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Arnoldo Cuellar

01/05/2020 - 12:05 am

Rescate económico y eficacia de gobierno

El reto en las próximas semanas es que los procedimientos se agilicen, que el estado muestre flexibilidad, que evite una excesiva exigencia de garantías que atore la liquidez de la ayuda.

El Gobernador de Guanajuato, Diego Sinhue Rodríguez, en conferencia virtual. Foto: Facebook, Diego Sinhue.

Muy influido por el sector privado de la entidad, al que ya le había concedido participación en decisiones de inversión pública como parte de la negociación del último incremento en impuestos de nómina y celulares, el gobernador panista de Guanajuato ha instrumentado un plan de rescate de empleos y negocios con una bolsa global que alcanza de momento 4 mil 400 millones de pesos.

No es poca cosa, aunque también puede ser insuficiente para mantener negocios y nóminas en marcha si la contingencia se extiende uno o dos meses más, después de mayo.

En realidad, de momento el reto es otro: cómo hacer para que ese dinero del que ya se dispone se traslade con la velocidad requerida a las cuentas de empresas, emprendedores y, finalmente, a los bolsillos de los trabajadores.

Da cuenta de ello el doloroso reconocimiento que realizaron dos de los responsables de ese proceso en el gobierno durante una reciente conferencia de prensa “a distancia”. Carlos Martínez Bravo, bateador emergente en Fondos Guanajuato como “coordinador”, y Mauricio Usabiaga, el secretario de Desarrollo Económico, expusieron que en las primeras tres semanas solo se han logrado colocar “234 apoyos de 40 mil solicitudes recibidas”.

La situación es perfectamente entendible, puesto que Fondos Guanajuato es una financiera estatal con un programa muy acotado y con una estructura pequeña de personal, con un presupuesto anual de operación que no rebasa los 30 millones de pesos y que colocaba créditos por 100 o 120 millones de pesos al año.

Cuando le asignaron la tarea de colocar los primeros 800 millones de pesos en créditos de apoyo, que además requerían un papeleo mínimo, todas las estructuras crujieron y el programa se empantanó.

Carlos Ramón Romo Ramsden, el funcionario a cargo de Fondos Guanajuato, un político con trayectoria empresarial previa, que ejerce el cargo desde la administración de Miguel Márquez (algo perfectamente normal en el gobierno de Sinhue Rodríguez), había padecido problemas de salud en el pasado, por lo que se decidió reforzarlo en medio de la pandemia y sus urgencias.

Héctor Salgado Banda, el London Boy del equipo de Diego Sinhue, suele ver por encima del hombro a los tradicionales cuadros administrativos del PAN. Aunque su llegada a la función pública de Guanajuato ocurrió de la mano del hoy apestado Rafael Barba Vargas, el irapuatense formado en el Tec de Monterrey y la Universidad de Londres y fogueado en la élite de analistas del Banco de México, trata a cómo de lugar de hacer olvidar ese episodio de su pasado.

Por eso extraña que el designado para fortalecer a Fondos Guanajuato y tratar de bajar los recursos que necesitan con urgencia las empresas y los pequeños negocios de Guanajuato, sea el manoseado Carlos Martínez Bravo, un contador surgido de la mano de Gilberto Enríquez y protegido después por Juan Ignacio Padilla Martín de quien Salgado banda no tiene los mejores recuerdos como ex director del ISSEG, donde lo padeció como presidente de su consejo de administración.

El tema es que ante la urgencia, Diego Sinhue y su equipo cero comenzarán a conocer todas las deficiencias del aparato de gobierno que heredaron y que decidieron no reformar. Lo harán cuando más necesiten agilizar procesos y dar resultados rápido.

Por si algo faltara, a los 800 millones iniciales se han sumado ya 600 millones más producto de economías en el gasto público y otros 3 mil millones provenientes de los impuestos de nómina y celulares, bajo un convenio con las asociaciones empresariales de la entidad que autorizan su uso como un préstamo que debe ser recuperado para regresar a su fin original: obras de infraestructura.

El reto en las próximas semanas es que los procedimientos se agilicen, que el estado muestre flexibilidad, que evite una excesiva exigencia de garantías que atore la liquidez de la ayuda. Por otra parte, al tratarse de préstamos, debe haber posibilidad de recuperación. El dilema es profundo y de su resolución dependerá en buena medida el éxito del programa que hoy solo es un enunciado propagandístico.

Otra complicación surgirá de las demasiadas manos que intervienen en la estrategia: las del gobierno, con diferentes equipos formulando, y las de los líderes empresariales que en buena medida son juez y parte. Por ello es absolutamente indispensable que el programa de rescate se realice con la más amplia transparencia posible

Si en tiempos normales, obras son amores y no buenas razones, más en tiempos de urgencia, donde literalmente nos va la vida, la de los individuos y la de las empresas.

Arnoldo Cuellar
Periodista, analista político. Reportero y columnista en medios escritos y electrónicos en Guanajuato y León desde 1981. Autor del blog Guanajuato Escenarios Políticos (arnoldocuellar.com).

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