Alejandro Moreno Cárdenas tenía fama de vago, tramposo y violento cuando, a los 16 años y ya conocido con el alias de “Alito”, se afilió al PRI en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, su ídolo, pero un ataque ruin marcó su futuro: Al frente de una turba ingresó con furia al Congreso de Campeche para acatar la orden del Gobernador José Antonio González Curi de lanzarle huevos al Diputado opositor Luis Carlos Basto, cuyos proyectiles mancharon también el muro de honor del recinto.
La agresión de “Alito”, quien era presidente del Frente Juvenil Revolucionario (FJR) estatal, al Diputado que denunciaba mapacherías del Gobernador a favor del candidato presidencial Francisco Labastida, ocurrió el jueves 29 de junio del 2000, cuatro días antes de la histórica derrota del PRI ante Vicente Fox, una fecha que aceleró su personal ascenso político mientras su partido profundizaba su decadencia, que él mismo simboliza ahora.
La fama de porro de Moreno Cárdenas tiene numerosos antecedentes, pero el que también le dio fama fue el que protagonizó ocho meses antes de los huevazos al Congreso, el 11 de octubre de 1999, cuando encabezó a lideresas de colonias y policías disfrazados de estudiantes para agredir, por orden de González Curi, al rector de la Universidad Autónoma de Campeche, José Alberto Abud Flores, con el fin de obligarlo a renunciar. Consumada la felonía, que destruyó oficinas universitarias y exhibió a los atacantes con armas blancas, “Alito” fue premiado con su primer cargo público: Síndico del municipio de Campeche.
Con tales credenciales de violencia, entre muchas otras conocidas en Campeche, a nadie sorprende que Moreno Cárdenas haya tramado junto con otros senadores y diputados una celada contra el presidente del Congreso de la Unión, Gerardo Fernández Noroña, para agredirlo físicamente, en un aberrante suceso que sólo justifican los que tienen la misma idea de la política y la justificación de la violencia, incluidos periodistas y medios del viejo régimen.
El comportamiento violento de Moreno Cárdenas en la Comisión Permanente del Congreso de la Unión —¡que inició mientras se entonaba el Himno Nacional!— es la ratificación del que ha tenido durante un cuarto de siglo y el anuncio de que ese seguirá siendo su sello, como lo ha hecho también con maniobras de todo tipo para eternizarse como presidente nacional del PRI y cumplir su siguiente objetivo: Ser el candidato presidencial en 2030, no para ganar, sino para mantener impunes sus latrocinios.
Sí: La biografía política —y personal— de Moreno Cárdenas es de violencia, corrupción y traición, por lo menos en los 25 años que han pasado desde los dos hechos violentos que se han narrado y los que también ha acumulado en su trayectoria política, de la mano de personajes siniestros como Salinas de Gortari, Roberto Madrazo y Enrique Peña Nieto.
Madrazo, cuyo clan es propietario del canal de YouTube Latinus que lo adula, lo hizo dirigente nacional de los jóvenes —ocho años—, luego Diputado y Senador. Con el aval de Peña Nieto llegó a la gubernatura, en 2015, cuyas acciones represivas marcaron su mandato y desde donde se impulsó para la dirigencia nacional del PRI.
Los audios y conversaciones en chat de “Alito” también retratan el uso de la violencia contra sus adversarios, incluidos los periodistas que no se le someten: “Nada más te voy a dar un dato: A los periodistas no hay que matarlos a balazos, hay que matarlos de hambre… Al hijo de puta que se pase de verga, una verguiza, verguiza salvaje”.
Como si hubiera sido una gracia la violencia que él y otros priistas ejercieron contra Fernández Noroña y el trabajador Emiliano González —y que en realidad es una agresión sin precedente en el Congreso contra su presidente—, Moreno Cárdenas no sólo no rectifico en su conducta gangsteril, sino que reiteró su lógica primitiva y retó al Senador de Morena: “Que venga aquí para que le pegue dos chingadazos a ese cabrón”.
El presidente del PRI es lo que ha sido su partido: Él, un porro —como se define a los golpeadores sin ideas ni escrúpulos—de un partido política, electoral y moralmente derrotado, reducido a refugio de hampones.
A menudo, Moreno Cárdenas reivindica el papel del PRI en la historia de México. Y tiene razón: Nadie como él para recordar la violencia de Estado, la represión, las matanzas, la tortura, la desaparición y el saqueo impune de los priistas contra los mexicanos.
Termino con un dato que también tiene que ver con la represión de Estado y el autoritarismo: “Alito” fue uno de los diputados del PRI que votó por el desafuero de Andrés Manuel López Obrador, tramado por Fox hace 20 años, con el PAN en el poder, y junto a él los panistas Margarita Zavala, Germán Martínez Cázares y Federico Döring, aspirantes a presidir la Cámara de Diputados. Son, juntos, la reacción históricamente derrotada.





