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Dolia Estévez

29/06/2018 - 12:00 am

Bajo la mirada del mundo

Washington, D.C.—El domingo, cuando millones de mexicanos acudan a las urnas para elegir a quien dirigirá los destinos del país los próximos seis años, México estará bajo la inquisitiva mirada del mundo. La jornada será reportada, observada y analizada por miles de medios televisivos e impresos, así como por observadores nacionales e internacionales. Y es que a pesar de las garantías de las autoridades electorales de que el fraude no tiene cabida, persiste la sospecha.

López Obrador llega a la recta final como el indisputable favorito. Foto: Cuartoscuro.

Washington, D.C.—El domingo, cuando millones de mexicanos acudan a las urnas para elegir a quien dirigirá los destinos del país los próximos seis años, México estará bajo la inquisitiva mirada del mundo. La jornada será reportada, observada y analizada por miles de medios televisivos e impresos, así como por observadores nacionales e internacionales. Y es que a pesar de las garantías de las autoridades electorales de que el fraude no tiene cabida, persiste la sospecha.

El robo de urnas y la destrucción de boletas son parte de la historia de México. En 1929, José Vasconcelos denunció un fraude en su contra que favoreció a Pascual Ortiz Rubio. En 1940, Juan Andreu Almazán denunció un proceso fallido y con sospecha de fraude en la contienda en la que Manuel Ávila Camacho resultó presidente. En 1988, Carlos Salinas le robó el triunfo a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano en uno de fraudes más descarados de tiempos modernos. Años después, Andrés Manuel López Obrador denunció fraudes en su contra en las elecciones presidenciales de 2006 y 2012. El año pasado, el fraude impuso a Alfredo del Mazo en el Estado de México. Son tantos los casos que no es posible abordarlos en este espacio. Podría escribirse una enciclopedia.

El papel de los observadores cobra mayor importancia a la luz de su debilitación en años recientes. Poco se ha mencionado que el Fondo de Observación Electoral sufrió un recorte de 81 por ciento respecto de las elecciones presidenciales en 2012 (Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, 15/03/2018). El organismo sin fines de lucro lamentó la ausencia de grandes misiones de observación electoral del extranjero en los comicios de este año  so pretexto de que México es un país de “renta media” y “democratizado”.

Entre los grupos que sí estarán presentes el domingo destacan la Organización de Estados Americanos (OEA), la Unión Interamericana de Organismo Electorales (UNIORE) y la Confederación Parlamentaria de las América (COPA). La OEA dijo que su misión está integrada por más de 60 expertos y observadores de 23 países y que será encabezada por el ex presidente de República Dominicana, Leonel Fernández. Global Exchange, organismo no gubernamental consagrado a la defensa de los derechos humanos y la justicia, también tendrá observadores. Asimismo, bajo los auspicios de la Red Universitaria y Ciudadana por la Democracia (RUCD), más de 80 conocidos académicos de Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido, Europa y México se desplazarán por todo el país en calidad de observadores ad hoc.

Si bien la creación del Instituto Nacional Electoral (INE) y del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TRIFE), fue un avance, la sociedad duda del proceso electoral. El fraude sigue presente en la psicología colectiva de los mexicanos. De acuerdo con una encuesta reciente, 53 por ciento de los encuestados desconfía del INE (Reforma 27/06/2018), mientras que en otro sondeo, 46 por ciento dijo que habrá fraude en los comicios del domingo (CNN en Español, 22/03/2018).

El PRI-gobierno lleva más de una década saboteando el triunfo de AMLO. A principios de 2017, negoció con la nefasta firma Cambridge Analytica la posibilidad de intervenir en las elecciones mexicanas para “destruir la reputación” de López Obrador. La firma, que fue contratada por la campaña de Donald Trump en 2016, propuso usar en México las mismas armas de manipulación psicológica que exitosamente aplicó contra Hillary Clinton. Cambridge Analytica pidió 7 millones 200 mil dólares al PRI por sus servicios. El PRI rechazó la oferta no por ética sino porque consideró que no necesitaba ayuda externa para montar una campaña sucia contra López Obrador. “El partido podía hacer eso por sí mismo”, respondió. Cambridge Analytica se comprometió a no trabajar para otras campañas mexicanas a cambio de un pago no especificado (The New York Times, 26/06/2018).

Los alegatos de los priistas de que su candidato va a ganar, pues así lo revelan sus encuestas secretas, no es sólo propaganda goebbeliana (toda información [real] es irrelevante y la verdad es lo que se escoge creer). Pretenden proyectar un sentido de imprevisibilidad para así allanar el camino para el fraude. Tienen ayuda de afuera. “Las encuestas pueden volver a sorprender como ocurrió con Trump, Brexist y el referendo sobre las FARC”, escribió Mary Anastasia O’Grady en The Wall Street Journal (24/06/2018), propiedad de Robert Murdoch, amigo personal de Trump. Sentenció: “La derrota de AMLO no está descartada”.

Pregunté a Jorge Buendía, uno de los encuestadores de mayor credibilidad, que tan cierto es el triunfo de AMLO. “Es un trato hecho”, me dijo. Explicó: “La gente habla de errores en las encuestas en el pasado, pero se necesitaría un error verdaderamente catastrófico, en el que los sondeos estén realmente, [pero] realmente equivocados para que ese resultado [la victoria de AMLO] no sea verdadero”.

López Obrador llega a la recta final como el indisputable favorito. La guerra sucia en su contra probó ser contraproducente. Al PRI-gobierno le salió el tiro por la culata. Confío en que AMLO ganará. También confío en que la elección será justa, libre y creíble, y que se respetará la voluntad de los votantes que, hasta ahora, han mostrado una ejemplar vocación cívica. Prostituir a las instituciones electorales para imponer una falsa victoria sería un riesgo demasiado grande. De intentarlo, lo más seguro es que acaben quemándose.

 

Twitter: @DoliaEstevez

Dolia Estévez
Dolia Estévez es periodista independiente en Washington, D.C. Inició su trayectoria profesional como corresponsal del diario El Financiero, donde fue corresponsal en la capital estadounidense durante 16 años. Fue comentarista del noticiero Radio Monitor, colaboradora de la revista Poder y Negocios, columnista del El Semanario y corresponsal de Noticias MVS. Actualmente publica un blog en Forbes.com (inglés), y colabora con Forbes México y Proyecto Puente. Es autora de El Embajador (Planeta, 2013). Está acreditada como corresponsal ante el Capitolio y el Centro de Prensa Extranjera en Washington.

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