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Germán Petersen Cortés

28/07/2015 - 12:02 am

El liberalismo que hace falta

Más allá de mis divergencias y convergencias personales con el liberalismo soy de quienes creen que es esencial en las sociedades contemporáneas. Sin embargo, también pienso que por realismo y conciencia social los liberales tendrían que considerar el contexto en el que viven al asumir determinadas posturas. A lo largo de los últimos días han […]

Más allá de mis divergencias y convergencias personales con el liberalismo soy de quienes creen que es esencial en las sociedades contemporáneas. Sin embargo, también pienso que por realismo y conciencia social los liberales tendrían que considerar el contexto en el que viven al asumir determinadas posturas.

A lo largo de los últimos días han emergido dos asuntos en la discusión pública que deberían plantear serios dilemas a los liberales mexicanos: los derechos civiles de las parejas del mismos sexo y la extrema desigualdad económica en el país.

Si bien es cierto que se trata de discusiones diferentes, la primera más de corte jurídico y la segunda más de índole económica, ambas están conectadas con las libertades, con los alcances y límites de estas, y con sus orígenes y consecuencias. En consecuencia, deberían ser, hasta por definición, trascendentes para un liberal.

El sábado pasado se llevó a cabo en Guadalajara una multitudinaria marcha a favor de la “familia” –según lo dicho por los organizadores–, aunque el propósito real era generar presión para echar por tierra, cuando menos en Jalisco, la decisión de la Suprema Corte a favor de que se legisle el matrimonio igualitario en todo el país.

Soy de quienes piensan que estas manifestaciones son legítimas en democracia, salvo que incumplan con el supuesto de no discriminación, lo cual no me queda claro en este caso.

Lo que me parece sumamente cuestionable es que haya autodenominados liberales que no dicen nada ante semejante desplante conservador y, más cuestionable aún, que compartan sin empacho organizaciones e idearios con quienes piensan como los movilizados o incluso son parte de ellos.

Me explico. Hay segmentos del liberalismo mexicano que han crecido políticamente junto a los conservadores, sobre todo en el PAN y MORENA, y en menor medida en el PRI y el resto de la izquierda. Quizá esto tuvo algún sentido cuando las agendas morales de liberales moderados y conservadores moderados no divergían tanto, pero es una contradicción en sus propios términos en la actualidad. En efecto, partiendo de que al liberalismo corresponde por definición la ampliación de las libertades y al conservadurismo el mantenimiento del status quo, sus posturas son irreconciliables en el punto actual de las discusiones sobre derecho y moral.

Algunas preguntas: ¿es posible justificar que en pleno siglo XXI supuestos liberales no establezcan claramente su postura en torno al matrimonio igualitario?, ¿desde qué mirador autodenominados liberales que comparten instituciones e idearios con conservadores pueden argumentar a favor de esto? Entiendo que en política frecuentemente hay que establecer alianzas con quien piensa diferente diferente, ¿pero no es muy distinta esta alianza coyuntural a actuar siempre codo a codo con quien piensa radicalmente diferente sobre algo tan decisivo como la libertad?

Otro silencio reciente de los liberales mexicanos sobrevino tras el ascenso en la discusión pública de la desigualdad y la pobreza, asuntos especialmente discutidos tras el reporte de Oxfam sobre desigualdad en México y el más reciente reporte de Coneval.

De entrada, pareciera que aquellos liberales mexicanos autoidentificados como no neoliberales no han establecido una propuesta de modelo de desarrollo alternativo al neoliberal, sino que han asumido este casi sin crítica.

Ahora bien, hay también liberales que asumen posturas económicas sin tomar en consideración las tremendas desigualdades que hay en México. Dicho en breve, retoman el ideario general del liberalismo, sin reparar en que el contexto mexicano obliga a confiar menos en el mercado y más en el Estado y la sociedad. Tratan de ser liberales a la manera neozelandesa o británica, cuando las circunstancias que los rodean son muy distintas a las de aquellos países.

La defensa a ultranza de las libertades económicas y del Estado mínimo cuando menos contribuye a la perpetuación de las desigualdades, cuando no a su incremento. Un liberal realista y con compromiso social tendría que siquiera considerar la posibilidad de reducir libertades económicas e incrementar el papel del Estado, con objeto de crear mejores oportunidades para los más desaventajados.

El liberalismo mexicano está hoy llamado a pensar mejor su relación con la igualdad civil y la desigualdad económica. Hasta ahora sus ambivalencias al respecto cuestionan que sea auténticamente liberal y que esté genuinamente imbuido del contexto mexicano.

@GermanPetersenC

Germán Petersen Cortés
Licenciado en Ciencias Políticas y Gestión Pública por el ITESO y Maestro en Ciencia Política por El Colegio de México. En 2007 ganó el Certamen nacional juvenil de ensayo político, convocado por el Senado. Ha participado en proyectos de investigación en ITESO, CIESAS, El Colegio de Jalisco y El Colegio de México. Ha impartido conferencias en México, Colombia y Estados Unidos. Ensayos de su autoría han aparecido en Nexos, Replicante y Este País. Ha publicado artículos académicos en revistas de México, Argentina y España, además de haber escrito, solo o en coautoría, seis capítulos de libros y haber sido editor o coeditor de tres libros sobre calidad de vida.

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