Aquí mismo, sin embargo, nos hemos sumado al creciente clamor popular en contra de la ya tristemente célebre y grotesca estatua de un hombre llamado Heydar Aliyev, al que muchos aclaman como libertador y fundador de la República de Azerbaiyán, antes soviética y ahora próspera nación petrolera; aunque para otros se trate de un tiranuelo peliculesco devenido en versión caucásica del sultán de Brunei, ese al que sus súbditos le regalan cada uno su peso en oro y piedras preciosas.
Por Ricardo Rocha




