Héctor Alejandro Quintanar

Aunque Yunes se vista de Morena, Yunes se queda

"Si el personaje Yunes Márquez de verdad se redimió y quiere ayudar a la Presidenta Claudia Sheinbaum, que vote como Senador independiente a favor de las reformas morenistas y, acabada la legislatura, se retire de la política, donde desde hace décadas, él y su padre han hecho mucho daño".

Héctor Alejandro Quintanar

21/02/2025 - 12:05 am

En enero de 2018, cuando empezaba el año sede de la elección que significó un cambio crucial del país, ocurrió algo indignante pero no sorprendente. Un grupúsculo de porros y malvivientes de la política trató de reventar un mitin de la entonces candidata a la Jefatura de Gobierno por Morena, Claudia Sheinbaum, lanzando huevos, vísceras de animales y, por último, atacando a los asistentes con sillas.

El responsable detrás de esa práctica inmunda fue el porro perredista Mauricio Toledo, mafioso que gobernó Coyoacán de 2012 a 2015, y quien, en 2018, fiel a su estilo pendenciero y adscrito a la cúpula de los chuchos, acosaba a los militantes de Morena que hacían legítimamente campaña en esa zona de la Ciudad de México. Además de ello, Toledo hablaba ante los micrófonos mediáticos y repetía la vulgata panista, donde acusaba que López Obrador era como Nicolás Maduro y que no debía ganar la elección de 2018.

En política, y en la vida, siempre cae más rápido un hablador que un cojo. Si bien en enero de 2018 Toledo era un golpeador hamponil contra Morena, en septiembre de ese mismo año trató de acercarse al movimiento obradorista, aunque, quizá por guardar las formas, lo hizo uniéndose al Partido del Trabajo, donde como legislador comenzó a votar a favor de las reformas de Morena, y dejó patente que se le olvidó muy pronto, en apenas un par de meses, que dichas modificaciones iban a convertir a México en Venezuela. O se trató eso de un caso de amnesia veloz, o, más fácil, ocurrió que en 2018 el señor Toledo mintió por golpear a un adversario político, a cuyo barco después intentó subirse.

Toledo se asentó en la bancada petista, donde incluso hizo campaña en Puebla, probablemente buscando hacer méritos para saltar a un cargo mayor. Pero poco le duró el gusto. La propia Fiscalía de la Ciudad de México solicitó el desafuero del diputado Toledo, para poder enjuiciarlo por enriquecimiento inexplicable cuando fue autoridad en Coyoacán. El porro Toledo, de haber sido inocente y objeto de una campaña de “guerra sucia”, como se quejó, se habría quedado en México a demostrarlo. Pero en vez de eso huyó a Chile, donde está en algún escondrijo, en un acto de evasión a la justicia, mientras que sólo le dejó al PT desprestigio.

Con base en ello, debe decirse lo siguiente. Hay personajes que una vez que aprenden a “hacer política” de cierta manera, nunca cambian. Toledo tenía una marcada carrera de porro y extorsionador, que, en un ambiente putrefacto como el perredismo copado por los chuchos, evidentemente le dio réditos. ¿Qué hubiera podido aportar este individuo en el movimiento obradorista, contra el cual atentó? Nada. Pero la pregunta va más allá y reside en saber, ¿qué podría aportar un ser como Mauricio Toledo en general a la política, sin importar en qué partido militara? La respuesta es que, salvo corrupción y vergüenzas, absolutamente nada.

Hoy el señor Toledo es un prófugo prescindible, y su recuerdo sólo sirve para alertar en contra de figuras parecidas a la de él. De ahí que valga retomarlo para observar la reciente acción de Miguel Ángel Yunes Márquez, quien se unió como afiliado al partido Morena, hecho que hizo flanqueado por los senadores Adán Augusto López y Gerardo Fernández Noroña.

Hablar de la familia Yunes es hablar de un grupúsculo impresentable. El mentor de todos, Miguel Ángel Yunes Linares, comenzó su carrera como un porro grotesco en Veracruz, al desempeñarse como mastín represor del entonces Gobernador Patricio Chirinos Calero, antes de tornarse en un aliado de otra figura impresentable: Elba Esther Gordillo.

Yunes Linares dio un giro político en su vida justamente en el momento más autoritario del siglo XXI en México. Era el año de 2005, y mientras el Gobierno Federal de Vicente Fox usaba a la PGR para tratar de encarcelar adversarios políticos, el PRI vivía sus conflictos internos, donde resaltaba el existente entre el ala gordillista y los adláteres de Roberto Madrazo. Eso hizo que el entonces priista Yunes Linares, luego de un pleito con Emilio Chuayffet, diera un giro al PAN, en medio de acusaciones homofóbicas contra el hampón Chuayffet de por medio, que recordaban al día en que, cuando era un mastín en Veracruz, en 1993 Yunes Linares contrató a porros y travestis para acosar al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas. Cosa muy parecida al modus operandi de Mauricio Toledo, por cierto.

Con ese currículum pestilente, no extraña que Yunes Linares haya sido invitado por Fox para sumarse al Gobierno panista en enero de 2005, como Subsecretario de Seguridad de su Gobierno, ignorando que, como documentó la revista Proceso en ese momento, el porro veracruzano tenía al menos 17 recomendaciones en contra por parte de la Comisión de los Derechos Humanos y, asimismo, en ese mismo año se publicó la investigación de la periodista Lydia Cacho, que señalaba los vínculos de Yunes Linares con redes de pederastia. Ni más ni menos.

Ante eso, vale recordar uno de los mejores cartones del maestro Antonio Helguera, que incluso salió publicado como portada del periódico La Jornada del doce de enero de 2005. Ahí, el monero dibujó a un Yunes Linares desparpajado y orgulloso, sentado en su flamante escritorio de nuevo burócrata de seguridad foxista, con un globo de diálogo que decía “Y pensar que cuando supe que me buscaban de Seguridad Pública, casi me doy a la fuga”.

Yunes Linares fungió como panista sin credencial por dos años, hasta que en 2008 se formalizó su militancia a ese partido, momento en donde ya fungía ahora como director del ISSSTE del narcogobierno de Felipe Calderón, plataforma que le permitió asentarse en Veracruz como un panista ambicioso, y así buscar la gubernatura del estado, que logró en 2016, espacio donde, al igual que Mauricio Toledo, dedicó a lanzar diatribas contra López Obrador, a quien llamaba “loco” y lo retaba a caer en sus bajezas y provocaciones, en la víspera de la elección de 2018.

En esa misma línea ha destacado la familia Yunes en la vida pública veracruzana. Idénticos al estilo de su padre, Miguel Ángel y Omar Yunes Márquez, han vivido no para la política, sino de la política, haciendo negocios cuestionables y ejerciendo campañas sucias, como fue el caso de Miguel Ángel Yunes Márquez, quien apenas unos meses atrás, en junio de 2024, hizo propaganda ilegal en contra de la actual Gobernadora, Rocío Nahle.

En este momento de definición, la propia Gobernadora veracruzana ha tomado la palabra al respecto. Y no es poca cosa. Rocío Nahle es militante fundadora de Morena y partícipe clave de un momento crucial del movimiento en 2008, cuando ella fue parte del grupo que defendió la soberanía nacional en el debate energético en el Senado ante la privatización calderonista.

Desde ese rol, Nahle expuso que se opone a la afiliación de Yunes Márquez a Morena en Veracruz no sólo por los precedentes grotescos de esa familia en el estado, sino porque señala la existencia de una carpeta de presuntos delitos ejercidos por el expanista. A la par, la dirigencia estatal de Morena solicitó a la Comisión de Honestidad y Justicia del partido que no acredite la militancia del, hasta hace unos meses, miembro del PRIAN.

Y es aquí donde resalta un hecho. Aunque no estuviera prohibida en los estatutos de Morena (cuyo espíritu construido en 2012 trataba de evitar a toda costa que el partido se perredizara), la adhesión de Yunes es inadmisible.

¿Qué tipo de prácticas y qué tipo de hechos garantiza Yunes? Lo que ha hecho siempre: medrar desde el poder y ejercer canalladas porriles. Su familia en la política y él no saben hacer otra cosa, y un movimiento político nacional, popular y progresista no sólo no necesita a un mequetrefe calumniador y presuntamente corrupto, sino que debe combatirlo.

La Comisión de Honestidad de Morena tiene frente a sí a un previsible nuevo Mauricio Toledo, y tiene todo para evitarlo: basta no acreditar la militancia de un porro que ha hecho mucho para obstaculizar a las mejores causas en Veracruz. Si el personaje Yunes Márquez de verdad se redimió y quiere ayudar a la Presidenta Claudia Sheinbaum, que vote como Senador independiente a favor de las reformas morenistas y, acabada la legislatura, se retire de la política, donde desde hace décadas, él y su padre han hecho mucho daño.

Héctor Alejandro Quintanar

Héctor Alejandro Quintanar

Héctor Alejandro Quintanar es académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, doctorante y profesor en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Hradec Králové en la República Checa, autor del libro Las Raíces del Movimiento Regeneración Naciona

Lo dice el reportero