María Rivera

Libertad

"La cultura de la cancelación es un peligro para la libertad de expresión, porque si permitimos que una ideología dominante determine qué es lo que las personas pueden decir o no, entonces es una forma de autoritarismo, del todo contraria a la libertad."

María Rivera

31/07/2025 - 12:01 am

Libertad
Javier Hernández de Chivas durante un partido de fútbol. Foto: Edgar Negrete Lira, Cuartoscuro

Qué embrollo, querido lector. La cuestión del “género”. Lo entrecomillo porque lo que surgió como una auténtica defensa de las mujeres, se ha convertido ya en otras cosa, sobre todo, en un medio para imponer una agenda ideológica de manera masiva y coartar la libertad de expresión. Su aplanadora está arrasando con cualquier punto de vista que discrepe de los valores de su agenda. Su autoritarismo ya es preocupante, por donde se le vea. Por ejemplo, se ha convertido en un instrumento de censura que usa el poder, o los poderes para muchas cosas: para censurar personas y periodistas, vía leyes absurdas, o para “cancelar” personas como hemos estado viendo estos días. 

En cuanto a las leyes electorales de violencia de género, deberían derogarlas y así evitar que sean usadas para fines políticos, pero también porque son totalmente absurdas. La violencia simbólica y la repetición de estereotipos machistas o misóginos no es algo que deba ni se pueda prohibir, porque son parte de la cultura y la cultura no cambia por decreto (y es más, la cultura es un bien que no le pertenece a nadie: la construyen las personas en su enorme pluralidad). Que las personas expresen sus ideas, si estas no comportan violencia, es totalmente legítimo. Sí, nos pueden parecer ideas equivocadas o incluso despreciables, pero las ideas (ya no se diga los comentarios) forman parte de las sociedades democráticas sanas. Esencialmente, las ideas se combaten con otras ideas, en debates, no con medidas represoras. 

A mí, que me precio de ser feminista desde hace muchos años, me escandaliza, por ejemplo, que un futbolista como el Chicharito sea multado o peor aún, pierda su trabajo, por exponer sus ideas (conservadoras y machistas, sí) con respecto a las parejas, el rol de las mujeres y los hombres en sus redes sociales. Sencillamente, me parece que, contrario a lo que se cree, es una pésima noticia para todos. Vi sus videos que se volvieron virales y la verdad, me causaron risa, nada más. No me indignaron, ni me mancillaron, ni nada por el estilo: me causaron risa. Es un hombre conservador diciendo lo que piensa, solamente, y como él hay muchos, millones en el mundo. 

Seguramente, si Chicharito escuchara lo que yo pienso del rol de las mujeres o de los hombres, le causaría la misma risa que sus comentarios me causan a mí. Y está muy bien, porque no tenemos que estar de acuerdo, afortunadamente, pero ambos tenemos que tener el mismo derecho a expresarnos. Él puede pensar lo que quiera y yo también... Ajá, no querido lector: él no puede pensar lo que quiera sin que lo multen y censuren. Y eso está muy mal, porque si aceptamos que las personas que no opinan como nosotros sean censuradas, aceptamos que a nosotros nos censuren quienes ejercen el poder, para imponer sus propias ideas, no importa incluso si estas son “buenas”. Por ello, me parece totalmente aberrante defender o celebrar que enfrente sanciones por haber dicho lo que piensa del matrimonio ¿es en serio?  

La cultura de la cancelación es un peligro para la libertad de expresión, porque si permitimos que una ideología dominante determine qué es lo que las personas pueden decir o no, entonces es una forma de autoritarismo, del todo contraria a la libertad. Es como si en una mesa familiar, a varios miembros se les prohibiera decir lo que piensan. Es evidente, querido lector, que en esa mesa no habría una conversación, sino un soliloquio. Lo bonito de la discusión pública, en gran medida producida por las redes sociales, es que la gente pueda expresarse. Y por supuesto, y especialmente, la gente que no suele pensar como nosotros. Precisamente, ese es el valor de la pluralidad de voces e ideas. Yo estoy segura que millones de personas (hombres y mujeres) piensan como el futbolista y tienen ideas machistas y sí, tienen todo el derecho de pensar y creer lo que les venga en gana así sea que las mujeres deberían dedicarse a limpiar y los hombres a mantenerlas. Mientras estas ideas no las sostenga el poder político, es decir, no afecten nuestros derechos, el Chicharito y los millones de personas que creen lo mismo, deberían tener toda la libertad de expresarse, sin sufrir ningún tipo de coacción o sanción por ello. 

El respeto a lo que los demás piensen y opinen consiste en permitir que se expresen, no en estar de acuerdo con ellos. Y, de hecho, lo que sucedió en las redes tras los comentarios del futbolista, fue justamente que mujeres comenzaron a contestarle y a rebatirle sus ideas. Ahí surgió una conversación que, por desgracia, terminó en sanciones y disculpas. No, así no funciona o no debiera funcionar la conversación pública. Pero es un hecho que la corrección política, que no es otra cosa que una forma disimulada de totalitarismo, ha sentado sus reales en México, causando estragos. 

Todo debería poder discutirse libremente, evidentemente. Incluso, si la intención es cambiar ideas arraigadas, la mejor manera de hacerlo es la conversación, no la imposición de sanciones que buscan la censura, lisa y llana. 

Claro, a mí me parece detestable el machismo y la misoginia que causaron (y causan) la opresión de las mujeres, y no comparto las opiniones de quienes los defienden, pero me parece indefendible y grave que se censure a quienes piensan diferente, sin importar lo que opinen ¿en serio la Federación Mexicana de Futbol va a multar a un futbolista por decir lo que piensa del matrimonio? Habrase visto.

María Rivera

María Rivera

María Rivera es poeta, ensayista, cocinera, polemista. Nació en la ciudad de México, en los años setenta, todavía bajo la dictadura perfecta. Defiende la causa feminista, la pacificación, y la libertad. También es promotora y maestra de poesía. Es autora de los libros de poesía Traslación de dominio (FETA 2000) Hay batallas (Joaquín Mortiz, 2005), Los muertos (Calygramma, 2011) Casa de los Heridos (Parentalia, 2017). Obtuvo en 2005 el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes.

Lo dice el reportero