Sandra Lorenzano

Larga vida al amor a las palabras

"El libro es una extensión de la memoria y de la imaginación, dijo Borges en una conferencia dictada en 1979".

Sandra Lorenzano

02/03/2025 - 12:02 am

De los diversos instrumentos del hombre, el más asombroso es, sin duda, el libro. Los demás son extensiones de su cuerpo. El microscopio, el telescopio, son extensiones de su vista; el teléfono es extensión de la voz; luego tenemos el arado y la espada, extensiones de su brazo. Pero el libro es otra cosa: el libro es una extensión de la memoria y de la imaginación, dijo Borges en una conferencia dictada en 1979.

Es por ello que la lectura es un espacio de libertad. Hablo de la lectura como ese sitio mágico que se crea dentro de cada uno de nosotros cuando nos sumergimos en un libro. 

Como lectores habitamos universos creados por otros como si hubiéramos nacido en ellos. Vivimos las aventuras de otros seres que también son nosotros. Hemos ido a la luna y al fondo del mar, hemos sido ciudadanos de Macondo y de Comala, nos hemos convertido en insecto, y nos hemos enamorado. Y cada uno de estos “yo” que hemos sido ha llegado a nosotros a través de caminos de infinito placer.

Todo eso nos ha hecho más sabios y más ricos, más sensibles y más críticos, más comprometidos y más abiertos a los demás. 

Quizás por eso para los poderes, los lectores siempre hemos sido personajes incómodos, incluso peligrosos. No es otra la explicación a las prohibiciones y a la censura, y –en casos extremos- a las quemas de libros, a los castigos a escritores que van desde la cárcel al asesinato. Si el libro y el lector no fueran peligrosos no sería necesario acallarlos, controlarlos, domesticarlos.

Por eso me gusta pensar en las bibliotecas como espacios de libertad, de conversación, de creación, como nuestra querida “Biblioteca Alaíde Foppa” de la que quisiera hablarles hoy. Inaugurada el 15 de noviembre de 2018, se trata de la primera biblioteca comunitaria de la UNAM. Nació en el Centro Cultural Universitario Tlaltelolco, en el marco de la conmemoración por los cincuenta años de la matanza del 2 de octubre y en el Mes de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.

Propusimos entonces el nombre de “Alaíde Foppa” para bautizarla, como un reconocimiento a todas las víctimas de la represión, el autoritarismo y la violencia feminicida en nuestro continente.  

Poeta, ensayista, traductora, defensora de los Derechos Humanos, profesora de la UNAM, fundadora de la revista Fem, creadora y conductora del primer programa feminista de la radio mexicana (“Foro de la mujer”, en Radio UNAM), Alaíde es un símbolo de la fuerza y el compromiso social, intelectual y creativo de las mujeres de América Latina, pero también un símbolo del horror de esta tierra nuestra tan poblada de ausencias.

Escribió en su poema “Adiós”: Con los ojos de la despedida / os vi aquel día, / cosas de nuestra vida. / Con los ojos de la despedida, / la vida parecía / una cosa perdida. / La casa estaba vacía / en la hora de la despedida, / y sin embargo quedaban / las cosas de nuestra vida.

Como si sus versos hubieran sido premonitorios, un día cualquiera ella se despidió de sus hijos y de su casa, y no regresó nunca más. Quedaron allí “las cosas de la vida”.  Eran fechas navideñas y viajó a Guatemala, su país de origen, a pasar una semana con su madre, como lo hacía con cierta frecuencia. El ejército se encargó de que no volviera: la secuestró el 19 de diciembre de 1980, bajo la dictadura de Romeo Lucas García. Los principales intelectuales de América Latina y el mundo exigieron su aparición con vida. Fue inútil. Dicen que hacía frío esa mañana en que salió hacia el mercado. Dicen que murió a los tres días del secuestro. Torturada. Tenía 67 años. Como en tantos y tantos casos en este continente nuestro, su cuerpo jamás fue encontrado. 

Quisimos, entonces, rendirle homenaje dándole su nombre -con la autorización y el cariño de sus hijos, y el entusiasmo de la propia Universidad Nacional- a esta biblioteca nuestra, pensada para la comunidad. En una biblioteca comunitaria, tanto o más importante que los propios libros es lo que sucede a partir y alrededor de los libros. Se trata de un espacio para jugar, para crear, para divertirse y sobre todo para estar con las y los demás, para aprender quiénes son y cómo son. Para que los escuchemos, entendamos y aprendamos a ser solidarios.

Esto es algo que la gran Alaíde sabía muy bien: mirar y escuchar a las otras y a los otros, sentir empatía hacia sus historias, denunciar las desigualdades e injusticias de nuestro continente. Lo hacía a través de la poesía, a través del salón de clases, a través de la radio, a través de la traducción y la escritura.

Y cuando hablamos de bibliotecas estamos hablando de un espacio (real, virtual o puramente simbólico) en el que las palabras circulan, se trate de la maravillosa biblioteca de Berlín retratada por Wim Wenders en su película “Las alas del deseo”, o de la de Sarajevo, salvada por un grupo de jóvenes, o de los “libro-burros” que caminan por la sierra colombiana, o de una salita de lectura instalada bajo un árbol. Allí donde esté presente la palabra poética, en cualquiera de sus géneros, estará presente el ejercicio de la libertad.

Hoy celebramos la nominación de este maravilloso espacio que creamos con tanto amor al Astrid Lindgren Memorial Award que, fundado por el gobierno de Suecia en 2002 para promover el derecho de todos los niños a tener grandes historias, se otorga anualmente a una persona u organización por su destacada contribución a la literatura infantil y juvenil. Es un enorme orgullo que la Biblioteca Alaíde Foppa de la UNAM esté nominada este año entre 265 candidatos de 72 países y regiones. ¡Enhorabuena! ¡Larga vida a las bibliotecas comunitarias! ¡Larga vida a la memoria y la imaginación! ¡¡Larga, larga vida, al amor por las palabras!! 

Sandra Lorenzano

Sandra Lorenzano

Es "argen-mex" por destino y convicción (nació en Buenos Aires, pero vive en México desde 1976). Narradora, poeta y ensayista, sus libros más recientes son "Herida fecunda" (Premio Málaga de Ensayo, 2023), "Abismos, quise decir" (Premio Clemencia Isaura de Poesía, 2023), y la novela "El día que no fue" (Alfaguara). Académica de la UNAM, se desempeña como Directora del Centro de Estudios Mexicanos UNAM-Cuba. Es además, desde 2022, presidenta de la Asamblea Consultiva del Conapred (Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación). sandralorenzano.net

Lo dice el reportero