María Rivera

Invasor

"Lo que suceda en Venezuela, nos dejará saber de qué tamaño es la amenaza para el resto de los gobiernos de países latinoamericanos que han sido señalados como cómplices de organizaciones criminales y si la Presidenta Sheinbaum tiene o no que tomar medidas preventivas más radicales".

María Rivera

11/12/2025 - 12:00 am

Trump
Donald Trump, Presidente de los Estados Unidos. Foto: X @WhiteHouse

Pues ya no queda más que esperar a ver qué va hacer Trump, realmente. Me refiero, querido lector, a los amagos de invasión a Venezuela, pero también a Colombia y de paso a México que ha hecho el Presidente de Estados Unidos estos días. Ayer, el gobierno estadounidense, violando todas las leyes internacionales robó un barco petrolero venezolano lo que ha elevado la tensión entre los dos países. Es increíble la manera en que Trump viola ley, impunemente. Asesina tripulantes de lanchas, así, sencillamente, sin proceso judicial alguno, y ahora roba barcos petroleros. 

Su intervencionismo es realmente escandaloso en países latinoamericanos y parece que seguirá escalando la violencia contra Venezuela y los venezolanos, con tal de apropiarse de sus recursos. 

Por supuesto, la oposición desleal venezolana añora desde hace muchos años la intervención militar de Estados Unidos en Venezuela. El malhadado premio Nobel de la Paz de este año a la política opositora María Corina Machado, una política abiertamente golpista, refuerza las agresiones estadounidenses al gobierno de Maduro. Y no estoy diciendo con esto que respaldo al gobierno de Venezuela y mucho menos la manera en que condujeron sus elecciones, sino que la intervención de Trump en Venezuela es del todo inaceptable. Mientras, el Presidente Nicolás Maduro anuncia que organiza ya la resistencia militar y ciudadana contra esa posible invasión militar con la que sueña la derecha latinoamericana tan proclive a los golpes de Estado.

Y es que es imposible darle ni tantita legitimidad a las agresiones de Estados Unidos contra el gobierno de Venezuela, querido lector. Esencialmente porque a Donald Trump no le preocupa ni la democracia, ni la libertad, ni la justicia y muchísimo menos los derechos humanos de los venezolanos. Es un político preocupado en hacer dinero y aprovecharse, robar, a quien pueda. Su asociación criminal con Israel para cometer el peor genocidio desde la Segunda Guerra Mundial en contra de los palestinos de Gaza; su interés en apoderarse de su territorio y de los recursos de Ucrania; sus intenciones de despojar a Dinamarca de su territorio, lo pintan de cuerpo entero. 

Donald Trump es un déspota que no respeta las leyes, ni los tratados, ni las instituciones internacionales, ni la vida de los ciudadanos de otros países. Basta con recordar cómo celebró en su visita a Israel el asesinato masivo de niños y niñas cuando felicitó a los israelíes por saber usar sus armas. Es un sátrapa que usa el supuesto combate al narcotráfico para intervenir ilegal e ilegítimamente en países que le interesan y apoderarse de sus recursos. Así, designa a presidentes como narcotraficantes y llama “narcogobiernos” a gobiernos como el de la Presidenta Sheinbaum, para preparar el terreno para alguna intervención militar o para sojuzgarlos y conseguir tratos ventajosos en negociaciones.

Hasta ahora, la agresión contra México no ha escalado, y la Presidenta Sheinbaum ha podido contener sus amenazas. Pero esto bien puede cambiar en cualquier momento, porque las decisiones de Trump obedecen más a sus necesidades de política interna, que externa. Que su gobierno nos use como su piñata no es nada nuevo y habrá que ver si no le es rentable hacer una demostración de fuerza contra “narcotraficantes” en México, aun cuando la Presidenta le haya entregado casi todo lo que desea para apaciguarlo; la detención masiva de migrantes antes de su llegada a la frontera norte, el uso de la Guardia Nacional como policía fronteriza, el envío de múltiples capos detenidos, etc. 

A Donald Trump aún le quedan años en el poder, querido lector, y hay que decir que ha sido plenamente consistente en dar los pasos requeridos por su agenda intervencionista, desde el principio de su presidencia. Al convertir a los cárteles de la droga en organizaciones terroristas enemigas de Estados Unidos para poder llevar a cabo agresiones militares fuera de su territorio, habilitó la posibilidad de un ataque contra México. Ya no es el bravucón de su primera presidencia, es infinitamente más peligroso porque es un asesino capaz de matar a personas en la más completa impunidad, fuera de su país, y frente al resto del mundo. Lo que suceda en Venezuela, nos dejará saber de qué tamaño es la amenaza para el resto de los gobiernos de países latinoamericanos que han sido señalados como cómplices de organizaciones criminales y si la Presidenta Sheinbaum tiene o no que tomar medidas preventivas más radicales, más allá del discurso de la soberanía nacional. Lo sabremos muy pronto, querido lector. 

María Rivera

María Rivera

María Rivera es poeta, ensayista, cocinera, polemista. Nació en la ciudad de México, en los años setenta, todavía bajo la dictadura perfecta. Defiende la causa feminista, la pacificación, y la libertad. También es promotora y maestra de poesía. Es autora de los libros de poesía Traslación de dominio (FETA 2000) Hay batallas (Joaquín Mortiz, 2005), Los muertos (Calygramma, 2011) Casa de los Heridos (Parentalia, 2017). Obtuvo en 2005 el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes.

Lo dice el reportero