Conaculta requiere una personalidad y una política distinta a la de la ventanilla para los intelectuales, algo que trascienda ese corporativismo de cuando se fundó, que hoy requiere otra mirada, otra visión, en efecto, sangre nueva. ¿Será capaz Enrique Peña Nieto de colocar la política cultural como una que es transversal a todas las demás políticas?
Por Ricardo Raphael




