En una corte de Texas se lleva un proceso por la acusación que el Departamento de Justicia de Estados Unidos presentó contra dos residentes en ese país: Ramón Alexandro Rovirosa Martínez y Mario Alberto Ávila Lizárraga, quienes habrían entregado sobornos a funcionarios de Pemex y su subsidiaria Pemex Exploración y Producción (PEP), para que se cerraran auditorías que sus empresas enfrentaban por irregularidades en sus contratos, y obtener nuevas contrataciones por millones de dólares, tratos preferenciales y otros beneficios.
Las autoridades estadounidenses les imputan cuatro cargos de conspiración y prácticas corruptas en el extranjero, por violar las leyes de Prácticas Corruptas en el Extranjero, y la Ley de Prevención de la Extorsión en el Extranjero.
El 11 de agosto, al hacer pública la acusación, la Fiscalía expuso que por lo menos entre los años 2019 a 2021, Ávila y Rovirosa presuntamente sobornaron a al menos tres funcionarios de Pemex y la subsidiaria PEP con artículos de lujo, incluyendo bolsos Louis Vuitton y relojes de la marca suiza de lujo Hublot, pagos en efectivo y otros artículos valiosos, a cambio de que éstos realizaran ciertas acciones para ayudar a empresas asociadas con Rovirosa a retener negocios con la petrolera, para manipular el proceso de licitación y obtener nuevos contratos por millones de dólares y otras ventajas para su enriquecimiento personal, y en detrimento del mercado justo.
En la documentación del caso, presentado ante la Corte el 6 de agosto, aunque no se identifica el nombre de los sobornados, si se registra que éstos tenían los cargos de gerente senior de auditoría interna asignado a PEP; otro que estaba como coordinador de adquisiciones, y otro en el área de servicios relacionados con la infraestructura terrestre.
De la documentación del caso se desprende que Ávila Lizárraga era el encargado de negociar, gestionar y operar los sobornos en el mecanismo en que participaron por lo menos otros tres co-conspiradores: un asistente de Ávila, y dos familiares y empleados de Rovirosa.
Rovirosa, quien es un abogado vinculado a polémicas empresas contratistas de Pemex desde hace décadas, fue presentado de manera inicial ante la Corte en Texas y se le fijó una fianza, en tanto que Ávila está prófugo.
Ávila operaba sus conexiones de corrupción desde los años en que él mismo llegó como directivo a Pemex en el Gobierno calderonista, y desde que fungió como directivo en la petrolera se involucró en fraudes y escandalosos quebrantos.
De origen campechano, el hombre a quien las autoridades estadounidenses señalan de operar y gestionar los sobornos es un miembro del Partido Acción Nacional promovido por su partido como candidato a Gobernador de Campeche, y quien además contaba con el padrinazgo de otros influyentes panistas.
Para explicar la historia de Ávila Lizárraga y las redes de corrupción con que ha operado en Pemex, habrá que remitirse a los años en que trabajaba en una concesionaria de automóviles en Campeche, y Juan Camilo Mouriño y su familia lo integraron a los grupos que promovían el voto para Vicente Fox.
Carlos Mouriño Atanes –contratista de Pemex y con franquicias gasolineras– fue el coordinador de Amigos de Amigos de Fox en todo el sureste, sumándose sus hijos Juan Camilo y Carlos en ese pase de charola a los empresarios, y Mario Ávila como su ayudante.
En retribución tuvieron puestos gubernamentales, además de toda la capitalización que se dio a sus negocios mediante contrataciones gubernamentales y subsidios a sus franquicias.
A Juan Camilo se le hizo Diputado federal por la vía plurinominal, luego Subsecretario de Energía con Calderón, después Jefe de la Oficina de la Presidencia, y luego Secretario de Gobernación.
A Mario Ávila lo colocaron como delegado de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) en Campeche, y ocupó ese cargo de junio de 2002 a enero de 2009, es decir, en el Gobierno de Fox y los primeros tres años del de Calderón.
En Campeche era público que Ávila operaba como un empleado de los Mouriño, por eso no sorprendió cuando, en 2009, fueron ellos quienes lo impusieron en el PAN como candidato al Gobierno del estado. Hacía unos meses que Juan Camilo había fallecido, y Mario Ávila usaba su imagen y evocaba su nombre en sus actos de campaña, la cual arrancó formalmente con los Mouriño acompañándolo, como lo harían durante sus actos de campaña, a la que llegaban también funcionarios panistas del Gobierno federal.
Hubo tal cargada que, desde la elección interna en el partido, otros panistas habían denunciado el uso de programas sociales que desde la delegación de Sedesol, Ávila había hecho para promocionares.
Además, la prensa denunció los ofrecimientos que se hicieron para una campaña en la prensa local a favor de Ávila que se pagaría desde la Lotería Nacional. Lo denunciaron los mismos a los que se les hizo el ofrecimiento.
Reiteradamente se acusó que el Gobierno de Calderón buscaba una elección de Estado en Campeche.
A pesar de la cargada panista enviada desde Los Pinos, en aquella elección del 5 de julio de 2009, Ávila perdió frente al candidato del PRI, Fernando Ortega Bernés.
La autoridad electoral comprobó irregularidades, omisiones y rebase de tope en la campaña de Ávila imponiéndole una multa a su partido.
Meses después, en lo que parecía “premio de consolación” le dieron un puesto en Pemex Exploración y Producción. Pero fue mucho más que sacarse la lotería, porque el cargo que le asignaron: subdirector en la Coordinación de Servicios Marinos, es el más relevante para la operación de contratos y licitaciones para los trabajos y servicios costa afuera, que son de los más costosos y codiciados en Pemex, porque son los que operan las contrataciones para arrendamientos y servicios en regiones marinas, de barcos y plataformas.
A partir de marzo de 2010, desde las oficinas en Ciudad del Carmen, Ávila empezó el manejo de recursos financieros, y las licitaciones y adjudicación de contratos de bienes y servicios.
En el sector petrolero siempre se supo que Ávila representaba el grupo Mouriño y la influencia de éste en el Gobierno federal. Y es que la relación de Calderón con ellos no acabó a la muerte de Juan Camilo, incluso al michoacano se le veía de fin de semana paseando en Campeche con los dueños del Grupo Energético del Sureste (nombre del corporativo de la familia Mouriño). Hay algunas fotografías en que se ve a Calderón y su familia con los Mouriño en su lujoso yate "El Delfín".
Como directivo en la petrolera, Ávila operó contrataciones que derivaron en maniobras fraudulentas, para favorecer a varias contratista, una de ellas la polémica Oceanografía. Tales anomalías se comprobaron en la indagatoria judicial contra Oceanografía y en el 2015 la Secretaría de la Función Pública inhabilitó a Ávila por un periodo de 10 años (inhabilitación que estuvo vigente de 12 de agosto de 2015 al 8 de agosto de 2025).
Aunque formalmente fuera de Pemex, avecindado en Texas desde 2016, siguió jalando de las redes que tejió en la petrolera para volverse contratista y gestor de contratistas.
La acusación criminal, que está en curso en tribunales estadounidenses, detalla principalmente las conversaciones entre Ávila y el encargado de auditoría interna asignado a PEP.
En mensajes escritos y audios de WhatsApp, Ávila le iba instruyendo cómo favorecer a las empresas que aparecen a nombre de Rovirosa, que estaban bajo auditoría tras detectarse irregularidades en uno de los contratos para mantenimiento de ductos, contrato que se les había entregado en 2013 extendiéndose hasta 2018.
A principios de 2019, el departamento de auditoría interna en la petrolera inició una revisión a ese contrato. Mientras se auditaba las compañías de Rovirosa no podían recibir pagos de la petrolera ni participar en otras contrataciones, así que los sobornos se dieron para que la auditoría favoreciera a la empresa.
Con esas resoluciones no tendrían restricciones para recibir pagos de Pemex y obtener negocios adicionales. A cambio de ello, Ávila le ofreció una bolsa Vuitton para su esposa y relojes Hublot, además de pagos en efectivo y otros artículos lujosos.
Al menos tres funcionarios de Pemex, que ahora están bajo investigación, habrían recibido sobornos. Se les relaciona también con operaciones para un contrato de obras en carreteras y plataformas; y para que influyeran para la asignación de un contrato de integridad mecánica que estaba en licitación.
Según los documentos judiciales, por varios años, incluidos los periodos de 2019 a 2021, Ávila y Rovirosa, junto con sus co-conspiradores participaron en el esquema de soborno en el que ofrecieron, pagaron, prometieron pagar y autorizaron el pago de sobornos en efectivo, artículos de lujo y otros objetos de valor, por al menos 150 mil dólares.
En la documentación judicial se detalla el intercambio de mensajes cuando Ávila ofrece al auditor el bolso de lujo Louis Vuitton para se lo regalara a su esposa a cambio de que resolviera las auditoría a su favor, lo que hizo el auditor. Y hasta indicándole el monto que debía resolverse en la auditoría, Ávila le envió el mensaje con una nueva promesa: "Un Hublot como comisión jaja", con fotografías del reloj que estaba a punto de adquirir para enviárselo “como comisión”.
Luego, cuando el auditor operó que la auditoría fuera favorable, Rovirosa le escribió a Ávila para informarle el resultado final, con un "¡Misión cumplida!" en un mensaje de voz.
El auditor confirmó la recepción del bolso Louis Vuitton enviándole un mensaje por WhatsApp a Ávila, y éste le respondió: “De nada, amigo; te lo has ganado”.
Después fueron negociando otros sobornos para que el funcionario junto con otros, operaran para por lo menos dos contrataciones.
Hay mensajes que evidencian que prácticamente el funcionario de auditoría interna asignado a PEP se comportaba como empleado de Rovirosa y Ávila. Cuando estaba en proceso de licitación el contrato de obras en carreteras y plataformas, en enero de 2020 Ávila se quejó con el auditor de que Rovirosa no estaba recibiendo nuevos contratos debido a las auditorías en curso. El funcionario le respondió que debía asegurarle a Rovirosa que él le resolvería las auditorías: "Dígale a Alex que lo estoy investigando" y "He ordenado que ese hallazgo de la auditoría se resuelva lo antes posible" para que "ya no tengan la auditoría como pretexto para no darles trabajo", le dijo en un mensaje.
El auditor gestionó para el contrato de obras en carreteras y plataformas, incluyendo presionar a funcionarios de PEP con respecto a la evaluación técnica de las ofertas de las empresas.
Con Ávila tenía un intercambio de mensajes para informarle de las reuniones en que se discutía la contratación.
Ávila escribió otros mensajes pidiendo números de cuenta y confirmar las transferencias, y la entrega de dinero en efectivo en Campeche.
En otros mensajes Ávila le escribió que "merecía un regalo... lo que acordamos".
Los sobornos se relacionaron con un tercer contrato, de Integridad Mecánica este se puso en licitación en 2019.
Para obtener el contrato en agosto Ávila le envió un mensaje de WhatsApp para decirle que Rovirosa presentaría una oferta indicándole que quería que se lo entregaran. En otro mensaje el funcionario de la petrolera le respondió: "Lo estoy estudiando. Pero necesito empezar a ver algo de cariño ya...".
Posteriormente Ávila ofreció dos relojes Hublot. También compró y le envió una caminadora con un costo aproximado de 26 mil pesos.
En la acusación se detallan las conversaciones con frases como "abriendo la champaña" en referencia a la fecha de la adjudicación; junto con muchos más mensajes que la Fiscalía incluye como parte de su acusación, y que dan cuenta del modus operandi de Ávila Lizárraga con Rovirosa para -como les acusa la autoridad estadounidense- conspirar por ofrecer, prometer y pagar sobornos a funcionarios de PEP, la misma subsidiaria en la que Ávila fue funcionario.





