Importan más los “memes” que ​la miseria

20/06/2015 - 12:00 am

La opinión pública es así: cuando todo el entorno afirma una idea, el individuo la asume como cierta. En general no nos gusta quedarnos solos con nuestras opiniones. ¿Pero qué pasa cuando un lobo solitario es contestatario, terco y comienza a propagar sus ideas?

La manipulación de las masas, cuyo poder aumentó exponencialmente con los medios de comunicación, recibió en la última década un impulso tecnológico insospechado. Es la posibilidad de que cada persona tenga consigo, vaya a donde vaya, el medio de comunicación. Su “lap”, tableta o celular le hacen llegar un torrente de saludos, recados, memes, noticias, alertas,… y opiniones. Incluso las personas de bajos recursos acuden a esta tecnología, que les saca del aislamiento en el que estaban atrapados.

El manejo de la conciencia colectiva le resulta muy útil a los gobiernos; y el manejo de los anhelos sociales, al comercio. El dominio de estos avances socio-tecnológicos permite al poder establecido reducir la capacidad de análisis de los individuos y así mermar su capacidad de decidir… su libertad, pues.

A la vez, los medios en manos del pueblo representan una amenaza para los poderes, que buscan controlar a la opinión pública. Un ejemplo es la reciente propuesta de “Ley de Responsabilidad Civil para la Protección del Derecho a la Vida Privada, el Honor y la Propia Imagen del Estado de Sonora”, promovida por la Diputada Selma Guadalupe Gómez Cabrera, legisladora del Partido Verde (¿por qué no me sorprende?) en su estado. Propone penalizar con elevadas multas a los ciudadanos que hagan mofa de las figuras públicas mediante “memes”. Es en serio.

Esta ley, como tantas otras, no nace para proteger a la sociedad civil, sino para coartarla y castigarla. ¿Por qué no mejor impulsar una “Ley de Responsabilidad Gubernamental…” etc.? Ah, ¿verdad? Lo digo porque quienes hacen las leyes nos espían el día que quieran y hasta donde quieran: dónde vivimos, dónde estudiamos, a qué café vamos, dónde y qué compramos, cuánto dinero recibimos y gastamos y transferimos, a quién llamamos, qué decimos, qué programas de televisión vemos, cuál informativo leemos, qué nos gusta, cuántos y quiénes son nuestros familiares, con quién chateamos y a qué temas les ponemos “like”. Todo.

No significa que estén siguiéndose minuciosamente las vidas de todos los ciudadanos, sería imposible. Pero si un día los poderes (incluso los de EEUU) tuvieran curiosidad por saber más de usted, que lee estas líneas, o de cualquier persona incómoda para ellos, podrían llegar hasta el fondo de las alcantarillas.

Por eso resulta absurdo que quienes viven del dinero de nosotros, ciudadanos a nivel banqueta, escondan sus conductas condenables proponiendo una ley que vuelve ilícito el acto de circular “memes” en la red, con el subjetivo argumento de la responsabilidad, pero especifica que se trata de la Civil. No dice gubernamental. Es tan absurdo como peligroso, sobre todo porque es sólo un ejemplo de la arbitrariedad de las autoridades contra el pueblo.

Los políticos mexicanos salen impunes de sus conductas ilícitas, pero al ciudadano que haga “memes” sobre sus altezas reales, se le penalizará hasta con 350 días de salario mínimo ($23,898.00, en Sonora) por caricaturizar a sus mercedes. Ya quisiéramos ver un funcionario, aunque fuera ex, arrestado por desaparecer estudiantes, por corrupción, por aliarse con delincuentes o por descargar su rabia patológica contra la gente. La sociedad no puede siquiera preguntar de quién es una casa, quién la pagó, quién la vendió, ni conocer la declaración patrimonial de los políticos. Pero sí puede morirse de hambre, ser víctima de abuso tras abuso en todos los niveles, ser extranjero en su propia tierra, ser víctima de la delincuencia y de las fuerzas del orden también; para eso el poderoso no le pone obstáculos, al contrario.

Hoy las redes sociales son la voz de la gente, que determina mucho más “tendencias” que los trols. Son una fuerza ciudadana que sigue, sigue y seguirá, pese a la censura oficial. Cuando se alza la voz del lobo solitario y es replicada en las redes, se alza la voz social. Es el nuevo poder en manos de la gente. Es nuestra y es imparable.

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