Rubén Martín

El alto precio de la paz para Gaza

"La población palestina de Gaza llega a este acuerdo de paz pagando un altísimo precio: 70 mil muertos, 170 mil heridos, 10 mil desaparecidos, y la destrucción prácticamente de 90 por ciento de todos los edificios e infraestructuras de la Franja de Gaza".

Rubén Martín

12/10/2025 - 12:03 am

El alto precio de la paz en Gaza
Edificios en ruinas al sur de la Franja de Gaza, a raíz de ataques israelíes. Foto: Xinhua

Hay muchas objeciones que se pueden poner al Plan de Paz para Gaza presentado por el Gobierno de Estados Unidos que preside Donald Trump, pero lo primero que hay que celebrar es que la población civil palestina en Gaza ya no está siendo bombardeada por avión o artillería pesada, y que por fin se impuso la compasión y se permitió la entrada de ayuda y alimentos a Gaza al abrir el paso de fronterizo de Rafah entre la Franja y Egipto.

Justo dos años después de que Israel desatara la mayor ofensiva militar contra la población civil palestina, después de los ataques de Hamás contra población civil en el sur del país judío, el Presidente de Estados Unidos anunció que tanto Israel como Hamás habían aceptado el plan de paz que venía gestionando con ambas partes y con la mediación de Egipto, Qatar y Turquía.

La población palestina de Gaza llega a este acuerdo de paz pagando un altísimo precio: 70 mil muertos, 170 mil heridos, 10 mil desaparecidos, y la destrucción prácticamente de 90 por ciento de todos los edificios e infraestructuras de la Franja de Gaza. La mayoría de las escuelas y universidades destruidas, así como varias de sus principales mezquitas, de las oficinas de Gobierno e infraestructuras de Gaza ahora ya no existen. Fue un plan de devastación premeditada diseñado para eliminar casi todos los medios de reproducción de la vida.

En muchos sentidos, el Plan de Paz es prácticamente una rendición incondicional de Hamás y otras facciones políticas palestinas a su derecho de defenderse de Israel y de constituir un Estado palestino que no esté ocupado por las fuerzas armadas israelís.

Pero era tal el asedio militar, la destrucción, la hambruna y el genocidio que ha padecido la población de la Franja de Gaza desde hace casi dos años (además de las siete décadas de ocupación) que se vieron obligados a aceptar este acuerdo que dista mucho de avanzar en el sentido de una Palestina independiente y no ocupada. En lugar de un Gobierno palestino autónomo, Gaza será gobernada por una “Junta de Paz”, presidida por el Presidente de EU, Donald Trump. No creo que haya algo alentador para Gaza con una junta encabezada por Donald Trump.

El primer punto del plan para Gaza presentado por Trump, señala: 1) Gaza será una zona libre de terrorismo y desradicalizada que no represente una amenaza para sus vecinos. Para llegar a esta Gaza “desradicalizada”, se está ofreciendo amnistía a todos los integrantes de Hamás que “se comprometan a la coexistencia pacífica y a desmantelar sus armas”. Se ofrece incluso enviarlos a países de acogida a quien prefiera no quedarse en Gaza.

Tras aceptar estas condiciones, el plan establece que la ayuda humanitaria entrará de manera inmediata, lo cual ya ocurrió el viernes con el ingreso de cientos de camiones con alimentos, medicinas y otros materiales sanitarios por el paso fronterizo de Rafah, y esto será vigilado y coordinado por las agencias humanitarias de la ONU.

Una condición esencial de este plan es el compromiso de Hamás de devolver todos los rehenes tomados en la incursión armada del 7 de octubre de 2023. Se estima que hay 20 rehenes vivos y otros 28 fallecidos. El quinto punto del plan establece que “cuando todos los rehenes sean puestos en libertad, Israel liberará a 250 presos condenados a cadena perpetua más mil 700 gazatíes que fueron detenidos después del 7 de octubre de 2023, incluyendo a todas las mujeres y los niños detenidos en ese contexto. Por cada rehén israelí cuyos restos sean entregados, Israel entregará los restos de 15 gazatíes fallecidos”.

¿Quién gobernará la “Nueva Gaza” como la llama el plan de Trump? Se propuso un “Gobierno transitorio temporal de un comité palestino tecnocrático y apolítico”, encargado de proveer los servicios públicos y los cuerpos de Gobierno a la población de Gaza. Este comité estaría integrado por “palestinos calificados” y tecnócratas internacionales, que a su vez estarían bajo vigilancia y supervisión de un nuevo órgano transitorio, la “Junta de la Paz”, liderada y presidida por Donald Trump, junto con otros miembros y jefes de Estado, entre ellos el exprimer Ministro Tony Blair.

El Plan de Paz es al mismo tiempo una confesión de apuesta de negocios internacionales a través de la financiación y reconstrucción de la “Nueva Gaza”. Y para eso ya están invocando la llegada de inversores privados. El punto 12 del Plan de Paz de Trump propone: “Se creará un plan de desarrollo económico de Trump para reconstruir y darle energía a Gaza convocando a un grupo de expertos que han ayudado a crear algunas de las modernas y prósperas ciudades de Medio Oriente. Grupos internacionales bienintencionados han elaborado muchas propuestas de inversión meditadas e ideas de desarrollo apasionantes, que se tendrán en cuenta para sintetizar los marcos de seguridad y gobernanza que atraigan y faciliten estas inversiones que crearán empleo, oportunidades y esperanza para la Gaza del futuro”. Este punto se parece mucho a la idea lanzada por Trump hace cuatro meses que idealizaba convertir a Gaza en la Riviera de Medio Oriente, pero sin palestinos.

Como dije antes, este plan de paz es al mismo tiempo una declaración de rendición incondicional para las organizaciones independentistas palestinas pues establece en su punto 15 que “Hamás y otras facciones acuerdan no desempeñar ningún papel en el Gobierno de Gaza, ni directa, ni indirectamente, ni de ninguna forma” y lo conminan a desarmarse. Sin embargo, el plan de Trump no habla nada de la sociedad militarizada que es Israel y su papel como nación ocupante de toda Palestina, tanto Gaza como Cisjordania. En todo el texto del plan se deja la carga de la amenaza a Hamás y la población palestina, pero nunca señalan la responsabilidad de Israel y el control que ejerce sobre la población y del territorio de Gaza mediante la ocupación ilegal y el sistema de apartheid. Uno de los puntos positivos del plan es que se abortó la absurda idea de anexionarse u ocupar Gaza por Israel e incluso por EU.

En conjunto el Plan de Paz de Trump, es el modelo de un nuevo ciclo de ocupación y control de la población palestina de Gaza y la apropiación de sus bienes y riquezas. Y todo bajo el manto pacificador de Donald Trump. Aunque ahora Estados Unidos aparenta ser el pacificador de las partes, no puede obviarse que sin el apoyo en armas, dinero y diplomático, Israel no podría seguir ocupando Palestina y manteniendo su supremacía militar. Estados Unidos es tan responsable por la hambruna y el genocidio en Gaza, como Israel. Si de verdad Trump quisiera pacificar Gaza, lo primero que tendría qué hacer es dejar de enviar ayuda financiera y militar a Israel y destinar lo más de tres mil millones de dólares que envía anualmente para destinarlo a la reconstrucción de Gaza. ¿Con qué cara Donald Trump reclamaba para sí el Premio Nóbel de la Paz cuando Estados Unidos es tan responsable como Israel del genocidio que se cometió contra la población civil en Gaza en los dos últimos años?

Pero como dije al comienzo, el plan de Trump para Gaza puede tener todas las objeciones, pero el júbilo con el que los gazatíes recibieron la noticia nos obliga a respetar sus decisiones sobre cómo deciden construir su futuro. La población de Gaza, especialmente los niños, necesitan la llegada de la paz, así sea a un alto precio.

Rubén Martín

Rubén Martín

Periodista desde 1991. Fundador del diario Siglo 21 de Guadalajara y colaborador de media docena de diarios locales y nacionales. Su columna Antipolítica se publica en el diario El Informador. Conduce el programa Cosa Pública 2.0 en Radio Universidad de Guadalajara. Es doctor en Ciencias Sociales. Twitter: @rmartinmar Correo: [email protected]

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