Educación: un derecho humano

Eduardo Suárez Díaz Barriga

20/07/2014 - 12:02 am

En la Escuela Secundaria Ortega y Gasset quieren que sus estudiantes sean mejores ciudadanos y ciudadanas. La violencia en su estado no es tan grave como en el resto del país, pero no quieren esperar a que lo sea. Las directoras toman varias medidas, no solo una.

Por ejemplo, todos los estudiantes llevarán una materia que se llama Educación Democrática, que tiene varias unidades. Una de ellas, muy importante, lleva por nombre Derechos de los Niños. El objetivo es proporcionar conocimientos sólidos a las y los alumnos acerca de sus derechos humanos especiales. El profesorado desea también que valores importantes, como el respeto y la tolerancia, formen a los jóvenes contra actitudes discriminatorias o violentas.

Una de las actividades de aprendizaje instruye a chicos y chicas a que ingresen a la página electrónica de la UNICEF para que la naveguen y conozcan. Después, deben hacer un cartel con colores y recortes de revistas acerca de lo que más les llamó la atención. Finalmente, presentan su trabajo frente a todo el grupo y discuten lo que aprendieron.

Por otro lado, la Secretaría de Seguridad Pública Estatal quiere profesionalizar a su personal. Necesita acreditar que está capacitado para conducirse en todas sus acciones y procedimientos de acuerdo a estándares internacionales relacionados con el respeto a los derechos humanos. Su objetivo es implementar normas y prácticas aceptadas en todo el mundo para el mantenimiento y desarrollo del orden social, de forma que pueda contribuir efectivamente a la construcción de una paz positiva y duradera.

Todo el personal operativo deberá asistir a un curso acerca del conocimiento de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Se llevara a cabo en forma de taller, con duración de una semana, en una de las salas de la oficina principal.

Cada uno de las y los participantes de la secretaría recibe una carpeta con lecturas, entre las cuales se encuentra la declaración con sus treinta artículos. Después de una presentación por un expositor calificado, se procede al trabajo colaborativo. Los equipos formados leen toda la declaración y luego se encargan de preparar para el pleno una explicación de cada uno de los artículos, con especial atención a aquellos relacionados con la tortura, el reconocimiento de la personalidad jurídica, la discriminación, los recursos ante los tribunales, las detenciones y la libertad de expresión.

Finalmente la asociación Libertad y Palabras, que se dedica a defender a periodistas amenazados por ejercer su profesión, tiene un programa de formación continua muy completo. Incluye un curso en línea para capacitarlos no solo en sus derechos elementales sino sobre todo en cómo abordar temas delicados de manera sensible y respetuosa de los derechos humanos.

El énfasis de los contenidos y actividades de la plataforma de aprendizaje virtual se encuentra en la relación del periodismo con la seguridad humana, la buena gobernanza y el desarrollo económico. Considera el ejercicio de la libertad periodística como una herramienta insustituible para la construcción de la democracia y el fortalecimiento de la sociedad.

Las y los profesionales que se inscriben deben terminar todas las actividades en un tiempo y con un nivel de calidad determinados. Al completar este y otros cursos relacionados con el ejercicio democrático del periodismo, las y los participantes reciben un diploma con acreditación internacional.

Como puede verse en estos tres casos ficticios, la educación para y en los derechos humanos es de vital importancia. No puede hacerse de la misma forma para públicos necesariamente diferentes. Mucho menos, con anuncios esporádicos en la televisión que digan, simplemente, que los derechos humanos son importantes. No es lo mismo la promoción de la conciencia sobre valores, como se haría en una escuela, que la preparación profesional de organismos gubernamentales que deben rendir cuentas sobre su responsabilidad social, como una policía, o que la defensa de grupos que han sido víctimas de violaciones a sus derechos, como lo hacen muchas ONG.

Si queremos vivir sin violencia, debemos educar sobre los derechos humanos y vivir la educación desde esos mismos derechos, que pueden entenderse como políticas internacionales acerca de la mejor manera de impartirla. Para lograrlo es necesario profesionalizar la impartición de esa educación. Y también, tomarla en serio.

Muchas gracias a N. Flowers y a F. Tibbits por las ideas que nutrieron este texto, responsabilidad única de su autor.

Eduardo Suárez Díaz Barriga

Eduardo Suárez Díaz Barriga es biólogo y profesor universitario. Tiene maestrías en administración de instituciones educativas y en tecnología educativa. Además de la docencia y la investigación, se ha desempeñado en puestos administrativos en instituciones educativas públicas. Le gusta la comida, el mezcal, la música y el cine. Se la pasa muy bien con su familia.

Lo dice el reportero