Susan Crowley

Huarache affaire

"Con estas iniciativas se pretende que quede lejos aquella Oaxaca que sufrió tanto abuso, la que provocó la indignación de mi abuela. Es un buen momento para aquilatar nuestra riqueza cultural y obligar a los otros a que la valoren. Porque, es curioso, pero hasta que no surgió esta disputa, ¿quién podría decir que conocía o calzaría unos huaraches de Yalalag, como no fueran de Adidas?"

Susan Crowley

16/08/2025 - 12:03 am

Mi familia por parte de madre tiene su origen en Oaxaca. Me siento orgullosa de pertenecer a un estado tan rico y diverso culturalmente. Desde muy pequeña, mis visitas a la capital, a Tlacolula donde nació mi abuela, y a Juchitán donde vivía la otra parte de la familia, eran un disfrute. En el mercado los juguetes de madera, los dulces típicos, los panes, los chapulines y las tlayudas eran nuestra bienvenida. Para mi abuela, de madre francesa y padre con sangre zapoteca, las costumbres, la comida, los textiles, lo que llamamos artesanía y que ella siempre dijo con razón que se trataba de un verdadero arte, eran motivo de admiración. En las fiestas, las Velas y la Guelaguetza principalmente, las mujeres de la familia sacaban del armario bellísimos atuendos. ¿Cuál era el más vistoso? Imposible saberlo, la riqueza en joyería, los tocados con crisoles de flores que las hacían caminar derechitas y los bordados elaborados por generaciones, ponían en competencia a unas y otras.

Una de las cosas que más disfrutábamos eran los relatos de la infancia de mi abuela apenas comenzando el siglo XX. Las vidas de personas que hablaban de tremendas injusticias sociales; de curanderas que con pócimas secretas remataban al enfermo; de pueblos lejanos dentro de la sierra en los que parecía no haber llegado la historia, sino que tejían sus propia narrativa con un tiempo y un espacio distintos a los nuestros. De políticos corruptos que abusaban de la pobre gente; de historias de amor imposibles por las diferencias irreconciliables; de racismo y clasismo. Lo que más lastimaba el orgullo de mi abuela era el uso y abuso de los extranjeros, y de alguno que otro pillo nacional, que veían la riqueza de Oaxaca como un objeto a expoliar y a derrochar sin consideraciones. Con rabia contaba cómo les regateaban sus productos para luego revenderlos a precios altos en otros países. Y lo peor, poco a poco los productos chinos inundaron los mercados. Era más fácil para un artesano revender lo que le traían de Oriente que esforzarse en elaborar sus propios productos.

Por años, en nuestro país no se valoró esta inconmensurable riqueza, especialmente en las clases altas, las marcas europeas y gringas desplazaron lo nuestro. Consumir al gusto de un mercado ansioso y voraz que califica a la persona por lo que ostenta; querer aparentar lo que no se es. No hay imagen más patética que la de un político forrado de marcas de lujo. Desgraciadamente la suntuosidad ha cundido a todos los niveles. En el comercio informal la saturación de marcas de renombre ha desbordado los puestos, la piratería es el gran mercado y genera muchísimo dinero.

Por años vestir un huipil fue mal visto; peinar trenza, pasado de moda, los huaraches hechos a mano de Yalalag se consideraron el calzado de los indios; una forma discriminatoria de nombrar a nuestros pueblos originarios. Pero como el mundo del consumo requiere de nuevas ideas y la creatividad se agota, las últimas tendencias dieron un giro inesperado. Acudir a las etnias y su riqueza para tomarlas como referencia, apropiárselas y lanzar modelos costosos que de inmediato cautivan. Y cómo no, los delicados bordados en textiles creados en telares, la confección de atuendos con una combinación de colores única, son fascinantes.

Calzar unos tenis inspirados en los huaraches de Yalalag, es tan buena idea, que se convirtió en punta de lanza de la nueva temporada de la empresa Adidas. Desinformados o cínicos, le atribuyen la autoría de los nuevos Oaxaca- Slip On, al diseñador norteamericano Willy Chavarría.  Se trata del huarache tradicional de cuero con el tejido clásico cruzado y suela alta tipo sneaker que, dicen, enaltece la estética Adidas.

Desde su inicio, la Cuarta Transformación se empeñó en rescatar los valores olvidados de los pueblos originarios. Distintas religiones, creencias, rituales, usos y costumbres han sido exaltados como nunca. La imagen del Presidente Andrés Manuel López Obrador aceptando el bastón de mando, de manos de las etnias mexicanas, reiterado por Claudia Sheinbaum es una muestra más de respeto a nuestro pasado. Al mismo tiempo, la Secretaría de Cultura impulsó programas de apoyo a estas comunidades en los que no sólo se les ayuda económicamente, también se impulsa la producción y promoción de su arte.

El programa Original nos trae a la ciudad de México, en Los Pinos, la diversidad de productos de una riqueza increíble. En la página se lee que, “a partir de la escucha (…) crear conciencia sobre el valor del trabajo artesanal y sobre los derechos de la propiedad colectiva”.  Entrar a un mercado más grande y lograr la visibilización dentro del universo del consumo no es cosa fácil. Pero es sólo con respeto y valoración como podría lograrse. Se busca no sólo que los grupos originarios generen una economía autosuficiente, también que logren reconstruir el tejido social que en muchas localidades se ha deteriorado por completo.

De allí la necesidad de abordar el oportunismo de un diseñador que se apropia, palabra favorita para justificar cualquier robo en una era en la que los derechos y las patentes son protegidos a nivel internacional, de los huaraches de Villa Hidalgo Yalalag. El nombre mismo con el que fueron presentados por la empresa, “Oaxaca”, está en litigio.

Increíble pensar que en la era de la información, cuando todo está conectado, y por lo tanto todo se sabe, que una persona que se ostenta como diseñador de modas, se robe una obra original y se muestre sorprendido por la indignación que esto genera. Desde luego, las autoridades culturales de México, en voz de la subsecretaria de Desarrollo Cultural Marina Núñez Bespalova, reaccionaron de inmediato. El departamento legal de la secretaría se ha encargado de generar el reclamo. Es necesario resarcir el daño causado por el plagio que ha sufrido el pueblo de Yalalag.

El tema llegó a la Mañanera y la Presidenta Claudia Sheinbaum fue muy clara en su intención de proteger a las comunidades indígenas. La creatividad de esos grupos es usurpada y se debe atender legalmente. La justa protesta ha escalado al nivel de generar una respuesta puntual de parte de la empresa Adidas: “ofrecemos una disculpa pública y reafirmamos nuestro compromiso de colaborar con Yalalag en un diálogo respetuoso que honre su legado cultural. Adidas reconoce y valora la riqueza cultural de las comunidades indígenas de México y el significado de su patrimonio artesanal”. Esta disculpa pareciera abrir un nuevo capítulo. En la era global, no se trata de impedir la utilización del diseño y productos culturales de los pueblos originarios. Se trata de que estos sean los destinatarios de sus beneficios. Sería deseable que se implementen políticas públicas que generen nuevos vínculos y posibles colaboraciones entre artistas y empresarios.

Merece la pena mencionar la labor de la empresa Christian Dior asociándose con las Escuela de Artesanía de Chanakya en la India para desarrollar una de sus temporadas. La belleza de los textiles no sólo generó una importante visibilidad en las mujeres bordadoras, además otorgó una derrama económica que les dio poder y prosperidad. En la última edición de la Bienal de Venecia, Cosmic Garden, una exposición mostraba los tesoros artísticos creados por ellas.

Con estas iniciativas se pretende que quede lejos aquella Oaxaca que sufrió tanto abuso, la que provocó la indignación de mi abuela. Es un buen momento para aquilatar nuestra riqueza cultural y obligar a los otros a que la valoren. Porque, es curioso, pero hasta que no surgió esta disputa, ¿quién podría decir que conocía o calzaría unos huaraches de Yalalag, como no fueran de Adidas? @Suscrowley

Susan Crowley

Susan Crowley

Nació en México el 5 de marzo de 1965 y estudió Historia del Arte con especialidad en Arte Ruso, Medieval y Contemporáneo. Ha coordinado y curado exposiciones de arte y es investigadora independiente. Ha asesorado y catalogado colecciones privadas de arte contemporáneo y emergente y es conferencista y profesora de grupos privados y universitarios. Ha publicado diversos ensayos y de crítica en diversas publicaciones especializadas. Conductora del programa Gabinete en TV UNAM de 2014 a 2016.

Lo dice el reportero