Alejandro De la Garza

Locura americana

"El desquiciamiento, la deficiencia cognitiva, los prejuicios ideológicos más fantasiosos de Trump han llevado al punto más álgido la “usual” locura americana y la han tornado más y más violenta".

Alejandro De la Garza

04/10/2025 - 12:02 am

Locura americana
Donald Trump, Presidente de Estados Unidos. Foto: X @POTUS

El sino del escorpión observa con azoro la extrema locura americana que se ha posesionado aún más de aquel país luego de la segunda llegada de Donald Trump a la Presidencia. Y no es que esa locura no estuviera presente desde siempre en la peculiar sociedad estadounidense, entregada al delirio colectivo del dinero, la persecución irrefrenable de la fama y la adoración de gurús, cantantes o conductores de televisión como formas últimas del sentido de la existencia. Pero el desquiciamiento, la deficiencia cognitiva, los prejuicios ideológicos más fantasiosos de Trump han llevado al punto más álgido la “usual” locura americana y la han tornado más y más violenta.

El alacrán abrevia algunos rasgos de esa presidencial locura americana en su política interior: la orden inmediata para revocar las políticas de la Administración anterior y el indulto masivo a cerca de mil 500 participantes del asalto al Capitolio en 2021, lo que legitima su intento de insurrección. Reconocimiento oficial de sólo dos géneros para eliminar del Gobierno las políticas de inclusión y diversidad, revocar el reconocimiento de identidades no binarias y reducir programas federales de equidad de género. Eliminación del derecho automático a la ciudadanía para hijos de migrantes nacidos allá, en desafío de la Constitución. Declaración de una emergencia energética nacional para expandir el fracking y las perforaciones petroleras que llegarían hasta Alaska, con el manifiesto rechazo a las preocupaciones ambientales y de cambio climático.

A su vez, el despliegue de fuerzas federales y elementos de la Guardia Nacional en varias ciudades estadounidenses no puede calificarse más que de vejatoria y autoritaria. La presencia de agentes federales y de la Guardia Nacional en Portland, Memphis, Chicago, Los Ángeles y Washington, descritas como “ciudades peligrosas” para usarse como zonas de entrenamiento en operativos con equipos tácticos urbanos, es una alarmante militarización. La decisión ha generado preocupaciones sobre derechos civiles y el papel de las fuerzas armadas en tareas de orden público.

Otra política igualmente delirante es la de migración. Aunque los números varían, las cifras ponderadas mencionan un acumulado parcial de más de 273 mil arrestos realizados por ICE hasta mediados de 2025 (con lujo de violencia), y alrededor de 239 mil remociones y deportaciones que separaron a familias, a hijos, padres y madres. En tanto, alrededor de 60 mil personas permanecen recluidas ilegalmente en centros de detención de ICE. A su vez, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) difundió una cifra agregada que suma dos millones de salidas de migrantes indocumentados (400 mil deportados por ICE y 1.6 millones de salidas voluntarias). Finalmente, se estima que de octubre de 2024 a agosto de 2025 han fallecido 16 personas bajo la custodia de ICE.

En el ámbito de la política exterior instrumentada por Trump, en busca de un orden internacional que, según él, favorezca a Estados Unidos, el Presidente ordenó el retiro de su país del Acuerdo de París y del pacto climático internacional, así como también de la Organización Mundial de la Salud, alegando perjuicios económicos y mala gestión de la pandemia. Todo en medio de la imposición arancelaria que va de 25 por ciento a México y Canadá hasta una abierta guerra comercial con China.

Le siguen una relación ambigua, por decir lo menos, con Rusia, a la que apoya y otras veces critica; una relación personal con su “amigo” Kim Jong-un, el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel, los ataques y exigencias a sus socios de la OTAN, que se han visto sometidos por su gusto o por la fuerza; la irrisoria declaración de que ha resuelto media docena de guerras y quiere el Nobel de la Paz; el uso frecuente de sanciones y medidas económicas unilaterales, a veces por razones políticas (contra Brasil, por ejemplo); la realización de acuerdos bilaterales personales y a través de las redes sociales, lo que lleva a una comunicación errática y a gestos simbólicos confusos.

El arácnido no puede dejar pasar los síntomas de problemas cognitivos. A las locuras o delirios políticos mencionados, se suman los problemas con el habla: pausas frecuentes y dificultad para completar oraciones, interrupciones en el hilo discursivo y frases que quedan inconclusas, confusión de nombres y términos, sustitución repetida de nombres propios, cargos o referencias concretas, reiteración de las mismas frases o anécdotas en cortos intervalos, fallos de memoria y desorientación, olvidos de eventos, incapacidad para recordar detalles de encuentros, conversaciones o acciones recientes, y cambios en relatos sobre lo que hizo o dijo en días anteriores.

De igual forma, el escorpión destaca los déficits obvios en el razonamiento y en la coherencia: razonamientos fragmentarios o ilógicos, saltos bruscos entre ideas sin transición coherente, generalizaciones extremas o afirmaciones factualmente erróneas, juicios apresurados que ignoran evidencia básica y dejan ver su incapacidad para entender y explicar políticas complejas. Ya sólo restan su impulsividad y sus respuestas emocionales intensas, la persistencia en posiciones desmentidas por hechos, el aumento de la irritabilidad y la agresividad verbal y las respuestas desproporcionadas a críticos o medios para terminar este puntilloso perfil de la violenta locura americana encarnada en Donald Trump.

Otra circunstancia es su situación médica, cuyo informe oficial asegura su aptitud para el cargo, “excelente salud cognitiva y física”, y señala que muchas de sus condiciones clínicas están controladas o tratadas. Entre ellas, la insuficiencia venosa crónica con hinchazón y moretones visibles en piernas, tobillos y manos, tratamiento para el colesterol alto y una constante vigilancia cardiovascular. Le siguen diverticulosis y pólipo benigno en colon, cataratas operadas en ambos ojos, y un peso corporal elevado cercano al rango de sobrepeso u obesidad.

Se fatiga el escorpión, la lista de los rasgos de esta locura americana podría alargarse, pero el venenoso se niega a hablar del tono anaranjado de ese rostro, del maquillaje, el espray y la cama de bronceado, del fluorescente naranja que se intensifica por la oxidación al contacto con la piel.

Tampoco de la coloración rubia teñida de su cabello, de sus implantes estilizados y peinados con abundante fijador, con tintes y retoques. No, el alacrán no da más.

Alejandro De la Garza

Alejandro De la Garza

Alejandro de la Garza. Periodista cultural, crítico literario y escritor. Autor del libro Espejo de agua. Ensayos de literatura mexicana (Cal y Arena, 2011). Desde los años ochenta ha escrito ensayos de crítica literaria y cultural en revistas (La Cultura en México, Nexos, Replicante) y en los suplementos culturales de los principales diarios (La Jornada, El Nacional, El Universal, Milenio, La Razón). En el suplemento El Cultural de La Razón publicó durante seis años la columna semanal de crítica cultural “El sino del escorpión”. A partir de mayo de 2021 esta columna es publicada por Sinembargo.mx

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