Jaime García Chávez

Adán Augusto y el fascismo como baratija

“Cuando Adán Augusto López pretende ampliar el uso del concepto ‘fascismo’… convierte esa categoría en una baratija, en un falaz espantapájaros”.

Jaime García Chávez

24/11/2025 - 12:03 am

Adán Augusto y el fascismo como baratija.
“Si hubiera un riesgo en aquel sentido, estaría representado por gente de las características de Adán Augusto López”. Foto: Galo Cañas, Cuartoscuro

Cuando Adán Augusto López pretende ampliar el uso del concepto “fascismo” para cerrar filas con la presidenta Claudia Sheinbaum, convierte esa categoría en una baratija, en un falaz espantapájaros, y así cree este senador en apuros que libra un escollo para permanecer en la gracia de Palacio Nacional, indemne e impune. 

No es la primera vez, ni será la última, que el recuerdo de Mussolini se traiga a cuento para justificar circunstancias, reacomodarse –demagogia de por medio– en el poder establecido. La última vez que recuerdo algo parecido es cuando se quiso generar el dilema “Echeverría o el fascismo”, teniendo como telón de fondo los crímenes del Jueves de Corpus y de los Halcones del presidente populista que abrumó al país con su efectista eslogan “Arriba y adelante”. No es coincidencia el parangón sugerido.

Desde el ámbito de la ciencia política y de la auténtica lucha antifascista se ha demostrado la ruindad de recurrir, demagógica y utilitariamente, al peligro del fascismo para defender el establishment con argumentos nulos. Hasta la derecha en el poder ha utilizado esa contradicción para hacerse pasar por lo que no es, como Vicente Fox, quien en el 2000 puso de moda un lenguaje falsamente inclusivo desde su naturaleza conservadora. Pero este caso se cuece aparte.

Si hubiera un riesgo en aquel sentido, en todo caso estaría representado por gente de las características de Adán Augusto López que, a la par de muchos personajes de la etapa anterior a la instalación del nazifascismo en Italia y Alemania, se enriquecieron exponencialmente al amparo del poder y la violencia de inocultables tintes penales.

El argumento está tan desgastado que ni siquiera tuvo impacto, como hubiera querido el senador para congraciarse con la presidenta. Pero sin duda tiene pertinencia brindarle unas líneas al asunto. En primer lugar afirmo que es la autollamada Cuatroté la que abandonó el propósito nacional de caminar hacia la consolidación de un sistema democrático para México y esto es similar a lo que sucedió en el fascismo.

No afirmo que la transición se salvara de deudas inocultables, que dieron al traste con los partidos existentes, y desembocara en un nuevo oficialismo con afanes de hegemonía superlativa, que envidiaría el más sólido presidencialismo priista, y nos aproximara a pasos agigantados a un régimen con ambiciones monolíticas, propias de los sistemas archiautoritarios y destructores sin más de lo que hubo, sin asegurar que lo “nuevo” es mejor. 

Va un ejemplo: la Cuatroté nos ha traído una sobrerrepresentación excesiva en el Congreso de la Unión que le da a MORENA mayorías calificadas para reformar la Constitución a su antojo. Eso se hizo al altísimo costo de un golpe autoritario, fuera de la ley, recurriendo a la grotesca corrupción de obtener un voto definitivo en la persona del senador traidor Miguel Ángel Yunes Márquez. Eso recuerda la forma de hacer política e imponerse por la fuerza a la que recurría, precisamente, el nazifascismo; no una manifestación en el Zócalo capitalino, amurallado, como si fuera el cortijo para los mitines de la presidenta.

También hay una destrucción institucional, que no repasaré, en materia de derecho penal, transparencia y derechos humanos, porque lo más importante es que se ha hecho de la política de adversarios la pauta del gobierno actual. Buscan a toda costa la aniquilación absoluta de los oponentes y disidentes; es la hegemonía morenista y eso me parece fuera de duda, y sería pariente de lo que Adán Augusto llama fascismo. Se construye un Estado en que los diez o veinte más ricos del país engrosan sus cuentas mientras el asistencialismo legitimador y de encuestas se fortalece cada vez más.

Por eso considero deleznable la opinión de Adán Augusto López y un recurso bajuno ser admitido en palacio, sin más sostén que su vínculo con López Obrador, quien dijo que no mentiría, pero solapa al socio político principal de la Barredora tabasqueña.

Un pensador que analizó el fascismo en su tiempo dijo que mal empleado genera un desorden teórico, y aquí un desastre real en el discurso oficialista.

Jaime García Chávez

Jaime García Chávez

Político y abogado chihuahuense. Por más de cuarenta años ha dirigido un despacho de abogados que defiende los derechos humanos y laborales. Impulsor del combate a la corrupción política. Fundador y actual presidente de Unión Ciudadana, A.C.

Lo dice el reportero