Si bien, el mismo título de este artículo es contradictorio, esto es, un ególatra es en la inmensa mayoría de las ocasiones poco ilustrado, la idea es hacer más bien un pequeño prontuario para aquellas personas cuya necesidad de proteger, inflar y salvaguardar su ego sea en extremo necesaria.
Punto número uno. Su ego es primero. Su ego es uno y no acepta competencia ni cuestionamientos. Comprenda que los ataques a su ego son ataques a lo que usted representa. Por ello, cuando esté bajo ataque, su deber principal es utilizar el dedo mágico. Yo no fui, fue teté, pégale, pégale que este mero fue. En este caso, ni su familia está exenta del dedo mágico. Se recomienda discreción.
Punto número dos. Usted no ha llegado a esa posición gracias a sus explosiones de sinceridad. La sinceridad no lo hubiera llevado más allá de una regiduría. El ego es un valor que se va trabajando. Usted pasó de besarle el trasero a los personajes más detestables, a recibir besos estruendosos en ese mismo trasero gracias a sus buenos oficios. Y la sinceridad no debe de aparecer en esta ecuación.
Punto número tres. Usted gasta miles de millones de pesos en una especie de culto a su personalidad. Ver su imagen por todos lados y a todas horas, es una excelente manera de mantener un ego sano. Debe de repetir sus mantras personales para que el entusiasmo no vaya disminuyendo, como que bonito soy, que bello soy como me quiero.
Punto número cuatro. Deje que sus subordinados sean tan incapaces como usted. Deje que le mientan. Demasiada realidad puede tener un efecto negativo en la clase de ego que usted quiere manejar. Sus subordinados deben de decirle que gracias a usted el mundo es un mejor lugar para vivir (claro su pequeño mundo) y decirle también que usted puede decir lo que le venga en gana. La realidad no es como es, la realidad es como usted quiere que sea, faltaba más.
Punto número cinco. Nunca se comprometa. El compromiso es un enemigo del ego, porque luego no cuadran las cuentas. Un ego sano debe de estar más allá de los compromisos. Usted es infalible. Lo que salga de su boca es la verdad revelada. Si usted dice que no hay crimen, faltaba más, no hay crimen. No deje que los muertos y desaparecidos arruinen su día.
Punto número seis. Por el beneficio de su ego, dele largas a todo. Resolver las cosas de manera rápida genera una expectativa que quizá no pueda cumplir. Cree una comisión para todo. Asígnele un presupuesto que podría servir para alimentar a un millón de niños, de todas maneras, ya están acostumbrados a no comer. Mejor construya un edificio para esa comisión, contrate a los mayores expertos y póngales edecanes y limusinas para que trabajen a gusto, ellos le agradecerán dedicándole loas que de manera automática, mejoran su ego.
Punto número siete. Persiga a los que le critican. Lo hacen ver mal. Aplíqueles todo el peso de la ley. Demuéstreles quien manda. Un ego sano requiere de golpes de autoridad. Salga en televisión y muéstrese como una persona con carácter, acalle los rumores que dicen que es un inepto.
Punto número ocho. Deje que su familia luzca la hermosa vida que llevan. No hay nada que infle más el ego que tener una esposa muy guapa. Y si es rubia mejor, es signo de éxito en México.
Con estos sencillos pasos, usted estará en el camino adecuado para mantener un ego sano y a prueba de balas. (Restricciones aplican, regidores y diputados estatales favor de abstenerse, esto es para diputados federales, gobernadores, senadores, secretarios de estado y similares, su ego se construirá de manera directamente proporcional al presupuesto que manejen).
Recuerde eso sobre todo, el presupuesto es una extensión de su ego, por lo tanto, debe ser casi ilimitado.






