México

TESTIMONIOS DE TULTEPEC | En la noche se oía a un niño gritar, pero ya no lo encontramos…

21/12/2016 - 8:50 pm

En el Servicio Médico Forense de Tlalnepantla, familiares de las víctimas de la tragedia en Tultepec pasan por la tortura de tener que revisar varios cuerpos, completamente calcinados, para poder identificar a sus seres queridos. Algunos de los testigos cuentan cómo vivieron la explosión en el tradicional Mercado de cohetes de San Pablito, patrimonio de muchas familias en el municipio.

Algunos de los comerciantes hablan de lo que pudo haber sido la causa del siniestro: “son los propios clientes que piden que les muestren la mercancía y se ponen groseros si no se hace, explica Aguilar. “Ese es uno de los rumores que se cuentan pasó en San Pablito, pero quién sabe”.

El número de víctimas fatales por las explosiones en el mercado de pirotecnia de la municipalidad de Tultepec, en el central estado de México, se elevó esta tarde a 33 después de que una persona herida falleció en un hospital, informó el gobierno estatal. Foto: Xinhua
El número de víctimas fatales por las explosiones en el mercado de pirotecnia de Tultepec se elevó esta tarde a 33 después de que una persona herida falleció en un hospital, informó el gobierno estatal. Foto: Xinhua

Ciudad de México, 21 de diciembre (SinEmbargo/EFE/AP/Xinhua).- En el centro forense y en el mercado de pirotecnia del municipio de Tultepec, que se asemeja a un escenario de guerra tras las explosiones del martes, familiares de desaparecidos buscaban hoy desesperados algún indicio que les ayudara a encontrar a sus allegados.

Una tarea a contra reloj y en el desconsuelo, marcada por el horror que supone rastrear en listas y en morgues, repletas de fallecidos, ajenos o conocidos.

“Están irreconocibles los cadáveres”, dice Helen, antes de quedarse sin palabras, como si todas las imágenes y olores que lleva sintiendo desde la mañana le asaltaran los pensamientos de golpe.

La joven forma parte de una familia dedicada por entero a la pirotecnia y busca a su padre, de 58 años, quien desapareció la tarde del martes cuando estalló el mercado de San Pablito de Tultepec, en el central Estado de México.

El resto de sus allegados logró salir con vida de la que, con al menos 32 muertos y una docena de desaparecidos, ya se considera una de las mayores tragedias por explosión en México.

En el Servicio Médico Forense (Semefo) de Tlalnepantla, Helen y tantos otros familiares pasan por la tortura de tener que revisar varios cuerpos, completamente calcinados, para poder identificar a sus seres queridos.

Otros familiares siguen todavía en el mercado preguntando por los suyos a las autoridades, que tienen cercado el lugar mientras elaboran los peritajes que ayudarán a entender qué sucedió, y a los voluntarios, vecinos y curiosos que hoy se congregaban alrededor de este gran espacio.

Familiares acudieron a las inmediaciones, donde día de ayer, explotó el Mercado de Pirotecnia San Pablito Tultepec. Foto: Cuartoscuro.
Familiares acudieron a las inmediaciones, donde día de ayer, explotó el Mercado de Pirotecnia San Pablito Tultepec. Foto: Cuartoscuro.

Entre lágrimas, Concepción Hernández busca a su madre y a su hermano, de 65 y 29 años, respectivamente, quienes ayer se encontraban comprando en este mercado, calificado hace apenas nueve días como el más seguro de América Latina por el Instituto Mexiquense de la Pirotecnia (Imepi).

“Mi mamá tenía mucho miedo, siempre me decía que era horrible que fuera a morir quemada, siempre platicábamos”, relata descarnada.

A un lado de este enorme recinto al descubierto, Sandy Martínez se apega a una de las vallas. Ha perdido a su tía, y busca a sus dos primos, de 15 y 9 años.

“Estamos impotentes de no saber nada. Mi tía ya sabemos donde está, cómo terminó, pero los niño no. No sabemos nada, nada”, lamenta con una frialdad, como en shock, que contrasta con su semblante desencajado.

El Secretario de Gobierno del Estado de México, José Manzur, dijo hoy que no prevé que haya más cuerpos en los escombros del mercado, conformado por pequeños locales a ras de suelo y de una sola planta.

No obstante, en la noche todavía se llegaron a percibir gritos en la zona, asegura Beatriz Hernández, una voluntaria que, sin apenas dormir, este miércoles se dedica a hacer acopio de víveres y agua en lo que queda del mercado y, junto a un grupo de vecinos, informar a los allegados sobre la lista de desaparecidos.

“En la noche se escuchaban ruidos, escuchamos a un niño de 2 años que gritaba, pero no se podía entrar en la zona, y cuando se entró, ya no se escuchaba nada”, apunta.

Ante una gran presencia de medios, a la búsqueda de una imagen que representara la desolación causada por la catástrofe o una declaración que resumiera el dolor de la tragedia, trabajadores de los establecimientos aledaños recordaban las deflagraciones.

“Fue algo inesperado, e inmediato explotó como un cuarto de mercado. Y se hizo un hongo e inmediatamente se prendió todo, todo”, recuerda José Morales, propietario de una chiquita tapicería ubicada frente a San Pablito.

Con 71 años, a Morales se le quemó gran parte de los muebles que colocaba cada día frente a su establecimiento.

“Si no me movía de aquí, me mataban los pedrones que caían” y la “lluvia de lumbre”, remacha este hombre, que define el mercado como “una bomba de pólvora” y la catástrofe del martes como “una guerra”.

Familiares de las vícitmas de la explosión se abrazan afuera de la zona de la explosión. Foot: Cuartoscuro.
Familiares de las vícitmas de la explosión se abrazan afuera de la zona de la explosión. Foot: Cuartoscuro.

Federico, un vigilante de un almacén de herrajes para la construcción, rememora cómo en apenas cinco minutos la cadena de explosiones arrasó con todo.

“Los proyectiles que saltaban eran como armas letales”, dice apuntando hacia el local que vigila, con una parte del techo metálico abierto por la lluvia de proyectiles.

Sin dormir, describe un escenario dantesco, con decenas de personas, unos 60 según las autoridades, que sobrevivieron con “piernas y brazos fracturados, algunos moribundos, y una señora de edad muy mal herida”.

En tanto, Rubén Martínez, relata que su abuela Eva Baez y su tío Yazmani González están desaparecidos y hasta ahora las autoridades no los han detectado en la lista de fallecidos o heridos.

“Simplemente me dicen que están renovando listas”, dijo el familiar de las dos personas que compraban pirotecnia para su negocio, en la municipalidad de Nicolás Romero, cuando se suscitó la cadena de explosiones.

“No encuentro a mi papá y mi mamá está muy quemada”, dijo entre lágrimas Juana Antolina Hernández. “Estoy esperando que me digan si está aquí mi papá, pero de momento nada”.

Hernández, de 49 años, tenía un local en el mercado junto al de sus padres. La fabricación de fuegos artificiales, un oficio del que está orgullosa, se ha transmitido en su familia de generación en generación. “Sé que perdimos todo pero me voy a levantar”, declaró convencida de que no dejará su oficio por nada.

Janet Pérez tuvo más suerte aunque con malas noticias. Logró localizar a su tía en el servicio médico forense.

“Estaba muy quemada pero se la pudo reconocer. Ahora queremos saber cómo están su hijo y su nieto, de 15 y 9 años. Nos han dicho que están en uno de los hospitales pero todavía no sabemos su estado”, agregó.

Testigos de la explosión que afectó hasta 8 kilómetros a la redonda. Foto: Xinhua.
Testigos de la explosión que afectó hasta 8 kilómetros a la redonda. Foto: Xinhua.

“EL QUE NO MUESTRA, NO VENDE”

El mercado de San Pablito, en la comunidad de Tultepec, estaba bien surtido con juegos pirotécnicos por las fiestas navideñas. Cientos de compradores caminaban por los pasillos cuando se inició la serie de estallidos. En minutos todo quedó reducido a cenizas, escombros y metal retorcido.

Refugio León, un antiguo trabajador del mercado y cuya familia — que salió ilesa— tenía siete locales, criticó las medidas de seguridad y sostuvo que aunque las normas establecen que no se pueden colocar cohetes en los pasillos “todos lo hacían”.

Eso, a su juicio, pudo ser uno de los motivos por los que las explosiones se extendieron.

Un mesero de un pequeño comedor frente al mercado, Alexander Ramos, que solo tuvo tiempo de resguardarse y ver las bolas de cohete volar por los aires, también indica que era habitual ver mercancía en los pasillos pero lo comprende. “El que no muestra, no vende”.

Rosa María Gonzalez, de 47 años, tiene un puesto en un mercado cercano, el de Jaltenco. Tiene todos los permisos en regla con el ejército, que es quien supervisa la fabricación y venta de cohetes, y cuenta con los elementos de seguridad exigidos: un bidón de arena y otro de agua… vidrios que, supuestamente, no estallan, pala, pico, hacha, extintor.

También ha recibido cursos y entrenamientos, pero tiene claro que cuando hay un accidente “no da tiempo a nada, si empieza a tronar lo único que se puede hacer es correr”. Si te llega, te llega, asegura. “Estamos todos en lo mismo y no sabemos cuándo nos tocará a nosotros”.

Tal vez por eso, también ella tiene mercancía exhibida y colgada fuera de las vitrinas, contrario a lo que dicen las normas. El problema es que en San Pablito, había casi 300 locales, diez veces más que en Jaltenco.

“Deben respetar nuestro oficio”, insiste Lourdes Aguilar, de 65 años y desde los 7 vendiendo cohetes en un pueblo vecino Cuautitlán. “Es lo único que sabemos hacer y lo hacemos aunque sabemos que es peligroso sobre todo para los fabricantes que se levantan a las 4 de la mañana para preparar la mezcla de pólvora y a las 10 lo tienen que dejar por miedo a que prenda con el sol”.

Y muchas veces, añade, la culpa de cualquier accidente son los propios clientes que piden que les muestren la mercancía y se ponen groseros si no se hace, explica Aguilar. “Ese es uno de los rumores que se cuentan pasó en San Pablito, pero quién sabe”, añade.

Comerciantes acusan que los clientes eran groseros si no se les mostraba la mercancía. Foto: Xinhua.
Comerciantes acusan que los clientes eran groseros si no se les mostraba la mercancía. Foto: Xinhua.

El secretario de Gobierno del Estado de México, José Manzur, afirmó hoy que les han referido que un cohete prendido en un local habría sido la causa de la tragedia que destruyó casi la totalidad de los 305 negocios.

Manzur enfatizó, sin embargo, en entrevista televisiva para el programa “Despierta” de la cadena Televisa, que la versión oficial sobre el origen de lo sucedido será resultado de los estudios forenses.

“He escuchado que fue un cohete que prendió en alguno de los puestos y corrió hacia otro puesto, pero no quiero adelantarme. Sería irresponsable adelantarme”, sostuvo.

Transcurridas 24 horas de las explosiones registradas en este mercado de Tultepec, permanecen inciertas las cifras finales de víctimas y las causas de una de las explosiones más trágicas de la historia reciente de México.

Mientras, arraiga el dolor y la angustia en decenas de familiares y centenares de damnificados.

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