
Hace ocho años, en febrero de 2017, Arturo Martinelli, quien había sido mi alumno, me escribió vía Fb. Me dijo que acababa de leer Tus dos muertos y que le interesaba hacer una película de la novela. Hasta donde me ha contado, la novela la leyó en Barcelona, mientras hacía un posgrado en cine. Lo curioso es que la comentaba con su novia, quien seguía viviendo en México. Evidentemente, accedí, pese a que no había pensado en la posibilidad de que alguna de mis novelas fuera adaptada al cine.
Arturo tenía la idea y nada más. Se asoció con Víctor Léycegui para armar eso que los cineastas llaman “la carpeta”. Después se sumó al proyecto Daniel Castro Zimbrón, quien hizo la adaptación y dirigiría la película. Fueron años de trabajo arduo hasta que, por fin, consiguieron el apoyo de Eficine. Lo malo fue que esto sucedió en los límites de la pandemia. Sin embargo, pronto comenzaron el rodaje. Yo fui a algunos días de grabación. Confieso que lo que más me conflictuaba en términos generales (porque había decidido no intervenir en el guion) era toparme con el actor que haría del excomandante Zuzunaga, protagonista de la novela que, de momento, es una trilogía (espero pronto publicar la conclusión de la saga). Mi nerviosismo obedecía a que, por las características propias del narrador de la novela, no había una sola descripción del personaje.
Por esos días estuve sondeando con lectores cercanos. Descubrí que se imaginaban a Zuzunaga muy diferente a mi idea del mismo y muy distinto a Gerardo Trejoluna, quien acabaría interpretando al excomandante. Ni hablar, es lo que sucede cuando uno acepta que adapten su obra, me dije cuando lo conocí: es un tipo afable y simpático, muy diferente a la idea de mi protagonista, oscuro y moralmente ambiguo.
Siguió pasando el tiempo porque hacer películas no es sencillo. La postproducción duró una eternidad. Confieso que hubo un momento en que preferí no preguntar más. Hace unas semanas Arturo volvió a escribirme: Tus dos muertos se estrenaría en el marco del Festival Mórbido. El nerviosismo, de nuevo, se apoderó de mí. Salvo lo que había visto en el rodaje y un collage de menos de un minuto, yo no había visto la película.
El domingo pasado la vi en el estreno mundial (así lo anunciaron). Ya habrá ocasión de dar mi opinión desarrollada (algo que me llevaría más de lo que me permite este espacio). Debo decir, no obstante, que la película funciona, que la factura es notable y, sobre todo, que Gerardo Trejoluna hizo una interpretación impresionante. A ver ahora cómo me lo saco de la cabeza cuando escriba la continuación de la saga.
En la euforia de la celebración y los festejos, me comentaron que están esperando noticias para su posible programación en salas comerciales. Esperemos que los hados sean favorables para que el excomandante Zuzunaga viaje por el circuito comercial. Mientras tanto, no me queda más que agradecerle a Arturo su lectura, su entusiasmo y la propuesta de hacer de mi novela una película. Fue largo el proceso y larga la espera, pero, sin su necedad (y la del resto del equipo) eso no habría sido posible. No tengo más que una profunda y constante gratitud para con él, para con ellos, para con todos los involucrados. Muchas gracias.





