Mario Campa

La menor exportación de fentanilo causa un imprevisto

"En Estados Unidos, la presión sobre el fentanilo empuja a los cárteles a pivotar hacia nuevas fuentes de ingreso como mecanismos de adaptación".

Mario Campa

13/08/2025 - 12:05 am

Trump debe de estar satisfecho más allá del postureo. Las muertes por sobredosis de drogas en Estados Unidos cayeron casi 27 por ciento durante el 2024 (CDC). En particular, las fatalidades por opioides como el fentanilo disminuyeron 36.5 por ciento a 48 mil 422 (2024). La tendencia, auxiliada por la distribución masiva de naloxona, metadona y buprenorfina, no puede atribuirse sólo a los tratamientos clínicos dado que descendieron también las defunciones por cocaína (-28.1 por ciento) y psicoestimulantes como la metanfetamina (-20.6 por ciento). Aunque los avances empezaron con Biden, su prolongación en 2025 sugiere —junto a otras cifras— que las exportaciones mexicanas de fentanilo caen, para bien del comercio regional.

Es preciso analizar varios indicadores en conjunto para validar la hipótesis abierta por las defunciones. Por ejemplo, una cifra complementaria es la de los decomisos. Y va en el sentido esperado. Entre enero y junio de 2025, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP) incautó aproximadamente dos mil 102 kilogramos de fentanilo, lo que representa una caída del 53 por ciento contra el mismo período de 2024.

Aunque pueda sonar contraintuitivo, un descenso en las incautaciones puede reducirse a dos dinámicas posibles: (1) un menor tráfico fronterizo o (2) el desarrollo de métodos de trasiego más sofisticados y productos químicos alternativos para eludir los decomisos en puertos de entrada y de control vehicular, donde se confisca la gran mayoría del fentanilo (84 por ciento en 2025). Para refutar parcialmente el segundo punto, es necesario incorporar los decomisos del lado mexicano, donde el volumen incautado descendió 29.4 por ciento en el 2024 para tocar un mínimo desde el 2020, en sintonía con la dinámica estadounidense. Con cautela, la hipótesis avanza en su validación.

Las instituciones especializadas en narcóticos alimentan el optimismo. El Informe Mundial sobre las Drogas 2025 de la Oficina antinarcóticos de las Naciones Unidas (UNODC) atribuye explícitamente una menor pureza y menos incautaciones de pastillas de fentanilo a una “reducida accesibilidad a los precursores en México” por la destrucción de laboratorios clandestinos y mayor fiscalización en puertos y aduanas. Por su parte, los análisis de laboratorio de la DEA han detectado una "tendencia a la baja en la pureza del fentanilo" (Evaluación Nacional de la Amenaza de las Drogas 2025), sugiriendo una escasez de precursores químicos de alta calidad. La hipótesis gana solidez.

Al tomar la evidencia en su conjunto —y nunca de manera aislada—, todo apunta a que la crisis en Estados Unidos remite y, con ello, que las exportaciones mexicanas de fentanilo caen. Sin duda, una noticia positiva para la salud pública estadounidense y el comercio regional. Pero al menos dos matices invitan, de nuevo, a la cautela.

En Estados Unidos, la presión sobre el fentanilo empuja a los cárteles a pivotar hacia nuevas fuentes de ingreso como mecanismos de adaptación. Una de las tendencias más preocupantes es la aparición de anestésicos veterinarios que aumentan el riesgo de sobredosis y complican la respuesta médica. Otra es el surgimiento de una nueva clase de opioides sintéticos: los nitazenos. Una tercera es el fenómeno del “efecto coctel”, donde un creciente número de muestras de cocaína y metanfetaminas contiene fentanilo (NFLIS). Aunque el avance es notable, persisten riesgos de demanda.

En México, una consecuencia imprevista se agrava. Cuando el mercado de exportación se cierra, todo productor —también en la ilegalidad— tiende a colocar el excedente de oferta en el mercado interno. Prueba de ello, la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones (Conasama) de la Secretaría de Salud documenta una eclosión en los casos de personas que buscan tratamiento por consumo de fentanilo. Además, un informe de junio de 2025 de la UNODC corrobora una mayor demanda de tratamiento. Para la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) de la ONU, "refleja el hecho de que el país se está convirtiendo en un mercado de consumo de fentanilo".

Puesto todo a balance, la crisis en Estados Unidos remite, pero a nivel regional evoluciona. Si bien hay pruebas contundentes de una mejoría en indicadores clave que merman a los exportadores (cárteles) mexicanos, el consumo de opioides crece en México por una capacidad holgada, al menos temporal. En síntesis, la presión del lado estadounidense puede estar desplazando a descuento la oferta al lado mexicano, que para disuadir el consumo y sus manifestaciones tendrá que reforzar la vigilancia epidemiológica para rastrear el consumo y dotar al sistema sanitario de naloxona y otros tratamientos clínicos. Campañas preventivas como “Aléjate de las drogas, el fentanilo te mata” no estorban.

Con el trasfondo de la guerra comercial, la bandera a cuadros del vuelco irrefutable de tendencia flamea en el horizonte. Pero cuidado, las últimas curvas son igual de peligrosas que las primeras. En su papel, Trump dejará transcurrir meses para que el elector atribuya el logro a su administración y no a la de Biden. Además, es probable que la Casa Blanca desempolve pretextos arancelarios si su fin último es la reducción de los déficits y la atracción de inversiones, como sugieren los casos de Bolsonaro en Brasil y del petróleo ruso importado en India.

Hay motivos para un optimismo cauteloso, pero declarar una victoria prematura sería estratégicamente suicida.

Mario Campa

Mario Campa

Mario A. Campa Molina es economista político e industrial, graduado del MPA de la Universidad de Columbia (2013-2015). Colabora como columnista y panelista en diversos medios y es editor contribuyente en español de la revista de ideas Phenomenal World, del Jain Family Institute (NY). Tiene experiencia laboral en el sector financiero, energético, público y académico.

Lo dice el reportero