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Germán Petersen Cortés

04/08/2015 - 12:04 am

Las coaliciones que urgen (y despedida)

El país no logra superar diversas situaciones que son problemáticas para la mayoría de los mexicanos porque, sencillamente, no son problemáticas para coaliciones poderosas interesadas en mantener las cosas como están, sino que, por el contrario, son fuente de beneficios para estas. Cuestiones como corrupción, impunidad, deficiencias en transparencia y rendición de cuentas, monopolios y […]

El país no logra superar diversas situaciones que son problemáticas para la mayoría de los mexicanos porque, sencillamente, no son problemáticas para coaliciones poderosas interesadas en mantener las cosas como están, sino que, por el contrario, son fuente de beneficios para estas.

Cuestiones como corrupción, impunidad, deficiencias en transparencia y rendición de cuentas, monopolios y desigualdad no se sostienen por sí mismas, sino que las apuntalan coaliciones que sacan provecho de ellas. Se trata, claramente, de “males” para la mayoría que son “bienes” para minorías empoderadas.

El camino para superar estos problemas es articular y fortalecer coaliciones abocadas a desplazar a las coaliciones que hoy se benefician de arreglos ineficientes, ineficaces e injustos, o bien que induzcan a las coaliciones extractivas a reformar.

Las coaliciones transformadoras que, a mi juicio, más urge impulsar tienen que abocarse a la reconstrucción del Estado, el combate a la impunidad, la consolidación de la democracia, el crecimiento económico y la desigualdad. Me baso para esta división analítica en el planteamiento de Francis Fukuyama en su más reciente libro –realmente espléndido–, Political Order and Political Decay.

Se requiere, de entrada, una coalición orientada a reconstruir las capacidades del Estado mexicano. Frecuentemente el problema de fondo no es que el Estado no se decida a hacer algo, sino que literalmente no tiene la capacidad de hacerlo. Esta reconstrucción transita, de entrada, por un combate frontal a la corrupción y una reorganización de las atribuciones y facultades del federalismo mexicano.

Además se requiere aplicación de la ley, tanto al Estado como al mercado y la sociedad. El reto general es, desde luego, combatir la impunidad, pero dentro de ese  reto hay uno especialmente importante: colocar en el centro la vigencia de los derechos humanos. Hay poderosos beneficiarios de que hoy la ley se aplique mal en México; de ahí que la coalición que busque cambiar este status quo tiene que ser muy poderosa para tener éxito.

Otro reto es consolidar la democracia, desde el ámbito electoral –donde aún hay problemas graves, sobre todo en materia de corrupción y clientelismo– hasta la relación de los gobiernos con los ciudadanos. Hay una importante coalición interesada en transparencia, fiscalización y rendición de cuentas, conformada por académicos, organizaciones de la sociedad civil y políticos, con logros significativos, como el Sistema Nacional Anticorrupción. Lo que sigue es que logre implementar en la realidad lo avanzado en el plano jurídico, y establezca alianzas locales para impulsar estas agendas en lo subnacional.

El ámbito económico es quizá donde es más evidente que hay una coalición que se beneficia en detrimento de la mayoría. Los monopolios, los oligopolios, la informalidad, la poca disponibilidad de créditos competitivos, la debilidad fiscal del Estado y su ineficiencia, por mencionar solo algunos problemas benefician a minorías poderosas y afectan a los demás.

Por último está la urgencia de una coalición redistributiva, que se conecta con el reto de reconstruir el Estado. Se requieren cambios en la estructura socioeconómica, lo que necesariamente cambiará la distribución actual de ganadores y perdedores. La agenda no puede ser otra sino un sistema fiscal progresivo, que permita ampliar el gasto en políticas públicas –infraestructura, crédito, educación– que dinamicen económicamente a los estratos más depauperados de la pirámide social.

Insisto: la posibilidad de estos cambios pasa por desplazar o inducir al cambio a las coaliciones beneficiarias del arreglo actual. Se requiere por supuesto de ideas, pero sobre de política, mucha política. Existen tensiones entre objetivos y, por ende, entre coaliciones, pero de estas tensiones creo que resultaría un México mucho mejor que el que tenemos.

El tiempo corre.

Despedida

 

Después de 15 meses de escribir semanalmente en SinEmbargo he decidido dejar el espacio para comenzar nuevos proyectos. Quiero agradecer a Jorge Zepeda Patterson, Alejandro Páez Varela y Carlos Álvarez Acevedo la oportunidad de colaborar. Destaco en particular la plena libertad de expresión que hay en el portal, un bien cada vez más escaso en México. Más aún quiero agradecer a los lectores su generosa atención a estas columnas. Seguimos…

Hasta pronto.

@GermanPetersenC 

Germán Petersen Cortés
Licenciado en Ciencias Políticas y Gestión Pública por el ITESO y Maestro en Ciencia Política por El Colegio de México. En 2007 ganó el Certamen nacional juvenil de ensayo político, convocado por el Senado. Ha participado en proyectos de investigación en ITESO, CIESAS, El Colegio de Jalisco y El Colegio de México. Ha impartido conferencias en México, Colombia y Estados Unidos. Ensayos de su autoría han aparecido en Nexos, Replicante y Este País. Ha publicado artículos académicos en revistas de México, Argentina y España, además de haber escrito, solo o en coautoría, seis capítulos de libros y haber sido editor o coeditor de tres libros sobre calidad de vida.

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