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Jaime García Chávez

11/09/2023 - 12:01 am

Marcelazo habemus

Lo que se pudo ver fue un destape, de otra forma, pero destape al fin. Quién puede ignorar que hace dos años, en septiembre de 2021, López Obrador corporalmente la señaló con el índice y hasta dijo “es ella”.

Marcelo Ebrard y Martha Delgado en conferencia de prensa.
“Ella no tiene su origen en el PRI, como sí lo tuvieron el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador“. Foto: Cuartoscuro

Conforme a todos los pronósticos, Claudia Sheinbaum Pardo se ha quedado con la investidura para abanderar a Morena en la próxima contienda electoral por la Presidencia de la República. No salió como una inmaculada concepción porque al final Marcelo Ebrard se quedó con dos características que lo distinguen en esta coyuntura: segundo lugar en las preferencias del oficialismo, y disidente de los resultados por los que calificó de “incidencias” que lo afectaron. Hubo quienes hubieran ambicionado verlo en una tercera o cuarta posición.

Fue entonces el gran ausente de la fiesta consagratoria de la virtual candidata, y de alguna manera el que determinó todos los discursos y contenidos del evento informativo en el que se dieron a conocer los resultados de las diversas encuestas.

Una particularidad se advirtió ya en el discurso de Sheinbaum: el carácter de innombrable que le dio a Marcelo Ebrard, porque en sentido contrario a lo que hicieron otros aspirantes que lo mencionaron por su nombre, para denostarlo o para expresarle su reconocimiento, para Sheinbaum simplemente fue el otro.

 No se cumplió el pronóstico de López Obrador de llegar al clímax de la fiesta morenista en el que todos, como una hermandad, asumieran las reglas y el compromiso. En otras palabras, el proceso salió manchado, lo que a mi juicio es un elemento, de los muchos que hay, de que la izquierda no sabe hacer elecciones que concluyan de manera armoniosa, aunque el dolor de la derrota siempre esté presente.

Queda una incógnita que se resume en la pregunta de qué hará Marcelo Ebrard ante esos resultados, que se presentaron con carácter de imbatibles. Hay incertidumbre de hasta dónde el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación dé entrada a un litigio y a una eventual resolución concluyente.

No creo que pase esto porque se fueron quemando diversas etapas en el procedimiento en el que al estampar las firmas en los convenios, prácticamente se estaban tomando decisiones restrictivas para el ejercicio posterior de derechos. Pero habrá que esperar. Es el tema tan propalado de que el excanciller pactó las reglas con las que compitió, y los resultados simplemente le fueron contrarios a sus pretensiones.

Por otra parte, el litigio lo estancaría gravemente para la dinámica tan veloz que tiene el proceso electoral que inició, precisamente, el jueves pasado.

En el plano de la especulación, se comenta la posibilidad de que sea candidato por otra formación partidaria. En esencia ya nada más quedaba la adopción de su candidatura por Movimiento Ciudadano, pero navegaría a lo largo de su campaña con los ropajes de esquirol que no se harían esperar. Más legítima habría sido la vía de una candidatura independiente, pero si observamos la ley y las magras experiencias que hay al respecto en el país, se antoja una tarea titánica que tampoco emprenderá. Pero además ya la descartó.

En su libro El camino de México, él lo dice claramente: su pericia está en hacer política desde adentro de los aparatos del estado. En todo caso, lo más conveniente es esperar a que tome sus decisiones para opinar sobre hechos concretos.  

Pero quizás lo que es más importante de todo es que estamos en presencia de un fenómeno recurrente en la vida política del país, y se trata de que existe un partido imbricado con el poder político establecido, que es su brazo operativo electoral hegemónico que genera una desigualdad a la hora de la competencia real. Es un fenómeno como el del PRI, que duró en el poder mucho más de medio siglo, precisamente por esa ventaja que hoy es similar a la que tiene Morena.

Lo que se pudo ver fue un destape, de otra forma, pero destape al fin. Quién puede ignorar que hace dos años, en septiembre de 2021, López Obrador corporalmente la señaló con el índice y hasta dijo “es ella”. Incluso la propaganda de Sheinbaum se inspiró en la frase del presidente y vimos espectaculares y bardas con la expresión “Es Claudia”. Y en las postrimerías de la contienda avanzaron y dijeron, “Ya Es Claudia”. 

Debemos observar estos fenómenos, más que la hojarasca que se arroja ya, dicho sea de paso, con la cargada que se tiene en presencia, como la de los gobernadores morenistas que actuaron al más puro estilo del viejo PRI. 

Se adosa esta consideración, lo que tiene un valor especial. Claudia Sheinbaum es la primera mujer aspirante a la Presidencia que se coloca en la cercanía de serlo realmente. Además, al provenir de eso que se llama “izquierda” y que permanece sin definición, ella no tiene su origen en el PRI, como sí lo tuvieron el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador. Desde este ángulo, Sheinbaum derrotó a un expriista, y no cualquiera, sino de uno que se fogueó en el salinismo y con el arropamiento de Manuel Camacho Solís, también un aspirante fracasado.

Como el Presidente de la República ajustó todos los tiempos a su conveniencia, viajes internacionales incluidos, en medio de una crisis interna de su partido, hoy se asume en la práctica como el líder partidario de su propia transición gubernamental, tarea que en una democracia le correspondería exclusivamente al partido; y empleando los símbolos que tanto le gustan, a estas alturas ya debió haberlo entregado el “bastón de mando”, que significa que su persona y liderazgo continuarán. Algo así como la transubstanciación que se supone ocurre con la eucaristía. No olvidemos que el presidente tiene marcas religiosas para cualquier ocasión, y están en el mundo de sus convicciones.

No será un maximato al estilo de Plutarco Elías Calles, como no lo fue el dedazo tradicional en favor de Sheinbaum, pero en el fondo, en lo que es la esencia del fenómeno, continuamos en un país en el que el oficialismo cuenta con su propio partido, y eso significa que no hemos avanzando hacia la consolidación de la democracia.

07 septiembre 2023

Jaime García Chávez
Político y abogado chihuahuense. Por más de cuarenta años ha dirigido un despacho de abogados que defiende los derechos humanos y laborales. Impulsor del combate a la corrupción política. Fundador y actual presidente de Unión Ciudadana, A.C.

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