A veces vale la pena comer uno con sus pensamientos y con las sensaciones mismas de la comida. Y a veces la mejor compañía es compañía que no habla.
Por Nicolás Alvarado
A veces vale la pena comer uno con sus pensamientos y con las sensaciones mismas de la comida. Y a veces la mejor compañía es compañía que no habla.
Por Nicolás Alvarado