Ciudad de México, 28 de mayo (SinEmbargo).- “Estamos gratamente sorprendidos, aspirábamos apenas a dos o tres escaños y resulta que hemos ganado cinco”. La frase no es de ningún político que se complace con los resultados electorales en Europa. Ni de un dirigente.
Pertenecen al cantautor español Nacho Vegas, quien en entrevista exclusiva con SinEmbargo, a un día de las elecciones europeas, mostró su beneplácito por el avance del partido independiente Podemos, que se ha convertido en una fuerza política transformadora en el Viejo Continente, haciendo tambalear además al bipartidismo español.
Tanto así que ha sido la poderosa Izquierda Unida (IU), la que ha invitado a la organización dirigida por el joven Pablo Iglesias a formar una fuerza de oposición con un sentido social y que termine con la hegemonía del Partido Socialista Español y el gobernante Partido Popular.
Vegas, que nació en Asturias hace 43 años, no habla por hablar del tema. Se trata de un músico muy importante en su país de origen y que el año pasado se incorporó como miembro activo a la Fundación Robo, una idea del también músico Roberto Herreros que consiste en trabajar colectivamente alrededor de la canción popular, tomando como referencia la estremecedora y transformadora experiencia del 15 M.
Para Fundación Robo, Vegas compuso “Runrun”, una de las canciones más bellas de su reciente disco Resituación, un trabajo que ha sorprendido incluso a la crítica más leal al artista, encasillado sin quererlo en una obra solitaria, introspectiva, sin duda muy poco montada en los asuntos sociales que son la sustancia de su nuevo álbum.
En “Runrun”, Vegas canta y toca el ukelele. La letra es preciosa e inicia con un verso memorable: “Eres un gato observando el horror, / hay quien te mira y se frota las manos”.
La canción evoca una redada racista llevada a cabo por la policía madrileña, por medio de la cual un chico africano fue abordado por los agentes en la calle del Pez, a la altura del Patio Maravillas.
“Dos muchachas de las que salieron a preocuparse por la identificación (Esther y Lucía) acabaron detenidas, acusadas de atentado contra la autoridad, resistencia y desobediencia. Aquellos días yo estaba en Xixón y seguí el caso con indignación a través de las redes. Había empezado a escribir esta canción y de pronto me topé en uno de los comunicados del Patio Maravillas con esa frase: “En soledad nos quieren, en común nos tendrán”. Acabó incorporada a la canción como verso central”, cuenta Nacho.
“No es solo un precioso lema patiero, es una de esas cosas que conviene repetirnos de cuando en cuando, como un mantra poético que nos recuerda que el miedo está cambiando de bando”, afirma el cantautor.
La entrevista con el músico conocido por sus discos anteriores En la sed mortal y En el jardín de la duermevela y por el que hizo con Enrique Bunbury, El tiempo de las cerezas, se llevó a cabo para anunciar su regreso a México con un magno concierto en el Teatro Metropolitan, el 6 de junio. Una cita con la mejor canción de España y con uno de sus artistas más hondos y comprometidos.
– ¿Cómo te sientes con la salida de Resituación?
– La verdad es que bastante bien y muy ilusionado. Ahora que empezamos a tocar por España, las cosas están yendo bastante bien y ahora la visita a México, que ya teníamos ganas…
– Cierta crítica que antes te era fiel se ha apresurado tal vez a juzgar el nuevo trabajo…¿cómo ves ese tema?
– Bueno, no sé. A la crítica hay que relativizarla un poco, creo. Con el tiempo los discos se aprecian un poco mejor. Sí que es verdad que hubo alguna reseña que me sorprendió un poco. En Resituación hay temas espinosos que depende como los trates a cierta parte de la crítica le gusta menos. Al final, yo estoy bastante convencido, aun cuando se aprende bastante de la crítica y sea bueno cuestionar el trabajo de uno en forma constante.
– También es cierto que en este disco abandonas un poco la veta autobiográfica y descarnada que caracterizaron trabajos anteriores tuyos. Ahora te conviertes en una especie de periodista que analiza y cuenta la realidad.
– Sí, puede ser. En el disco anterior, La zona sucia, predominaba mucho la primera persona y tenía tal vez un tono más confesional, pero siempre me gustó que en mi obra estuviera muy presente la realidad. En Resituación quise hacer un disco más de personajes y en el que yo observara un poco lo que pasa a mi alrededor. Al final, la vida de uno no es solamente lo que le pasa a uno, sino también lo que sucede en el mundo en el que uno vive. El mundo ha cambiado para mí, así que es normal que eso se traslade a las canciones.
– Este concepto de “resituación” nos hermana. Aquí en México también estamos viendo como resituarnos frente al regreso del PRI y sus formas de gobierno que ya creíamos parte del pasado
– La música popular tiene siempre una dimensión social y habla de la gente de abajo. La situación en España, como la de México, aunque tengan grandes matices diferenciadores, al final resulta agresivo y bastante hostil en los dos países y en todo el mundo. La violencia y las desigualdades nos afectan de un modo integral, no sólo en el aspecto social o económico, sino también en nuestras relaciones más íntimas. De eso habla la música, de eso hablan mis canciones. Y aunque mis temas hayan sido inspirados aquí, es comprensible que sean también apreciados en México. Cuando viajamos para allá claro que noto que hay algo que nos une y que la gente tiene enemigos poderosos que son muy concretos y comunes a todos.
– “Eres un gato observando el horror, / hay quien te mira y se frota las manos” es un verso memorable de una de las mejores canciones del disco…
– Bueno, de hecho es una canción importante en el disco y por eso está en el centro, articulando un poco las dos mitades. La canción busca enfrentarnos un poco de forma colectiva a las injusticias, a esa gente que se frota las manos y a la que le interesa que estés desmovilizado.
– Ese sentimiento colectivo no se ha quedado sólo en una canción, tú eres también un militante
– Lo que pasa es que cuando estás cantando a cosas muy íntimas también lo estás haciendo a situaciones que nos pueden pasar a todos. La música por sí misma crea una sensación de comunidad. En el pop y en el rock hay un individualismo excesivo, un culto a la personalidad que hace pensar que todo tiene que ver con los autores, pero no hay que dejarnos llevar por esa mitomanía. Las canciones están hechas para hacer coros, para cantarlas entre todos.
– Además, en la realidad hay cosas para el optimismo, como los cinco escaños que obtuvo Podemos en las elecciones europeas
– Para mucha gente, en concreto yo también, que apoyo y voto a Podemos, la verdad es que nos hizo bastante ilusión que una plataforma electoral que está formada por gente joven, por gente de la calle, muy activa en los movimientos sociales, enfrente a los políticos profesionales que trabajan al servicio del poder financiero. Ahora mismo estamos viviendo un momento de mucha ilusión. Parece que el bipartidismo se ha herido de gravedad y que iniciativas como Podemos, nacidas de la movilización ciudadana, ganen cinco escaños cuando esperábamos dos, nos produce mucha alegría. Es un pequeño cambio que ojalá dé lugar a muchos más.
– También un viejo conocido tuyo, Enrique Bunbury, expresa su preocupación por lo social y lo político en su reciente disco, Palosanto…
– Sí y muchos más compañeros en realidad. Es algo que está presente en la música española desde hace unos tres años, desde que empezaron a hacerse las movilizaciones del 15 M y comenzó a gestarse una toma de conciencia social por parte de la gente que ha comenzado a organizarse en bares, colegios, centros barriales. Eso tenía que afectar a fuerza al mundo de la cultura y de la música. Venimos de una generación que en años anteriores ha preferido mirar a otro lado y dejar de lado en las canciones los temas sociales y políticos que tanta desazón nos causaban. Ahora hay una pequeña ilusión por transformar las cosas y eso se nota en las canciones de Enrique (Bunbury), de Vetusta Morla, de Habitación Roja y tantos otros.
– Decía Martirio la semana pasada en México que se ha vuelto a revalorizar en España las canciones, que ya pasó un poco la primavera del pop banal
– Hubo un tiempo en que la figura del cantautor en España estaba un poco denostada y últimamente eso ha ido cambiando. Se está reivindicando a varias figuras de la canción de autor, aunque mi opinión es que la música popular no es sólo el mensaje. También es importante ver cómo trabajas y adonde diriges tu música. Me estoy yendo por ejemplo a Barcelona a dar un concierto, pero un día antes participaré de una fiesta organizada por un colectivo llamado “Ecos del Ghetto”, donde se pinchará música electrónica tanto latina como sajona, destacando además la que se hace en las calles, que no tiene nada que ver con lo autoral, sino con un sonido que apela a la comunidad.
– La música callejera atraviesa de todos modos un momento difícil en España, sobre todo en Madrid, donde el Ayuntamiento pretende regularla
– Sí, en Madrid y en todo el Estado español nos lo ponen cada día más difícil, en muchos sentidos. Acabo de dar varios conciertos en Madrid y es un poco penoso comprobar que a mis conciertos no pueden entrar menores de 18 años. Pueden ir a una corrida de toros o a un estadio de fútbol con toda la violencia que hay ahí, pero no pueden ir a escuchar canciones. Es una forma de regular la cultura y al mismo tiempo frenarla, porque lo que le interesa al poder es desmovilizar y aislar a las personas.
– ¿Cuáles son tus poetas de cabecera?
– Uy, muchos. Ahora que me mencionaste el primer verso de “Runrun”, en esa canción hay alguno que otro inspirado en Gloria Fuertes (1917-1998), una poeta de aquí que admiro mucho y que decía eso de no tanto cantar en lo íntimo, sino cantar en coro. La leía mientras hacía el nuevo disco así que su huella anda por ahí.
– Pensé también que te inspiraba Leopoldo María Panero, quien acaba de morir dejándonos desolados…
– Sí, claro. En mi opinión era un poeta muy vitalista, a pesar de que hablara tanto de la muerte y de la imposibilidad de tener una vida plena más allá de la infancia. Él decía que solamente se vive cuando se es niño y que después se sobrevive, pese a lo cual creo que su poesía era un canto a la vida. Y sí, la verdad es que es alguien que ha influido en muchas personas a la hora de escribir y de decir. Su fallecimiento lo sentimos mucho, aunque también creció esa paradoja de sentir que se tiene que morir alguien para que se lo valore en su justa medida.
