Cuando los amantes despiertan llenos de sabores que se mezclan con frutas soñadas, descubren que el apetito y el deseo no saben distinguir sus labores.
Por Alberto Ruy-Sánchez.
Cuando los amantes despiertan llenos de sabores que se mezclan con frutas soñadas, descubren que el apetito y el deseo no saben distinguir sus labores.
Por Alberto Ruy-Sánchez.