
Por: Andrea Larios Campos
En estos días, la Ciudad de México es sede de la XVI Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe. Del 12 al 15 de agosto, gobiernos, sociedad civil, academia, movimientos sociales, organizaciones feministas y organismos internacionales como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y ONU Mujeres, nos reuniremos para reflexionar y acordar las transformaciones políticas, económicas, sociales, culturales y ambientales necesarias que nos acerquen a un objetivo común: construir la sociedad del cuidado.
Pero ¿de qué hablamos cuando hablamos de sociedad del cuidado? Es una propuesta de un nuevo modelo de desarrollo económico y social que pone en primer lugar el bienestar de las personas y el cuidado del planeta. Reconoce que todas y todos necesitamos cuidados a lo largo de nuestras vidas y que brindarlos es un derecho y una responsabilidad que debe ser compartida entre el Estado, las familias, las comunidades y el sector privado. Asegurar el derecho al cuidado implica proteger tanto a quienes reciben cuidados como a quienes los brindan, y entender que las inversiones en este sector generan beneficios acumulativos: mejora la calidad de vida, impulsa la economía y favorece una recuperación más justa, igualitaria y sostenible.
El término se adoptó formalmente en 2022 como un nuevo paradigma de desarrollo con el Compromiso de Buenos Aires. Desde entonces, la centralidad del cuidado y su reconocimiento como pilar de nuestras sociedades ha tomado cada vez mayor relevancia a nivel nacional e internacional. Un momento clave ha sido el reconocimiento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) del derecho al cuidado como un derecho autónomo, lo que significa que los Estados deben garantizarlo desde la legislación hasta todo el ciclo de políticas públicas, incluyendo el ciclo presupuestario.
Lo que está en juego en esta Conferencia es pasar del compromiso político a la acción. Se espera que las pautas delineadas en el Compromiso de Buenos Aires y la Agenda Regional de Género se traduzcan en políticas concretas y sostenibles: marcos legales claros, políticas y sistemas de cuidado, derechos laborales y de seguridad social para quienes cuidan, y una verdadera reorganización social que redistribuya la carga desproporcionada del trabajo doméstico y de cuidados que recae sobre las mujeres, para que avancemos hacia una sociedad con justicia social, económica, ambiental y de género.
Para lograrlo, es indispensable que los Estados movilicen recursos suficientes y estables a través de políticas fiscales con perspectiva de género. Esta es la condición mínima para que las políticas y sistemas de cuidados no se queden en el papel. La sociedad del cuidado solo será una realidad si se asume como prioridad política, económica, cultural, social y presupuestaria.
Desde Fundar y la Red por una Política Fiscal Feminista, participaremos en los espacios de la XVI Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe para seguir insistiendo fuerte y claro: sin recursos, no hay sociedad del cuidado.
* Andrea es investigadora en el programa de Justicia Fiscal de @FundarMexico.





