Author image

Redacción/SinEmbargo

06/04/2019 - 6:08 am

Correcto e incorrecto / El encargo de AMLO a sus fans en redes sociales / Tema de Estado

Es un hecho que en algunas ocasiones las declaraciones de algunos pueden tener cierta carga negativa o discriminatoria, sin que los que opinan tengan la intención de ofender, esta situación ha generado un gran debate en los últimos tiempos respecto al lenguaje políticamente correcto; mientras algunos defienden el derecho a la libertad de expresión, otros consideran que se debe dar prioridad a eliminar cualquier expresión discriminatoria del lenguaje.

Correcto e incorrecto
Es un hecho que en algunas ocasiones las declaraciones de algunos pueden tener cierta carga negativa o discriminatoria, sin que los que opinan tengan la intención de ofender, esta situación ha generado un gran debate en los últimos tiempos respecto al lenguaje políticamente correcto; mientras algunos defienden el derecho a la libertad de expresión, otros consideran que se debe dar prioridad a eliminar cualquier expresión discriminatoria del lenguaje. Al respecto, en Reforma, el escritor Jorge Volpi, escribe que: “de un lado, quienes piensan que se trata de un bozal o una camisa de fuerza; del otro, quienes lo asumen como una brida o un arnés imprescindible. Como todos los grandes problemas de nuestro tiempo, el debate en torno al lenguaje políticamente correcto (LPC) presenta un dilema clásico entre dos valores enfrentados: la libertad de expresión y la necesidad de frenar la discriminación sufrida por numerosas comunidades e individuos a través del lenguaje. Protagonizan el enfrentamiento los extremistas y fanáticos de ambos bandos […] Las dos pandillas propugnan extremos que se tocan: dejar que cada quien diga lo primero que se le antoje sin que nadie pueda incomodarlo, o incluso hacerlo solo para incomodar y ganar unos aplausos -es lo que hace Trump-, o inventar un nuevo idioma, derivado del español, construido en un laboratorio al arbitrio de unos cuantos. Algo hay de autoritario en estas dos visiones: la de impronta neoliberal, que aspira a que nadie perturbe el sacrosanto mercado, perdón, la sagrada lengua española, y la de estilo comunista, que aspira a un Newspeak impuesto desde las alturas […] Como cualquier creación cultural, la lengua refleja la desigual repartición del poder en el seno de las comunidades que la han hablado. El español tiene inevitables sesgos sexistas, machistas, homofóbicos, eurocéntricos, patriarcales y discriminatorios hacia todo aquello que, en un momento u otro, no se consideró normal. Y estos elementos no se hallan solo en ciertas palabras o expresiones, sino en su propia estructura, como el genérico no marcado masculino. Lo mejor sería reconocer ese sustrato discriminatorio, en vez de obstinarse en camuflarlo. Y pasar, así, al siguiente problema: ¿qué se puede hacer para corregirlo o enmendarlo? A la necesaria sustitución de términos insultantes, ha sobrevenido la tentación por renombrarlo todo, incluso sin saber si los grupos que en teoría se busca defender se sienten en efecto ofendidos. Pero, a la aberración de descomponer todas las expresiones habituales del lenguaje en aras de lo políticamente correcto, equivale el conservadurismo de quienes se escandalizan ante cualquier cambio radical adoptado por los hablantes […] La lengua es de quien la habla y lo que más se necesita es educar a los ciudadanos para que eviten toda tendencia discriminatoria, no solo en la lengua, sino en la vida. Se impone privilegiar la empatía hacia los grupos tradicionalmente discriminados, sin llegar al victimismo. Lo importante es visibilizar a los invisibles, no censurar a quienes se obstinan en preservar los rasgos discriminatorios de la lengua [… habría que buscar que cada hablante sea consciente de los usos discriminatorios que emplea, sin perder de vista la claridad de la lengua. La tarea de combinar la defensa de la libertad de expresión con la necesidad de frenar la discriminación lingüística parece ardua, pero a fin de cuentas se trata de un ejercicio de creatividad y estilo semejante al que los grandes escritores de nuestra lengua siempre han impuesto. Nos corresponde el reto de imitarlos”.

El encargo de AMLO a sus fans en redes sociales
En el Excélsior, el periodista especializado en temas parlamentarios, Francisco Garfías, escribe acerca de cómo las redes sociales se han encargado de castigar a aquelos periodistas o comunicadores que han sido críticos con la administración de Andrés Manuel López Obrador: “me quedé de a cuatro con el comentario de Alejandro de la Peña, quien se presentó en la mañanera de Andrés Manuel López Obrador, celebrada en Zapopan, Jalisco, como director general de En Contexto y Sin Mordaza. El hombre aprovechó el micrófono que le cedió el Presidente para acusar a muchos medios ‘de estar mintiendo’ (suponemos que sobre las acciones de la 4ª Transformación). Pero también para pegarles, sin mencionarlos, a nuestros compañeros Ciro Gómez Leyva y David Páramo. ‘Yo diario me autoflagelo y escucho un noticiero que empieza a las 10:30, donde un señor, para referirlo, le dice a otro: ‘Remátala’ o quien sabe qué’. Y le hizo una pregunta que no sólo le pega directo al nombre del medio que representa, sino que parece un llamado a la censura: ¿No hay una normatividad para esto? Lo primero que recomendaría a De La Peña es que dejara de autoflagelarse. El dolor que se infringe dificulta el entendimiento. Hay una amplia baraja de opciones a las que puede recurrir para aliviar los daños que se provoca. No lo dijo, pero por el tono daba la impresión de que quería complacer al Presidente. López Obrador aprovechó los dichos de Alejandro De la Peña para llevar agua a su molino y denostar a la prensa fifí. ‘Esas campañas en contra de servidores públicos, aquello que pasaba de que: ‘Ah, no me atiendes –en el sentido amplio de la palabra– espérate, ya vas a ver cómo te va a ir’. Y se desataban las campañas. Eso ya no funciona’. Y dijo más: ‘Puede ser una eminencia, un Premio Nobel, el que emita un juicio, pero si no tiene rigor, si no tiene apego a la verdad, si es tendencioso, ahí vienen las redes sociales a ponerlo en su lugar, en su sitio'”.

Zaldívar en Palacio, la zanahoria y el garrote
Ante la iniciativa del coordinador de Morena, Ricardo Monreal, de aumentar a 16 el número de ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y crear la “Sala Anticorrupción” en El Universal, el periodista Salvador García Soto, escribe que: “el ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, salió el jueves del Palacio Nacional, convencido —o al menos eso dijo en sus declaraciones— de que el presidente López Obrador respeta la autonomía e independencia de la Corte. ‘No hay ningún elemento que haga pensar que la división de poderes está en riesgo; la Suprema Corte es y será autónoma e independiente. Una relación cordial y respetuosa con el presidente no implica en lo más mínimo sumisión’. Pero ese mismo día, en el Senado de la República, el coordinador de la mayoría de Morena, Ricardo Monreal, tras desayunar chilaquiles con el jefe del Ejecutivo (en el mismo despacho donde recibió al ministro), presentó una iniciativa que propone, entre otras cosas, desaparecer al Consejo de la Judicatura Federal, aumentar el número de ministros de la Corte de 11 a 16 y crear, con los cinco nuevos ministros propuestos por el presidente, la nueva ‘Sala Anticorrupción’ en el Poder Judicial. ‘El Poder Judicial debe sufrir una sacudida’, decía ayer Monreal, a quien el desayuno vigorizante con el presidente (‘el alimento más importante del día’) pareció inyectarle fuerzas para revivir su embestida contra el único de los tres poderes que hoy no controlan ni Morena ni el gobierno de López Obrador. Sobre el Consejo de la Judicatura, dijo que ‘debe desaparecer ese pesado órgano’ y ser sustituido por otro que propondrá su bancada. Al ministro Zaldívar parecían aplicarle el mismo día de su primer visita de cortesía al Palacio del Poder Ejecutivo, la vieja estrategia de ‘la zanahoria y el garrote’. Porque mientras el presidente le hablaba de respeto total a la división de poderes y de no buscar influir en la Corte, desde el otro Poder, el legislativo, el líder del partido del presidente enderezaba sendas iniciativas para cambiar y ‘sacudir’ al Poder Judicial que, en la visión morenista, adolece de graves problemas de corrupción, ineficiencia, elefantiasis y costos económicos excesivos para el Estado mexicano”.

Tema de Estado
A propósito de todas las “advertencias” que ha lanzado Trump al Gobierno de México, como el cierre de la frontera o la imposición de aranceles a los automóviles procedentes de nuestro país a Estados Unidos, en Milenio, el columnista Liébano Sáenz, escribe que: “el ámbito de gobierno pertenece al bien general, esto es, se gobierna para todos y es obligación de la autoridad, además de ajustarse a lo que determina la ley, actuar con imparcialidad y un sentido de compromiso hacia todos. El gobierno no debe tratar por igual a todos y no diferenciar por razones de región, clase, condición social o preferencia política. El ámbito del Estado es lo que pertenece a todos. Cuando un presidente actúa en su condición de jefe de Estado, lo hace representando al país, a todos, a todos los poderes públicos, a la pluralidad política y social. […] La relación con Estados Unidos casi siempre atiende a razones de Estado. […] El país vecino está inmerso en una crisis de transformación; igual México, y no solo remite a un nuevo gobierno, sino a un cambio de la sociedad mexicana que viene de tiempo atrás. […] De hecho, el presidente Donald Trump tiene una fama bien ganada de provocador y de calculado descuido en la relación con los gobernantes de otros países, especialmente con sus aliados. En comparación, nada mal le ha ido a México, aunque sus expresiones hacia el país y ocasionalmente hacia las autoridades no guardan comedimiento. […] Es mucho lo que está de por medio en la relación bilateral, pues Estados Unidos requiere de un buen vecino y aliado. Así es por su seguridad, por la economía y por la aportación que millones de mexicanos a la grandeza estadunidense a lo largo de su historia. No es gratitud ni reconocimiento lo que México requiere de Trump, sino algo más elemental: respeto. A eso es a lo que debemos aspirar […] Las reformas del país tienen su dinámica y a nadie conviene el deterioro de la relación comercial o la falta de entendimiento para un manejo responsable de los flujos migratorios. El vecino ingresa a un momento de riesgo por el oportunismo electoral. Los demócratas quieren imponer su agenda a partir de los compromisos con sus financiadores, más que de su base social; el presidente Trump enciende el fuego nacionalista con interpelaciones antimexicanas, aunque con menor tono a las del pasado. […] En nadie debe haber espacio a la reserva por el cuidado que han mostrado las autoridades para atender el tema; así deberá continuar siendo y debe entenderse que, por razones de Estado, la unidad de los mexicanos es para el bien de todos.

Cimbrar la tierra
En el Excélsior, la periodista Yuriria Sierra, escribe que: “mover el piso. Generar conversación. Nombrar. Esto será siempre el primer paso para avanzar en la resolución de pendientes. Levantar la alfombra y reconocer todo lo que hay debajo de ella. Para eso funcionan movimientos como el #MeToo. Su llegada a la vida pública global ha servido para que se hable sobre el acoso, sobre el abuso, sobre las violencias visibles e invisibles, para que se entiendan las tantas aristas sobre lo que implican el hostigamiento y el abuso de poder. Comenzar por el reconocimiento del problema, aceptar las históricas consecuencias de la masculinidad tóxica. Los machos, como se diría en buen español. Desde hace meses, personas antes esquivas al tema ahora hablan de él. Hombres que han aceptado su responsabilidad, que han sido capaces de identificar y reconocer sus actos, por más inofensivos que parezcan, porque así de normalizados están. Y es a partir de ahí que debemos empezar. Porque mientras las instituciones corrigen todo lo que deben para generar un sistema que, de inicio, esté en condiciones de recibir denuncias y dar seguimiento, la sociedad debe también cambiar el rumbo. Que no sólo se trata de generar castigos, sino de evitar que los actos que nos dañan ocurran. En los últimos días, fuimos testigos de una vorágine de acontecimientos relacionados al movimiento #MeToo en México. Las denuncias, el anonimato y una muerte que complicó todavía más el ya de por sí explosivo debate […] Las redes se han revelado como un instrumento de denuncia, pero también como una peligrosa herramienta para el desprestigio. Aunque no podemos hacer a un lado, que gracias a lo ocurrido en los últimos días, algunos –pocos– de los señalados han aceptado la responsabilidad y consecuencia por sus actos. Sin embargo, #MeToo no sólo es una estrategia de denuncia, es también una oportunidad para generar una mayor agenda por la equidad. Manifestaciones como el #AbortoLegalYa, que ocurre en Argentina o en España, no habrían sido posibles sin ese espejo de organización, de mujeres que han salido a las calles a pedir respeto por su derecho, no sólo a decidir, sino a decir que ‘no’ […] México tiene que voltear a ver a esos países, a esas figuras, donde no sólo hay voces de líderes generacionales que hablan de los temas, sino que han ido más allá de las cuentas de Twitter, necesarias para nombrar el problema, sí, pero que requieren una mayor estructura, dar el siguiente paso, si lo que se desea es generar un cambio desde el origen. Si ya estamos nombrando, es también momento para sacudirlo todo, entre todos.”

AMLO y la Suprema Corte
En el diario Reforma, su columna de trascendidos Templo Mayor, asegura que: “aunque muchas voces advierten que una ampliación de la Suprema Corte de 11 a 16 ministros busca darle a Andrés Manuel López Obrador una mayoría afín, los beneficios para el Presidente iniciarían aun sin contar con esa ventaja. El asunto es que, para que la Corte invalide una ley federal o estatal se requiere del voto de las dos terceras partes del Pleno, lo que hoy equivale a 8 ministros y que, de prosperar la ampliación, sería de 11. Dado que el Presidente ya propuso a 2 ministros y le tocaría proponer a otros 5, sumaría 7 votos afines… más que suficientes para bloquear cualquier intento de invalidar leyes promovidas por el Ejecutivo y aprobadas por el Legislativo que tiene una mayoría morenista. En ese escenario la mesa estaría puesta para que el Presidente proponga, el Congreso disponga… y que ni siquiera la Suprema Corte se los descomponga.”

Nuevo embajador de Maduro en México
En El Universal, su columna de trascendidos Bajo Reserva, asegura que: “el Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, solicitó a México el beneplácito para Francisco Arias Cárdenas, a quien designó como nuevo embajador venezolano en tierras mexicanas. Sin embargo, nos dicen, en la Asamblea Nacional de aquel país no ven con buenos ojos la solicitud del gobierno, porque el militar ahora con traje de diplomático no ha sido aprobado por este órgano legislativo, como lo marca el artículo 187 constitucional venezolano. Así que en la Asamblea Nacional están pendientes, porque si el gobierno mexicano otorga el plácet, nos aseguran que se estaría pasando por encima del Poder Legislativo, considerado como la única instancia democráticamente electa en Venezuela. Ello, nos comentan, dejaría muy mal parado al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.”

Fin al conflicto magisterial en Michoacán
En Milenio, su columna de trascendidos Trascendió, asegura que: “Silvano Aureoles puede presumir lo que hasta ahora ningún otro gobernador: el compromiso presidencial para federalizar el sistema educativo estatal, pues durante la gira de Andrés Manuel López Obrador, al anfitrión le tocó aguantar abucheos, pero sacó la oferta del visitante que puede ser el inicio para resolver el histórico conflicto magisterial en Michoacán. Para no ser compañeros de partido, le salió redondo el negocio al jefe del Ejecutivo local”.

De emoción
En el Excélsior, su columna de trascendidos, Frentes Políticos, asegura que: ” Se determinó que la iniciativa de reforma sobre Revocación de Mandato se llevará a un periodo extraordinario de sesiones. Ricardo Monreal, presidente de la Junta de Coordinación Política, busca el mayor consenso con los coordinadores de oposición para aprobar las modificaciones sin dificultades. Aseguró que, de no obtener mayoría calificada, no llevará el tema al Pleno. Así de confiado se siente. Propuso, además, aumentar el número de ministros de la Suprema Corte de 11 a 16, con la conformación de una Tercera Sala, que se encargaría de atender temas relativos al combate a la corrupción. Mientras, la revocación de mandato seguirá dando de qué hablar. Paciencia.”

Los contenidos, expresiones u opiniones vertidos en este espacio son responsabilidad única de los autores, por lo que SinEmbargo.mx no se hace responsable de los mismos.

en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video