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Alejandro De la Garza

23/09/2023 - 12:03 am

Fuera del juego y de la Revolución

“El ‘Caso Padilla’, como es bien conocido, significó el rompimiento de muchos escritores de izquierda con Fidel Castro y la desilusión por la intolerancia del régimen revolucionario”.

“Una carta de protesta por su aprehensión fue firmada por variopintos escritores, artistas e intelectuales”. Foto: Especial

El sino del escorpión rememora aquel 25 de septiembre del 2000, hace 23 años, cuando solo, enfermo de diabetes y con graves padecimientos cardiacos falleció el poeta cubano Heberto Padilla en un estrecho departamento de la comunidad de Auburn, en Alabama. Tenía 68 años y daba clases en la universidad de esa pequeña ciudad estadounidense hacía poco tiempo, pues había sido destituido de su cátedra en la Universidad de Miami por presiones del exilio cubano, que nunca dejó de considerarlo ajeno o enemigo, al igual que los cubanos de la isla cuando los miraron partir al exilio en 1980, tras haber estado preso y deteriorarse su salud. El “Caso Padilla”, como es bien conocido, significó el rompimiento de muchos escritores de izquierda con Fidel Castro y la desilusión por la intolerancia del régimen revolucionario. El escritor había obtenido en 1968 el premio Julián Casal de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, por su poemario Fuera del juego, calificado luego como contrarrevolucionario y del cual lo harían abjurar las autoridades policiacas, políticas y culturales.

Padilla ingresó a la prisión en 1971 junto con su esposa, la poeta Belkis Cruza Malé, ambos acusados de actividades subversivas luego de la lectura pública de los poemas de su libro Provocaciones. Una carta de protesta por su aprehensión fue firmada por variopintos escritores, artistas e intelectuales, entre ellos Mario Vargas Llosa, Octavio Paz, Juan Rulfo, Carlos Fuentes, Simone de Beauvoir, Jean-Paul Sartre, Marguerite Duras, Jaime Gil de Biedma, Alberto Moravia, Pier Paolo Passolini, Alain Resnais, Juan Goytisolo, Susan Sontag y Julio Cortázar (aunque éste último se arrepentiría después y mantendría, junto con García Márquez, su apoyo irrestricto al gobierno de Castro). Su esposa Belkis fue liberada luego de un par de días, pero Padilla pasó más de un mes recluido en Villa Marista, hasta que aceptó renegar públicamente de sus poemas (¡coño!), así como de su postura ideológica “contrarrevolucionaria” y sus ideas (se asume que fue torturado y sometido a algún “tratamiento médico” con drogas por la seguridad cubana). A partir de entonces su salud se deterioró, no obtenía trabajo y abusaba del alcohol. Resistió hasta 1980, cuando pudo emigrar a Nueva York para iniciar un exilio de dos décadas que cruzaría por varias universidades de Estados Unidos. Al final llegó a Auburn, Alabama, reducida comunidad con menos de 50 mil habitantes pero con una universidad dispuesta a recibirlo. Falleció pocas semanas después.

El arácnido tuvo en sus manos una edición (Ed. San Juan, Puerto Rico, 1971), que explicitaba el caso, el dictamen del premio, los argumentos del jurado, las críticas de los militares y las autoridades culturales, e incluso la final abjuración “revolucionaria” del extraordinario poemario de Padilla, quien había nacido en Pinar el Río en 1932. Hoy, por fortuna, el portal “Círculo de Poesía” tiene accesible de forma gratuita una buena edición del libro con toda la información complementaria y anexos (https://circulodepoesia.com/wp-content/uploads/2009/06/galeria_fueradeljuego.pdf). En ella se narran las presiones sobre el jurado y el estire y afloje de la negociación para modificar los premios, pues vale mencionar que además del poemario Fuera del juego fue premiada también la obra de teatro Los siete contra Tebas, de Antón Arrufat, igualmente considerada “contrarrevolucionaria”.

El escritor Heberto Padilla. Foto: Especial.

El dictamen del jurado, integrado por el inglés J. M. Cohen, el peruano César Calvo, y los cubanos José Lezama Lima (¡uf!), José Z. Tallet y Manuel Díaz Martínez, destaca entre varios argumentos: “…hallamos en este libro una intensa mirada sobre problemas fundamentales de nuestra época y una actitud crítica ante la historia. Padilla se enfrenta con vehemencia a los mecanismos que mueven la sociedad contemporánea y su visión del hombre dentro de la historia es dramática y, por lo mismo, agónica (en el sentido de Unamuno, es decir, de lucha). Padilla reconoce que, en el seno de los conflictos a que lo somete la época, el hombre actual tiene que situarse, adoptar una actitud, contraer un compromiso ideológico y vital al mismo tiempo, (…) y adopta la actitud que es esencial al poeta y al revolucionario: la del inconforme (…) La fuerza y lo que da sentido revolucionario a este libro es el hecho de no ser apologético, sino crítico, polémico”.

A su vez, la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba contraargumenta sobre las obras: “…en poesía, la titulada Fuera del Juego, de Heberto Padilla, y en teatro, Los siete contra Tebas, de Antón Arrufat (…) ofrecían puntos conflictivos en un orden político, los cuales no habían sido tomados en consideración al dictarse el fallo, según el parecer del comité director de la Unión (…) los premios habían recaído en obras construidas sobre elementos ideológicos francamente opuestos al pensamiento de la Revolución”. Sobre Padilla, abunda la UNEAC: “Su criticismo se ejerce desde un distanciamiento que no es el compromiso activo que caracteriza a los revolucionarios. Su antihistoricismo se expresa por medio de la exaltación del individualismo frente a las demandas colectivas del pueblo en desarrollo histórico y manifestando su idea del tiempo como un círculo que se repite y no como una línea ascendente. (…) Con la revolución, todos los derechos, contra la revolución, ningún derecho”.

El venenoso deja al lector la revisión de tales juicios mediante el acceso al PDF del libro, y prefiere rematar con algunos versos de la polémica (si se quiere), dolida y potente obra de Padilla, quien, para mayor disgusto de la nomenclatura cultural isleña, fue amigo de Guillermo Cabrera Infante y se carteaba con Severo Sarduy.

Portada de “Fuera del Juego”. Foto: Especial.

“No lo olvides, poeta. / En cualquier sitio y época / en que hagas o en que sufras la Historia, / siempre estará acechándote algún poema peligroso”.

“Cada mañana / me levanto, me baño, / hago correr el agua / y siempre una palabra / feroz me sale al paso / inunda el grifo donde mi ojo resbala”.

“¡Al poeta, despídanlo! / Ese no tiene aquí nada que hacer. / No entra en el juego. / No se entusiasma. / No pone en claro su mensaje. / No repara siquiera en los milagros. / Se pasa el día entero cavilando. / Encuentra siempre algo que objetar. // ¡A ese tipo, despídanlo! / Echen a un lado al aguafiestas, / a ese malhumorado / del verano, / con gafas negras / bajo el sol que nace. / Siempre / le sedujeron las andanzas / y las bellas catástrofes / del tiempo sin Historia. // ¡A ese tipo, despídanlo! / Ese no tiene aquí nada que hacer”.

@Aladelagarza

Alejandro De la Garza
Alejandro de la Garza. Periodista cultural, crítico literario y escritor. Autor del libro Espejo de agua. Ensayos de literatura mexicana (Cal y Arena, 2011). Desde los años ochenta ha escrito ensayos de crítica literaria y cultural en revistas (La Cultura en México, Nexos, Replicante) y en los suplementos culturales de los principales diarios (La Jornada, El Nacional, El Universal, Milenio, La Razón). En el suplemento El Cultural de La Razón publicó durante seis años la columna semanal de crítica cultural “El sino del escorpión”. A partir de mayo de 2021 esta columna es publicada por Sinembargo.mx

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