Están más acostumbrados a la derrota que a la victoria. La inmolación política está en su naturaleza. La tarea de derrotar a Morena y sus aliados en los comicios del 2024 es una tarea muy difícil y compleja, por lo cual es natural que dejaran abiertos los espacios para administrar en forma discrecional y patrimonialista la derrota, para repartirse las migajas y nutrir las listas de candidatos a senadores y diputados de representación proporcional, con los nombres de sus familiares, amigos, socios políticos y cómplices. 

En los más recientes cuatro años han enriquecido las crónicas de los naufragios y sus biografías serán el referente del desastre de los partidos que coincidentemente han encabezado hacia el precipicio.

A Alejandro Moreno Cárdenas, mejor conocido como “Alito”, su partido, el PRI, se le desmoronó en las manos en los últimos cuatro años, el perder 11 gubernaturas, entre ellas, la joya de la corona, el Estado de México, la entidad con más población, presupuesto y potenciales votantes de toda la República.

Como dirigente del PRI “Alito” sólo ha conseguido dos tristes victorias y únicamente gracias a una pequeña ayuda de sus amigos: en 2022 el tricolor ganó en Durango, pero no lo habría logrado sin el respaldo de votos panistas y perredistas; igual como sucedió en junio pasado del 2023, cuando el Revolucionario Institucional retuvo Coahuila, también con la suma de los restos de votos que le quedaban a PAN y PRD. 

Pero, aun así, “Alito” está contento, pues empezó como dirigente del PRI el 18 de agosto del 2019 y pese a las reiteradas derrotas, fue ampliado su mandato hasta después de los comicios del 2024, por una estructura partidista que él impuso, que él manipula, y que le sigue incondicionalmente rumbo al precipicio.

La historia de Jesús Zambrano Grijalba en el PRD no es muy diferente, pues de lo poco que tenía su partido, ya no queda nada. Llegó a la dirigencia del PRD el 29 de agosto del 2020. Ya el PRD había perdido la emblemática jefatura del Gobierno de la Ciudad de México en los comicios del domingo 1 de julio del 2018 y había sufrido duras derrotas en Tabasco y Morelos. En los tres casos perdió contra Morena y sus aliados.

Al PRD le quedaban dos gubernaturas, que Zambrano Grijalba se encargó de entregar: en 2021 perdió Michoacán y en 2022 entregó Quintana Roo. Así, casi con las manos vacías, predica la unidad de la oposición contra quienes fueron sus antiguos compañeros. Sí, en la política el despecho también es un mal profundo que pudre las almas. 

La primera gubernatura que ganó en PAN en su historia fue la de Baja California. Ernesto Ruffo Appel se convirtió en el primer Gobernador de oposición en un régimen político que durante 70 años fue de partido único. Ganó los comicios del domingo 2 de julio de 1989. Treinta años después, en 2019, el partido albiazul le entregó la gubernatura de Baja California a Morena y ese mismo año, también fue derrotado en Puebla. Perdió dos gubernaturas en el mismo calendario. 

Un año antes, con el arribo de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la República, en julio del 2018, el PAN también había perdido la gubernatura de Veracruz, la cuarta entidad más importante del país en población y potenciales votantes.

Marko Antonio Cortés Mendoza llegó a la presidencia del PAN el 19 de noviembre del 2018. Al igual que sus actuales socios de PRI y PRD, su fortuna política está marcada por las derrotas. Durante los más recientes cinco años, bajo el mandato de Cortés Mendoza, el PAN ha perdido seis gubernaturas y ha refrendado su permanencia en otras tres. 

En 2019 el partido albiazul perdió Baja California y Puebla, en los dos casos cedió ante Morena. En el 2021 el PAN retuvo las gubernaturas de Chihuahua y Querétaro, pero perdió Baja California Sur y Nayarit.

En el 2021 la oposición hizo fiesta, pues consideró como una gran victoria haber impedido que Morena obtuviera la Mayoría Calificada, de 334 de 500 legisladores, en la Cámara de Diputados. Sin embargo, se negaron a asumir la catástrofe que representó que Morena ganara 11 de las 15 gubernaturas que estuvieron en disputa. Como decíamos, el PAN logró conservar dos, la coalición aliada de Morena, integrada por Partido Verde y Partido del Trabajo le arrebató al PRI el estado de San Luis Potosí, mientras que Movimiento Ciudadano se quedó con la gubernatura de Nuevo León.

En el 2022 el PAN retuvo la gubernatura de Aguascalientes, pero perdió Tamaulipas y Durango, aunque en este último estado quizá la caída no fue tan dolorosa pues fue suya una parte pequeña del triunfo, al apoyar en coalición al candidato ganador del PRI.

Las batallas perdidas por los mariscales de campo “Alito” Moreno, Jesús Zambrano y Marko Cortés, le han permitido a Morena sumar las gubernaturas de 21 estados, a las que se agregan dos de sus aliados, Morelos y San Luis Potosí, para llegar a 23, entidades en las cuales la administración y el partido de López Obrador impondrán su fuerte presencia territorial de Gobierno y de influencia política electoral rumbo a los comicios del 2024.

El próximo año estarán en juego nueve gubernaturas, incluyendo la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, en poder de Morena, que también pretenderá retener Veracruz, Puebla, Chiapas, Tabasco y Morelos. Dos gubernaturas del PAN estarán en juego: Guanajuato y Yucatán, en tanto que Movimiento Ciudadano arriesgará la gubernatura de Jalisco.

A las dirigencias de PAN, PRI y PRD no les causa algún pesar que precandidatos de la oposición como los senadores Lilly Téllez y Germán Martínez, así como el Gobernador de Yucatán, Mauricio Vila Dosal, hayan declinado participar en la contienda interna por la postulación presidencial. Ni tampoco les importará si otros precandidatos más declinan en los próximos días o semanas.

Tampoco les ha causado preocupación alguna a las dirigencias partidistas de oposición que hayan renunciado en masa los 11 integrantes del Consejo Electoral Ciudadano, que tendría la encomienda de organizar una consulta nacional para elegir al candidato presidencial de PAN-PRI-PRD en el 2024, debido a que consideraron indebida la injerencia de los partidos políticos en sus tareas.

Lo que verdaderamente les interesa a las cúpulas partidistas de la oposición no es ganar la Presidencia de la República, sino administrar las candidaturas para las gubernaturas que se jugarán en el 2024, y por supuesto, las posiciones de Representación Proporcional en las cámaras de diputados federales y senadores, donde seguramente ellos ya tienen bien apartados sus lugares. Y por supuesto, también deben estar reservados lugares para sus familiares, amigos , aliados y cómplices.

Las derrotas son los signos que han caracterizado a las dirigencias de “Alito” Moreno, Marko Cortés y Jesús Zambrano. No hay indicio alguno, razonable y fundado, que nos permita suponer que esa historia pudiera ser diferente en el 2024. Sí, hay un frente amplio de perdedores. El mismo de siempre, extraviado, sin rumbo, vacío, sin personalidad, sin credibilidad y sin propuestas, pero con un destino manifiesto muy predecible.

Pedro Mellado Rodríguez

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Periodista que durante más de cuatro décadas ha sido un acucioso y crítico observador de la vida pública en el país. Ha cubierto todas las fuentes informativas y ha desempeñado todas las responsabilidades posibles en medios de comunicación. Ha trabajado en prensa, radio, televisión y medios digitales. Su columna Puntos y Contrapuntos se ha publicado desde hace casi cuatro décadas, en periódicos como El Occidental, Siglo 21 y Mural, en Guadalajara, Jalisco. Tiene estudios de derecho por la Universidad de Guadalajara y durante una década fue profesor de periodismo en el ITESO, la Universidad jesuita de Guadalajara.

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