
El genocidio en curso cometido por el Gobierno y las fuerzas armadas de Israel que encabeza Benjamín Netanyahu contra la población civil en Gaza no es un daño colateral, como pretende hacer creer el Gobierno israelí, sino una consecuencia de un plan y una estrategia deliberada para atacar e infligir el mayor daño posible a la población gazatí. El genocidio es además justificado por una serie de dirigentes políticos y religiosos de Israel que tras los reprobables ataque de Hamás a civiles israelís el 7 de octubre, han criminalizado y deshumanizado a la población civil de Gaza y de toda Palestina.
Tres semanas después de los ataques de Hamás, el exembajador de Israel ante la ONU, Dan Gillerman describió a los palestinos como "animales horribles e inhumanos": "Estoy muy desconcertado por la preocupación constante que el mundo muestra por el pueblo palestino y que de hecho muestra por estos animales horribles e inhumanos que han cometido las peores atrocidades que este siglo ha visto", dijo en entrevista televisiva.
No son pocos los dirigentes de Israel que tratan a los palestinos como animales. El Ministro de Vivienda israelí, el líder ultraortodoxo Yitzhak Goldknopf dijo el mes pasado: “En los últimos días se han alzado voces que quieren reconocer un Estado palestino. El terror brutal debe ser destruido y ciertamente no debe dotarse de un gobierno independiente. No tenemos ningún deseo de gobernar a los residentes de Gaza, pero no podemos vivir junto a un estado de animales humanos”.
La descalificación ha sido constante tras 22 meses de la ofensiva de Israel en contra de Gaza e incluso se llega a justificar la hambruna que el ejército israelí ha utilizado como arma de guerra. El Ministro de Finanzas de Israel, el ultranacionalista Bezalel Smotrich, dijo: "Estamos llevando ayuda porque no tenemos otra opción [...] No podemos, en la realidad global actual, gestionar una guerra. Nadie nos permitirá causar que dos millones de civiles mueran de hambre, aunque podría estar justificado y ser moral hasta que nos devuelvan nuestros rehenes".
Posición semejante expresó el Ministro israelí de Patrimonio, Amichai Eliyahu, quien aseguró que Israel avanza en la destrucción de la franja, y que la franja de Gaza será “totalmente judía”. “No tenemos por qué preocuparnos por el hambre en la franja. Que el mundo se preocupe por ello”, añadió el Ministro y llamó “monstruos” a los gazatíes.
El mensaje que mandan varios dirigentes de Israel constituye un aval de la guerra, la destrucción, hambruna y el genocidio que se está cometiendo en contra la población palestina, especialmente en Gaza. Se creen superiores, tal como los nazis lo hicieran con la población judía europea durante la Segunda Guerra Mundial. El Ministro de Seguridad Nacional de Israel, afirmó en junio pasado a la radio de su país que “llegó la hora de abrirle las puertas del infierno a nuestros enemigos, y enseñarles que somos nosotros [Israel] los que mandamos en Medio Oriente”. Seguramente todas estas declaraciones serán tomadas en cuenta por los magistrados que estudian la demanda por genocidio contra Israel.
Pero por fortuna, valiente y dignamente, cada vez son más las voces, y acciones, de ciudadanos de Israel que no están de acuerdo en la estrategia de guerra y de genocidio en curso que está tomando el Gobierno ultranacionalista de Netanyahu. Cada vez son más los jóvenes israelís que se niegan a enrolarse en las Fuerzas de Defensa Israelí (FDI), como lo ordena la ley de ese país, a pesar de que puedan pasar un tiempo en la cárcel. Se niegan a enrolarse porque reconocen que su Gobierno está cometiendo genocidio en Gaza.
Pero quizá el pronunciamiento más contundente y firme lo dio la organización de derechos humanos de Israel B’Tselem el pasado 25 de julio cuando lanzaron una campaña que se llama “Nuestro genocidio”. En el pronunciamiento sostienen que no hay duda de que la ofensiva de las FDI en Gaza constituye un genocidio.
“Un análisis de la política israelí en la Franja de Gaza y sus terribles consecuencias, junto con las declaraciones de altos cargos políticos y comandantes militares israelíes sobre los objetivos del ataque, lleva a la conclusión inequívoca de que Israel está tomando medidas coordinadas y deliberadas para destruir la sociedad palestina en la Franja de Gaza. En otras palabras: Israel está cometiendo genocidio contra los palestinos de la Franja de Gaza”.
Luego explican lo que significa este concepto: “El término genocidio se refiere a un fenómeno sociohistórico y político que implica actos cometidos con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso. Tanto moral como legalmente , el genocidio no puede justificarse bajo ninguna circunstancia , ni siquiera como acto de legítima defensa”.
Hacia el final, del pronunciamiento, B’Tselem hace un llamado a la comunidad internacional y a la de su país a detener esta guerra: “El reconocimiento de que el régimen israelí está cometiendo genocidio en la Franja de Gaza, y la profunda preocupación de que éste pueda extenderse a otras zonas donde viven palestinos bajo el régimen israelí, exigen una acción urgente e inequívoca tanto de la sociedad israelí como de la comunidad internacional, y el uso de todos los medios disponibles bajo el derecho internacional para detener el genocidio de Israel contra el pueblo palestino” (se puede consultar el pronunciamiento aquí: https://www.btselem.org/publications/202507_our_genocide).
Por fortuna el llamdo de B’Tselem no ha quedado en solitario. Poco a poco y ante las inocultables horrores que deja la campaña israelí en Gaza, cada vez más intelectuales, académicos, ex militares y miembros de la comunidad de inteligencia de Israel, alzan la voz en contra de los planes de guerra de Netanyahu. El diario New York Times citó a tres miembros de las fuerzas armadas (que hablaron bajo anonimato) que se oponen al plan de Netanyahu de ocupar toda la franja de Gaza.
Algunos de los pronunciamientos más importantes son de historiadores de Israel expertos en genocidio, como Omer Bartov: “Soy un experto en genocidio, lo reconozco cuando lo veo”, declaró el pasado mes de julio.
El colega periodista Témoris Grecko publicó en Milenio una recopilación de pronunciamientos desde Israel en contra del genocidio en Gaza. En esta incluye a Amos Goldberg, titular de la cátedra de Estudios del Holocausto en la Universidad Hebrea de Jerusalén. En octubre de 2024 declaró al diario al francés Le Monde. “El 7 de octubre fue una conmoción, una tragedia, un ataque horrendo. Fue doloroso, criminal. De una magnitud jamás vista en Israel […] Lo que está sucediendo en Gaza es un genocidio porque Gaza ya no existe”.
Una de las voces más críticas hacia el Gobierno de Netayahu es la del exprimer Ministro, Ehud Olmert, quien cuestionó el plan de establecer una “ciudad humanitaria” en el sur de Gaza, calificándola inequívocamente de “campo de concentración”, parte de una “limpieza étnica” (http://bit.ly/4mmhyV6).
Estas voces valientes se enfrentan todavía a una mayoría que apoya la guerra o incluso el genocidio en Israel, pero el valor de hablar desde dentro de Israel más la ola de solidaridad mundial que se viene expresando hacia la población palestina podría convertirse en la presión y fuerza política necesaria para, por fin, detener la guerra y genocidio que estamos mirando en tiempo real en Gaza.





