El deseo es un animal que se transforma. Anfibio intranquilo que no
cesa de emprender el viaje. Habita los cuerpos que no habita, quiere
lo que tiene y lo que no tiene. Mira sin los ojos, toca sin las manos.
Busca, siempre busca, hasta cuando encuentra sigue buscando.
por Alberto Ruy-Sánchez







