno de los países menos afectados por el nuevo coronavirus, aunque también es de los que menos test realizan y además padece deficiencias en su sistema de salud.
El conflicto entre el ejército de Birmania y la guerrilla del ejército de Arakán, que lucha por los derechos de la minoría étnica rakáin, se ha recrudecido en Rakáin, a pesar del llamamiento a finales de marzo del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, de una tregua mundial para combatir la pandemia de coronavirus.
Rakáin también es la tierra natal de los rohinyás, una minoría musulmana a la que las autoridades birmanas niegan la ciudadanía y que sufrieron entre 2016 y 2017 unas campañas de limpieza étnica perpetradas por el ejército.
