El novelista japonés Keiichiro Hirano exploró en entrevista con SinEmbargo los complejos temas de la identidad, la memoria y el profundo anhelo humano por reinventarse. Los temas cruzan su novela Cierto hombre, que Hirano define como un texto que profundiza en la pregunta de "quiénes somos" y que se centra en la dificultad de liberarse de las circunstancias de nacimiento y del pasado que la sociedad nos impone.
Ciudad de México, 24 de noviembre (SinEmbargo).– "Creo que es posible que resulte muy atractivo vivir la vida de otra persona. Así que, mientras vivimos nuestras vidas desde el nacimiento hasta el presente, si en algún momento decidiéramos intercambiar nuestros pasados, quizá consideremos intercambiar nuestras vidas”, compartió Keiichiro Hirano al hablar sobre la fascinación que reside en la vida ajena, uno de los temas que aborda en su novela Cierto hombre (Hachette Livre México).
El escritor japonés vincula esta idea a una búsqueda de libertad. En ese sentido compartió una anécdota personal sobre sus viajes de investigación: "Por ejemplo, cuando voy al campo a investigar para una novela, o cuando salgo a tomar algo y charlo con gente en un bar, no suelo decir quién soy. Es un rollo, así que le digo a otra persona que trabajo en una editorial en Tokio. De esa forma, siento una sensación de libertad, como si me hubiera convertido en alguien completamente diferente, distinto a mi yo habitual".
El corazón de su novela y su filosofía radica en el conflicto entre la identidad impuesta y la identidad deseada. Hirano argumentó que la sociedad moderna, a diferencia del pasado donde la crianza era clave, "se ha reducido básicamente a lo que una persona ha hecho, a lo que hizo en el pasado". Expuso que esto crea una carga para aquellos nacidos en "circunstancias muy difíciles y adversas".
"Creo que probablemente tengan un fuerte deseo de liberarse de esas cargas, de ser libres. Así que quería escribir sobre alguien que, en cierta medida, tiene el deseo de convertirse en una persona diferente."
La novela Cierto hombre de Keiichiro Hirano narra la historia de Akira Kido, un abogado de divorcios con una crisis matrimonial, cuya vida se ve alterada cuando una antigua clienta, Rie Takemoto, le pide investigar la identidad de su esposo recién fallecido, Daisuke, quien resulta haber vivido una vida falsa. La investigación obsesiona a Kido, quien se sumerge en un juego de máscaras para descubrir quiénes eran realmente Daisuke y el suplantador, explorando temas como la búsqueda de la identidad, la ambigüedad de la memoria y la posibilidad de reinventarse.
Esta obra de Hirano resultó ganadora del Premio Yomiuri de Literatura de Japón.
En la entrevista, refirió que aunque idealmente la sociedad permitiría "total libertad para decidir por sí mismas qué tipo de persona somos" el autor reconoce que la realidad nos obliga a gestionar nuestras relaciones sociales a través de nuestras circunstancias de origen. Sin embargo, enfatiza el deseo universal de trascenderlas: "creo que también existe un deseo inherente en los seres humanos de convertirse en la persona que imaginan ser".
Keiichiro Hirano confesó sentir una profunda empatía por esta lucha, a pesar de que el camino hacia una vida diferente a menudo se entrelaza con problemas: "es difícil lograrlo sin mentir ni infringir la ley, pero quería reflexionar sobre cómo las personas pueden vivir una vida diferente cuando no están satisfechas con la que llevan”.
La reflexión sobre la identidad se extiende en su obra al concepto de la muerte y la forma en que los vivos construyen el pasado de los fallecidos. Para Hirano, cuya propia escritura está ligada a la forma en que su madre hablaba de su difunto padre, el tema es central. "Me di cuenta de que las personas que han fallecido siguen existiendo, porque hay gente que habla de ellas y porque existen palabras para describirlas."
Sin embargo, también advierte sobre los peligros de esta narrativa póstuma. "Siempre me interesa cómo hablan los vivos de los muertos. Por supuesto, es importante hablar con amor, pero al mismo tiempo, el difunto no puede rebatirlo, así que decir cosas como: 'Si estuviera vivo, habría hecho esto', puede ser una forma de violencia contra los muertos”, concluyó el escritor, al entablar una sutil conexión entre la memoria, la ficción y el destino de la identidad después de la vida.





