VIDEO: Más de 20 mil personas participan en la Tomatina en Buñol, España

29/08/2018 - 12:54 pm

Miles de personas se lanzaron entre sí 145 kilos de jitomates, en la tradicional Tomatina que se llevó a cabo este miércoles en calles de Buñol, España. Este año la batalla no sólo se tiñó de rojo, también resaltó el color violeta como parte de la lucha contra la violencia de género.

Buñol, Valencia, 29 de agosto (EFE).- La Tomatina de Buñol, la batalla de tomates más famosa del verano, llegó a su cita un año más con 20 mil personas que durante una hora sucumbió a una guerra festiva y sin cuartel en un río urbano de 145 mil kilos de tomate y bajo la bandera violeta de la lucha contra la violencia de género.

 A falta del informe policial definitivo y de que se cierre esta tarde el protocolo de seguridad, el Ayuntamiento informó que no se registró ningún incidente destacado ni contabilizado ninguna denuncia por agresión sexual.

Además del rojo, que por abundancia es el color protagonista en este día, el violeta ha supuesto el aspecto diferencial de esta septuagenaria celebración, debido a la colocación de una serie de puntos de este color a los que las personas que sufrieran acoso podían acudir para denunciar y recibir apoyo psicológico.

Grupos de voluntarios y miembros de la organización han lucido este año camisetas moradas con el lema #NoEsNo desde los camiones cargados de tomates.

A las 10:57 horas ha sonado el primer petardo, que sirve para marcar el comienzo de la locura y dejar paso a los siete camiones colmados de tomates que han teñido de rojo las calles de Buñol.

Entre las autoridades se encontraban la alcaldesa, Juncal Carrascosa, el Presidente de la Diputación de Valencia, Toni Gaspar, y el portavoz de Compromís en el Congreso, Joan Baldoví, quien duró en subirse a uno de estos camiones para vivir la fiesta más intensamente y, según confesó después, se le ha pasado el tiempo “volando” entre tanta catarsis festiva.

“Lo he pasado genial, he disfrutado como un niño”, señaló el político valenciano, quien agradeció la oportunidad de vivir así la fiesta y sentirse como un buñolero más.

Más de 20 mil personas lucharon durante una hora hasta en la Tomatina de Buñol, España. Foto: EFE.

La precisión milimétrica, sobre todo para evitar atropellos, con la que avanzaron los camiones repletos de toneladas de tomate, contrastó con la anarquía imperante entre la muchedumbre.

Los vecinos también aportaron su granito de arena al desorden general, ya que desde sus balcones arrojaban litros de agua sobre las cabezas de cuantos pasaban por debajo y que, en muchos casos, ni siquiera se percataban.

 Tras 63 minutos de pura descarga de adrenalina, sonó el petardo que ponía fin a los lanzamientos de tomate, pero que fue en balde a la hora de evitar que la gente chapoteara, se restregara por el suelo o continuara con la celebración, con la ropa ya irreconocible, mientras docenas de gafas de buceo y chanclas flotaban desperdigadas por la zona.

Otras autoridades menos habituales que asistieron fueron los embajadores de Lituania y Bangladés, que acudieron en representación de una comunidad internacional que, como cada edición, trajo a gente de Gran Bretaña, Estados Unidos, Francia, Australia, India, Japón, Corea del Sur o Canadá, entre muchos otros.

145 mil kilos se tomas tes fueron lanzados entre los asistentes a la batalla anual de Buñol en España. Foto: Especial.

Estas personas pudieron acudir a este pueblo del interior de Valencia mucho más controladas que de costumbre, ya que no solo se regula su asistencia desde 2012, cuando casi se alcanzan los 50 mil asistentes, sino que además se lanzaron iniciativas específicas para ello.

A las 5 mil entradas gratuitas para los vecinos de Buñol, se sumaron otras 15 mil puestas a la venta para cualquiera, que estuvieron disponibles hasta última hora.

La Tomatina coincide con la fiesta del patrón de Buñol, san Luis Bertrán, y tiene su origen en el último miércoles de agosto en 1945, que también cayó en día 29, cuando un grupo de jóvenes buñolenses comenzó a lanzarse verduras durante una trifulca hasta que las autoridades intervinieron.

A partir de ahí, los jóvenes decidieron organizar esta peculiar batalla de forma voluntaria cada año, hasta que en 1950 fue prohibida por las autoridades y en 1957, tras unas protestas de los vecinos del municipio, reinstaurada de forma oficial.

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