A cuatro años de la muerte de Carlos Montemayor se le recuerda por su obra literaria y su pasión por la música

27/02/2014 - 11:33 am
Foto: Cuartoscuro
Foto: Cuartoscuro

México, 27 Feb. (Notimex).- A cuatro años de su partida, el escritor mexicano Carlos Montemayor sigue presente por el gran interés que siempre mostró hacia las culturas indígenas de este país, sus traducciones, su obra literaria, pero también por su pasión por la música, esa a la que, solía decir, se aferró “para no volverse loco del todo”.

De la mano de Roberto Bañuelos se convirtió en tenor y grabó un disco denominado “El último romántico” y luego “Canciones italianas y napolitanas”, que ponía de manifiesto su gusto por la música italiana y en especial por la romanza, a la que definía como una música que se mueve “entre la exigencia dramática y temática de la ópera y la libertad total de la conocida y disfrutada por la gente”.

También puso voz a “Canciones de María Grever”, “Concierto mexicano” y un volumen de “Zarzuela y cantos españoles”, todos acompañado por su pianista y gran amigo Antonio Bravo. Vivía a plenitud uno de sus sueños, el de ser cantante, aquel que se le develó una noche entre la resaca del whisky y el tabaco, la soledad y el desvelo.

Cantar para él no era una vocación tardía sino un sueño postergado que pudo darse el lujo de alcanzar con pasión y disciplina, porque a la par seguía escribiendo, investigando, ofreciendo conferencias, dando cátedra y cumpliendo como Académico de la Lengua. Además, quería aprender más lenguas.

“Lo que me gusta es vivir, disfrutar esta pasión por la vida, por el amor, los amigos, los países, la música, la literatura, la historia; porque el milagro de vivir es lo que resume todos nuestros deseos, esa pasión es la que obnubila o aclara nuestro pensamiento”, dijo a Notimex en 2005.

Para recordarlo, la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Chihuahua le rendirá homenaje este viernes en su natal Parral.

Allí se hará un recuento de la vida y obra del destacado autor y activista social que logró que su libro “Los Tarahumaras: Pueblo de estrellas y barrancas” (1995), el compendio más completo acerca de los rarámuris de la Sierra de Chihuahua, diera a conocer de manera poética, subjetiva y sensible, el clientelismo de la miseria del pueblo rarámuri.

Carlos Antonio Montemayor nació el 13 de junio de 1947; estudió Derecho en la Universidad Autónoma de su estado y la maestría en Lenguas Iberoamericanas en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Realizó estudios orientales en El Colegio de México y aprendió hebreo, griego y latín. De igual manera, dominó el inglés, italiano, francés, portugués y lenguas mayas contemporáneas.

Trabajó como docente en la Escuela Preparatoria de la Ciudad de México y de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) desde 1974.

Dirigió la Revista de la Universidad de 1973 a 1975, fue fundador de la revista “Casa del Tiempo” de la UAM, la cual dirigió de 1980 a 1982, y colaboró como articulista para las revistas y periódicos “Plural”, ” Excélsior”, “Uno más uno” y “La Jornada”.

Formó parte de grandes instituciones involucradas con las letras como la Academia Mexicana de la Lengua; la Real Academia Española y la Asociación de Escritores en Lenguas Indígenas, destaca el portal electrónico de la comunidad literaria “lecturalia.com”.

Defensor de los pueblos indígenas, escribió ensayo como “Pueblos indios de México” o “Chiapas: La rebelión indígena de México” ; relatos como “Las llaves de Urgell” o “Cuentos gnósticos”; novela como “Mal de piedra” o “Guerra en el paraíso”, poesía como la que se recopila en “Abril y otros poemas” o “Abril y otras estaciones”.

También son obra suya las traducciones de “Safo. Poemas (edición bilingüe), y “La poesía de los goliardos. Carmina Burana (selección)”.

Entre los premios que distinguieron su obra están: el Juan Rulfo de Radio Francia Internacional, por su cuento Operativo en el trópico; el Xavier Villaurrutia, por “Las llaves de Urgell”; el José Fuentes Mares, por su libro de poesía “Abril y otras estaciones”.

El Bellas Artes de Narrativa Colima para Obra Publicada, por “Guerra en el Paraíso” y la Medalla Roque Dalton por el Consejo de Cooperación con la Cultura y la Ciencia de El Salvador.

El Premio Fundación México Unido a la Excelencia de lo Nuestro; la Presea Gawí Tónara: Pilares del Mundo, galardón de artes del gobierno de Chihuahua y el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Lingüística y Literatura.

Un cáncer gástrico se lo llevó en silencio el 28 de febrero del 2000, pero dejó para la posteridad la obra de un humanista comprometido, amante de la vida y sus placeres; la imagen de un hombre serio y fuerte, cuya fragilidad plasmó en su poesía y en esa voz que cimbró a quienes escucharon la vehemencia de su canto.

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