Jaime García Chávez

Lección electoral de Bolivia

"Bolivia acaba de poner en marcha la institucionalidad que, de continuar, puede alentar una normalidad democrática para que se diriman pacíficamente los muchos conflictos que ha tenido el país y que no han dejado de existir, ahí estarán".

Jaime García Chávez

27/10/2025 - 12:03 am

Rodrigo Paz
Rodrigo Paz Pereira, pronuncia un discurso durante uno de sus cierres de campaña, en la ciudad de El Alto, Bolivia, el 11 de octubre de 2025. Foto: Javier Mamani, Xinhua

El pasado domingo 19 de octubre terminó en Bolivia la segunda vuelta electoral (balotaje) mediante la cual se eligió como Presidente de la República a Rodrigo Paz Pereira del Partido Demócrata Cristiano, de centro-derecha. Atrás quedó Jorge “Tuto” Quiroga, perdedor por un abrumador 9.32 por ciento. Llama la atención de inicio que el resultado sea producto de un proceso pacífico, con números que abonan suficientemente la legitimidad del que llega a suceder a Luis Arce Catacora, de profesión economista, quien venía ocupando el poder desde noviembre de 2020. Él en su momento apoyó al caudillo Evo Morales, pero finalmente tuvieron una ruptura.

La autoridad electoral supo actuar conforme a la ley, y con seriedad inocultable entrega resultados válidos y aceptados por una mayoría, aunque se registran todavía movilizaciones de ciertos actores que no han admitido este desenlace. El perdedor, “Tuto” Quiroga, acató el veredicto de las urnas y el candidato elector reconoció a su vez dicho gesto, como debe ser de una elección libre, competida y prácticamente notable, si contamos lo que ha sucedido en ese país por cerca de treinta años.

Un ciclo ha terminado. Se registró una implosión, y el Movimiento al Socialismo (MAS) que alguna vez fue de Evo Morales, no alcanzó, por sus divisiones internas y reyertas, ni a ir a la segunda vuelta. En su momento el MAS proscribió la candidatura de Morales, quien jugó por su cuenta, y eso explica porqué este invitó a la anulación del voto, aunque sólo en la primera vuelta. 

El MAS, como sigla política, quedó en manos de Luis Arce Catacora, una vez divorciado de Evo Morales. Se quedó atrás y eso es un hecho significativo para las lecturas que se intenten sobre la perenne querella boliviana, cargada de conflictos electorales y golpes de estado militares.

Bolivia acaba de poner en marcha la institucionalidad que, de continuar, puede alentar una normalidad democrática para que se diriman pacíficamente los muchos conflictos que ha tenido el país y que no han dejado de existir, ahí estarán.

Evo Morales navegó con la bandera del anulismo electoral en la primera vuelta y se puede afirmar que tiene un peso aproximado del 15 por ciento de los electores.

El futuro mandatario Rodrigo Paz Pereira es miembro de una familia con linaje en el ejercicio del poder y tiene parentesco (sobrino-nieto) con el legendario Víctor Paz Estenssoro y es hijo del expresidente de Bolivia, Jaime Paz Zamora. La Presidencia en la casa, en la familia.

El nuevo Presidente llega después de 20 años de gobiernos de izquierda y en medio de una crisis económica que no se remediará con recetas neoliberales. El nuevo líder habla de un “capitalismo para todos” y todo mundo quiere saber qué es eso.

El triunfo de Paz Pereira no debería tomarse, sin embargo, sólo como una lucha electoral de las derechas representadas por este y el candidato perdedor, “Tuto” Quiroga, ni mucho menos representar un aval para desconocer la fuerza de los sectores sociales de Bolivia, permanentemente movilizados. 

Tampoco debiera considerarse que este triunfo ha de desmantelar la necesidad de mantener una agenda que acompañe políticas que favorezcan el combate a la discriminación de grupos campesinos, indígenas rurales, pueblos originarios, y a la exclusión sistémica en ese país.

Como resultado de la primera vuelta, se desprende que Rodrigo Paz no obstante tomará el poder en noviembre con un Congreso donde su partido no cuenta con la mayoría, y eso le obligará a generar condiciones para la gobernabilidad.

En México la Presidenta Claudia Sheinbaum lamentó la división del MAS en Bolivia y, hasta el momento de redactarse esta columna, no se tenía noticia de que hubiese salido a reconocer públicamente el triunfo de Rodrigo Paz.

Por lo pronto se impone lo innegable: el poder no es para siempre.

Jaime García Chávez

Jaime García Chávez

Político y abogado chihuahuense. Por más de cuarenta años ha dirigido un despacho de abogados que defiende los derechos humanos y laborales. Impulsor del combate a la corrupción política. Fundador y actual presidente de Unión Ciudadana, A.C.

Lo dice el reportero