El presidente de la armadura oxidada

Ramiro Padilla Atondo

03/11/2014 - 12:01 am

Vivimos en un país en el que comete delitos es impune, y el que denuncia esos delitos se va al bote. El mundo al revés. Las muestras tardías de solidaridad con los padres de los estudiantes, muestran un presidente con una armadura oxidada.

Esa armadura es el PRI. Lo escribí desde la campaña política del 2012. Dije que el PRI no recibiría el mismo país que dejó en el 2000. Que las circunstancias habían cambiado.

El título del artículo para los que no están informados es una parodia de un famoso libro de superación personal. Porque hay cierta similitud entre las promesas de los políticos en campaña, y las promesas de los libros que dicen que te harán millonario o una mejor persona.

Ambos se nutren de expectativas que no se van a cumplir. Me recuerda un libro que leí en mi juventud, Cómo ganar amigos e influir sobre las personas. Después de leerlo, intenté aplicar sus conceptos a mi vida diaria. Lo que no entendía en ese tiempo era que sus consejos estaban diseñados para un mercado sajón.

Uno de esos consejos decía algo como, si se equivoca acéptelo de manera enérgica. Bueno. Intenté hacerlo, solo para toparme con que todos me decían que era un soberano pendejo. En la cultura de la simulación, aceptar que te equivocaste es una pendejada.

Recuerdo también haber intentado aprenderme los nombres de las personas. Cuando le hablaba a alguien por su nombre justo después de haberlo conocido, me miraban con cara de consternación y me preguntaban porqué sabía su nombre. Otros pensaban que tenía un interés homosexualoide. Así que lo abandoné. En un país donde le damos interminables vueltas a la verdad, sorprende el éxito de ventas de los charlatanes de la superación personal. Una de las muchas formas del autoengaño.

Y la política está en la misma vía. La diferencia es que el gobierno vende superación colectiva. Una superación que no solo no llega, sino que empeora.

Los acontecimientos trágicos de los últimos días han desnudado la ineficacia del gobierno en todos sus órdenes. Su falta de empatía. La sensación de los papás de los estudiantes de estar hablando con un monigote. Que solo repite las consabidas fórmulas. Nada nuevo. Nada concreto. Eso es lo que nos encabrona a todos. Las estrategias dilatorias. La promesa de la aplicación de todo el peso de la ley cuando sabemos que solo caerán un par de peones. Y los otros se cagarán de la risa.

Seguirán de fiesta la noche de los huracanes. Y en unos años aparecerán de nuevo, aunque tengan las manos manchadas de sangre. A menos que hagamos un verdadero cambio.

El presidente tiene la armadura oxidada. Está tan oxidada que le impide moverse. Y nosotros se lo dijimos con antelación, ser presidente no es salir en la foto. Ser presidente requiere de tomar decisiones que están vedadas al común de los mortales.

Aparte, ganar la elección con trampas o a cualquier costo tiene un precio también. Ustedes señores priístas hicieron lo imposible para estar allí. No sabían el costal de alacranes que se echaban al cuello.

Ahora o nadan o se ahogan.

Postdata

Dejen de culpar al peje. Hasta patéticos se ven.

Ramiro Padilla Atondo

Ramiro Padilla Atondo. Ensenadense. Autor de los libros de cuentos A tres pasos de la línea, traducido al inglés; Esperando la muerte y la novela Días de Agosto. En ensayo ha publicado La verdad fraccionada y Poder, sociedad e imagen. Colabora para para los suplementos culturales Palabra del Vigía, Identidad del Mexicano y las revistas Espiral y Volante, también para los portales Grado cero de Guerrero, Camaleón político, Sdp noticias, El cuervo de orange y el portal 4vientos.

Lo dice el reportero