Ernesto Hernández Norzagaray

1, 720 muertos

"Ahí están las cifras positivas de Harfuch … pero insuficientes por el balance de mil 720 homicidios dolosos, mil 701 levantones, seis mil 015 vehículos robados, 17 mil 300 empleos perdidos, mil 200 negocios cerrados y, algo cada vez más visible, ese miedo que manifiesta en el 90 por ciento de los culiacanenses y el 75.5 por ciento de los mazatlecos (INEGI, dixit)."

Ernesto Hernández Norzagaray

26/07/2025 - 12:01 am

Bloqueos con automóviles incendiados, luego de los enfrentamientos que se dieron entre integrantes del Cártel de Sinaloa y la Fuerzas Armadas en agosto de 2024 tras la captura de "El Mayo". Foto: Jose Betanzos, Cuartoscuro.

Ayer, sí, el 25 de julio, seguramente será inolvidable para la mayoría de los sinaloenses porque se cumple un año del secuestro de Ismael "El Mayo" Zambada y el asesinato de Héctor Melesio Cuén Ojeda, Diputado federal y dirigente del Partido Sinaloense; por todo lo vivido y perdido en esos 365 días. 

Recordemos, luego de los yerros de la fiscalía local, la federal, atrajo el caso y ésta, sigue tener una versión definitiva de lo sucedido en el coto Huertos del Pedregal como lo exhibe la explicación de Gertz Manero de hace unos meses cuando señaló que la culpa la tenía un Juez federal de Culiacán porque no consideraba suficientes las pruebas aportadas. 

El argumento da mala espina, sea por la FGR o por el Poder Judicial, cuando el tema ha sido mediático por la guerra que sostienen las principales facciones del Cártel de Sinaloa y donde la metralla no parece tener fecha de término, con los daños humanos y económicos con cada día que pasa.

Desde entonces han sido 365 días infernales que vinieron a trastocar completamente la vida social y pública del estado de Sinaloa y, con especial énfasis, del municipio de Culiacán, que hasta el día de hoy sigue siendo escenario de batallas cotidianas. 

Están al día los homicidios, levantones, feminicidios, infanticidios, robos, decomisos, confiscaciones y una huida a cuentagotas de quienes pueden salir de esa atmósfera tóxica para ir a vivir a regiones más seguras.

En este contexto de crisis Omar García Harfuch juzgó oportuno regresar a Culiacán para informar sobre el logro con el ir y venir de las tropas federales. Llegó el pasado 20 de julio con el objetivo de ofrecer los saldos de lo alcanzado con su estrategia de seguridad donde, por cierto, llamó la atención que no estuviera acompañado por el Gobernador Rubén Rocha Moya, lo que reeditó rumores de un distanciamiento entre la Federación y el Gobierno estatal o, quizá, en las altas esferas de seguridad federal consideraron que su presencia restaba credibilidad al informe y antes que ayudar con su presencia, perjudicaba la percepción sobre las tareas de contención y pacificación.

García Harfuch, les dijo a los sinaloenses, que, con la acción de las fuerzas federales se ha logrado la detención de mil 487 personas en el estado; también, que fueron decomisadas tres mil 003 armas de fuego, que representan el 20 por ciento de las aseguradas a nivel nacional; que se desmantelaron 91 laboratorios destinados a la producción de metanfetaminas; y 51 toneladas de droga aseguradas, incluyendo una correspondiente a un millón de pastillas de fentanilo que ha tenido un efecto directo en las finanzas de las facciones del Cártel sinaloense.

Pero, hay cosas que no dijo, y que subyace a este informe, el cambio de 180 grados de la “estrategia” de seguridad de “abrazos y no balazos” por otra proactiva contra los grupos criminales. Y también la toma de distancia de las mentiras que esgrimió impunemente el expresidente López Obrador sobre la producción y tráfico de fentanilo y que están cada día más exhibidas lo que justifica paradójicamente la nueva estrategia de seguridad de “golpe a golpe” emparentada operativamente con la practicada durante el Gobierno de Felipe Calderón, incluso, al menos en Tabasco, ya está documentado el primer Garcia Luna del Gobierno de la 4T. 

Uno de los pilares de la narrativa del líder moral de Morena para alcanzar y refrendar la Presidencia de la República. 

Y cómo no va a ser así la narrativa, si las instituciones y los actores del sistema de seguridad, son los mismos, y la única diferencia con la llamada “guerra contra el narco”, es el factor estadounidense que presiona constantemente para lograr más en materia de migración, comercio y combate a la producción y tráfico de fentanilo. 

Esa factor no estaba en el esquema sucesorio programático AMLO-Sheinbaum y llevó a la creencia equivocada de que la relación con Trump II sería con pequeñas diferencias la que AMLO sostuvo Trump I, quién, recordemos como mero apunte, que después de la estrategia de “tercer país” en materia de migración AMLO fue recibido por Trump en la Casa Blanca el 8 de julio de 2020 con una expresión de gozo: “es tremendo placer, dijo Trump, darle la bienvenida a la Casa Blanca a mi amigo Andrés Manuel López Obrador”. ¿Cómo no?, México había resuelto un problema al vecino y el país lo asumía como propio congestionando las ciudades fronterizas de caribeños, centro y sudamericanos.

Y esto ha continuado con Sheinbaum, sin embargo, hasta el día de hoy Claudia Sheinbaum no ha recibido la cortesía de una entrevista cara a cara con el Presidente Trump como ya sucedió con el Primer Ministro de Canadá y, en el mejor de los casos, los intercambios verbales entre ambos ejecutivos han sido telefónicos, todos ellos calificados por nuestra Presidenta como “muy buenos” en un “marco de respeto a la soberanía”. 

Estos desplantes retóricos indican que para la Administración Trump las formas son diseñadas y operadas cuidadosamente para obtener más beneficios en materia de migración y seguridad, cuando no es de abierta presión a través de la puesta en operación de la estrategia de los aranceles que los veremos con toda contundencia a partir del 1 de agosto, si no sucede una reversa táctica.

En definitiva, mientras las conversaciones telefónicas entre ambos mandatarios son “muy buenas”, y lo mismo cuando llegan y se van de Palacio Nacional mensajeros de la Casa Blanca, la situación en Sinaloa empeora, como en muchas otros estados del país. Ahí están las cifras positivas de Harfuch … pero, insuficientes, por el balance de mil 720 homicidios dolosos, mil 701 levantones, seis mil 015 vehículos robados, 17 mil 300 empleos perdidos, mil 200 negocios cerrados y, algo cada vez visible, ese miedo que manifiesta en el 90 por ciento de los culiacanenses y el 75.5 por ciento de los mazatlecos (INEGI, dixit).  

Este balance trágico me recuerda la lectura de la novela histórica 35 muertos del colombiano Sergio Álvarez, quien, en esa obra testimonial da cuenta de un recorrido de tres años por la Colombia profunda y de los actores que la volvieron un infierno. 

Y es que cada vez nos parecemos más o superamos a la tierra que vio nacer a García Márquez mientras nuestra historia está esperando un escritor comprometido. 

Y termino preguntándome este 25 de julio ¿sobre qué historias escriben los escritores sinaloenses?

Ernesto Hernández Norzagaray

Ernesto Hernández Norzagaray

Doctor en Ciencia Política y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid. Profesor-Investigador de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel I. Expresidente del Consejo Directivo de la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales A. C., exmiembro del Consejo Directivo de la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política. Colaborador de Latinoamérica 21, Más Poder Local, 15Diario de Monterrey, además, de otros medios impresos y digitales. Ha recibido premios de periodismo, y autor de múltiples artículos y varios libros sobre temas político-electorales, históricos y culturales. Su último libro: Narcoterrorismo, populismo y democracia (Eliva).

Lo dice el reportero