Palestina-Israel, usos y abusos del lenguaje

Ramiro Padilla Atondo

25/07/2014 - 12:00 am

No es una situación nueva que se cree un lenguaje del poder y para los fines que de este emanen. Quizá el punto culminante de este uso abusivo del lenguaje como instrumento de coacción y dominación haya sido alcanzado en la primavera del régimen nazi.

Un pueblo sumamente inteligente unido detrás de un mito cohesionante, la amenaza judía y la superioridad racial. Teniendo esto como base, y sabiendo del recién descubierto poder de los medios de comunicación, Goebbels encontró el terreno fértil para la dominación intelectual de las masas.

Las opiniones ya no estaban fraccionadas, había un conducto central que permitía la uniformidad. El poder y los medios se harían indisociables. Wittgenstein diría que los límites de tu lenguaje vendrían a ser los límites de tu mundo. Y el lenguaje de las masas era uno sencillo, así que este no tendría que ser elaborado. Habría que tratar a la población en general como niños.

Había que crear una percepción lo suficientemente fuerte para que este lenguaje fuera aceptado sin chistar. La inoculación de una idea que sería ampliamente aceptada sin necesidad de razonar. Y es tan popular y sencillo, que las discusiones sobre los acontecimientos abrevan de la banalidad.

Solo basta simplificar la ecuación. Estás a favor o en contra, nublado o soleado, o sobre todo, estructurar el leguaje de tal manera que nada de lo que pudiese afectar una agenda fuese aceptado como verosímil.

Entonces, habría que aceptar que a pesar de tener poca información, se emitirían juicios totalmente distorsionados a priori, y sobre todo maximizados por el papel de las nuevas tecnologías, que le dan voz a la multitud  (muchas veces sin tener una idea de lo que se está hablando).

Las palabras utilizadas en consecuencia tendrían un significado inamovible. Por ejemplo, el derecho a la legítima defensa, sería el caballo de batalla en cuyo nombre se podrían cometer las mayores atrocidades. El lenguaje del poder. La asimetría de la información. La aceptación de que esta frase compuesta por tres palabras poderosas: derecho, legítimo y defensa, forman un todo irreductible, y tienden a hacer que el receptor  las acepte e incluso las defienda.

De la misma manera, cargarle el sambenito de terrorista a alguien en función de su raza, credo o religión es un  exceso. Que una minoría le endilgue nombres a otra es parte de una guerra de propaganda. Pero que los bien pensantes califiquen a todo un pueblo de terrorista solo habla de pobreza conceptual y espiritual, habla de pereza mental.

Porque por el uso de este lenguaje abusivo, estos conceptos antitéticos, derecho a la legítima defensa y terrorista, han sido establecidos en el imaginario colectivo como verdades fundamentales e inamovibles. No hay lugar para una interpretación alternativa.

Imaginemos por un momento, por un solo día, que todos los medios de comunicación del mundo decidieran invertir los conceptos, y que en vez de derecho a la legítima defensa, utilizaran fuerza de ocupación. El impacto sobre la opinión pública mundial tendría un efecto catastrófico sobre el discurso planteado por aquellos que esgrimen que están en su derecho de defenderse.

No habría ninguna justificación. Y         que el pueblo oprimido a su vez, en vez de ser calificado de terrorista, pudiese utilizar el derecho a la legítima defensa por cualquier medio. La idea que la mayoría se hace en general del conflicto cambiaría de manera drástica.

Esta es solo una idea sobre el uso de la semántica como instrumento de penetración intelectual. Por supuesto que muchos de los que esgrimen el discurso de aceptación de estos términos como verdades inamovibles tendrían que replantearse muchas cosas.

Porque se gastan ríos de tinta intentado explicar uno u otro lado. Pero no se aprecia el lugar que tiene este tipo de lenguaje y su efecto. Porque este efecto cuesta muchas vidas. Una opinión pública bien informada tendería a hacer presión para que este tipo de ataques cesaran de la única manera posible, por medio de un boicot económico masivo.

Ni el más poderoso lobby podría hacer nada ante la furia de un electorado que ha decidido castigar a sus representantes y a aquellos que se benefician de manera directa fabricando el armamento con el que se asesinan las personas de manera indiscriminada.

Un país abusivo sin armas tendría forzosamente que negociar. Pero la tarea está cuesta arriba. Hay demasiado dinero de un lado y ninguno del otro. Esto es, hay think tanks trabajando en hacer de esta realidad alternativa, una que pueda ser digerida sin mayores problemas.

Es absolutamente estúpido y ridículo hablar de igualdad de condiciones invocando la historia y diciendo que ambas partes tuvieron las mismas oportunidades. Como si de un lado no estuviese la fuerza del capital y del otro la miseria. Utilizando una analogía sería algo así como poner a competir en un torneo de tecnología a una universidad japonesa contra una tribu subsahariana, esperando que sea una competencia reñida.

Y también es ridículo decir que se trata de la eterna lucha izquierda-derecha. Los niños muertos no conocen de idelogías.

Lo que es claro en este conflicto es el cretinismo de algunos bien pensantes que creen que los pobres deben morir por el hecho de ser pobres. Que pobre y terrorista son casi sinónimos. Al menos eso les han hecho creer los medios.

La injusticia no tiene color. Decodificar el lenguaje del terror debe ser tarea prioritaria.

Para los que quieran profundizar el tema:

Piratas y emperadores, Noam Chomsky, Ediciones B 2003.

Cinco escritos morales, Umberto Eco, Editorial Lumen.

Nueva visita a un mundo feliz, Aldous Huxley, Editorial Porrúa.

Homo videns, Giovani Sartori, Taurus.

Ramiro Padilla Atondo

Ramiro Padilla Atondo. Ensenadense. Autor de los libros de cuentos A tres pasos de la línea, traducido al inglés; Esperando la muerte y la novela Días de Agosto. En ensayo ha publicado La verdad fraccionada y Poder, sociedad e imagen. Colabora para para los suplementos culturales Palabra del Vigía, Identidad del Mexicano y las revistas Espiral y Volante, también para los portales Grado cero de Guerrero, Camaleón político, Sdp noticias, El cuervo de orange y el portal 4vientos.

Lo dice el reportero