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Greenpeace

01/10/2018 - 12:03 am

Transformar la movilidad para revolucionar las ciudades

A esto se suma que, mientras vemos pasar la vida, estamos en medio de un montón de vehículos que generan muchísimos gases contaminantes. Esto es grave, ya que la concentración de automóviles no sólo es la causante de que no salgamos por horas del tránsito, sino que también es fuente del 70 por ciento de los gases que contaminan el ambiente, lo que deriva en la muerte diaria de 50 personas por enfermedades vinculadas a esta problemática.

“De acuerdo con la experiencia de otros países, las ciudades que tienen sistemas de transporte público rápidos, así como redes peatonales y ciclistas, generan menos emisiones contaminantes por persona”. Foto: Diego Simón Sánchez, Cuartoscuro

Por Angélica Jocelyn Soto Espinosa

Quienes habitamos o trabajamos en grandes urbes, como la Ciudad de México, entendemos lo complicado que puede ser trasladarse en hora pico, aunque sea por distancias cortas y en automóvil. En promedio, cada persona invierte entre tres y cuatro horas diarias sólo para moverse dentro de esta ciudad.

Podríamos hacer cualquier cosa durante todo el tiempo que invertimos en estos traslados; por ejemplo, podríamos aprender un idioma, cocinar lo del día siguiente, ver una película o pasar más tiempo con amigas y amigos, o la familia.

A esto se suma que, mientras vemos pasar la vida, estamos en medio de un montón de vehículos que generan muchísimos gases contaminantes. Esto es grave, ya que la concentración de automóviles no sólo es la causante de que no salgamos por horas del tránsito, sino que también es fuente del 70 por ciento de los gases que contaminan el ambiente, lo que deriva en la muerte diaria de 50 personas por enfermedades vinculadas a esta problemática.

El tiempo que perdemos, el estrés diario que esto nos genera y los daños a la salud por el aire sucio que respiramos, son importantes indicadores que evidencian la urgencia de hacer un cambio en la movilidad. Reducir el uso del automóvil es una medida urgente para disminuir el nivel de contaminantes en el aire y contribuir a mitigar el cambio climático. La experiencia reciente en ciudades como París, demuestran que ésta es la ruta para que podamos respirar un aire más limpio y disfrutar más la experiencia de vivir en una ciudad.

No sólo eso, transformar la movilidad es un eje vital para revolucionar las ciudades y convertirlas en espacios más equitativos y más dignos para todas las personas, ya que en México, 70 por ciento del presupuesto de movilidad se destina a infraestructura para automóviles a pesar de que siete de cada 10 personas se mueven en transporte público. Es como un círculo vicioso: la baja calidad de las distintas ofertas de transporte público en nuestras ciudades ha propiciado que mucha gente prefiera comprar un automóvil para trasladarse.

De acuerdo con la experiencia de otros países, las ciudades que tienen sistemas de transporte público rápidos, así como redes peatonales y ciclistas, generan menos emisiones contaminantes por persona. Esto ayuda a minimizar la carga en salud de la contaminación ambiental, y fortalece el transporte saludable y seguro.

Esta transformación es posible en México. Por ejemplo, Greenpeace, a través de su campaña de Revolución Urbana, está impulsando un paradigma de movilidad distinto al que tenemos ahora; uno que ponga en el centro del diseño a las personas y que siente un precedente de la infraestructura que necesitamos.

Por ejemplo, desde 2015, junto con otras organizaciones de la sociedad civil, estamos impulsando la construcción del corredor trole-bici en el carril del Eje Central, un modelo de movilidad con espacio suficiente para la o el peatón, transporte no motorizado, transporte público cero emisiones (eléctrico) y automóviles. Ahora toca a la Secretaría de Movilidad de la Ciudad de México dar celeridad a este proyecto para que se inicie su construcción.

Como habitantes de estas urbes, también nos toca algo para que esto pueda suceder en México. Necesitamos alentar y exigir sistemas de transporte público de alta calidad que alienten a más personas a utilizarlo como su forma habitual de traslado. Esto, claro, sólo se logrará si nuestros gobiernos invierten más presupuesto público en el transporte público y en infraestructura para formas alternativas de movilidad, como el uso de la bicicleta.

Para garantizar que el cambio de paradigma de la movilidad impacte también el medio ambiente, hay otras cosas que tienen que cambiar al mismo tiempo. Por ejemplo, los gobiernos deben garantizar un monitoreo efectivo y difusión sobre la calidad del aire en todas las ciudades del país; impulsar transporte público, interconectado, limpio, eficiente y de calidad; construir espacios seguros para la movilidad no motorizada: espacios y redes adecuados y seguros para caminar y transportarse en bicicleta; y actualizar y homologar las normas de salud ambiental a los estándares de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Y hay algo más: el ambiente sano, que incluye un aire limpio, es un derecho humano que tenemos todas las personas que habitamos en México, y es una responsabilidad que corresponde a los tres niveles de Gobierno. Todas las personas, tenemos derecho a disfrutar plenamente una ciudad, y a transportarnos a nuestros trabajos o nuestros hogares en condiciones dignas. Para hacer esto realidad, la experiencia nos ha demostrado que el poder colectivo tiene muchos más frutos que la acción individual. Te invitamos a que conozcas y te unas a los esfuerzos que está haciendo Greenpeace a través de esta petición.

*Angélica Jocelyn Soto Espinosa es coordinadora de medios en Greenpeace México.

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