
Ciudad de México, 15 de julio (SinEmbargo).– Sin duda, el T-1000 marcó un antes y un después en lo que a villanos del cine se refiere, pero también es cierto que a partir del filme Terminator 2 el concepto de robot se redefinió de manera drástica para muchos. Si bien, las capacidades maleables del villano que busca matar a John Connor están lejos de ser replicadas, una reciente innovación ha dado un paso importante para que esta pueda llegar a concretarse algún día.
Ahora, un material de cambio de fase, construido a partir de cera y la espuma, es capaz de cambiar de un estado duros a blandos, y podría permitir incluso la fabricación de robots de bajo costo para realizar la misma hazaña, publicó el sitio MIT News.
El material que podría ser utilizado para construir robots quirúrgicos deformables fue desarrollado por Anette Hosoi, profesora de ingeniería mecánica y matemáticas aplicadas en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), y la graduada Nadia Cheng, junto con investigadores del Instituto Max Planck de Dinámica y Autoorganización y la Universidad Stony Brook, en Nueva York.
Con esta innovación aplicada en robots, los autómatas podrían moverse a través del cuerpo para llegar a un punto concreto sin dañar ninguno de los órganos o vasos sanguíneos a lo largo del camino.
Así mismo, los robots construidos a partir de este material, descrito también en un artículo de la revista Macromolecular Materials and Engineering, también podría ser utilizado en las operaciones de búsqueda y rescate para pasar a través de los escombros en busca de sobrevivientes, dijo Hosoi.

Los investigadores comenzaron a desarrollar el material como parte del programa de Robots Químicos de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA), trabajando en conjunto con la compañía de robótica Boston Dynamics. La agencia estaba interesada en robots "blandos", capaces de moverse a través de espacios reducidos y luego expandirse de nuevo para moverse en torno a un área determinada, de una manera similar a como hacen los pulpos.
Sin embargo, si un robot va a realizar tareas significativas, lo que debe ser capaz de hacer también es de ejercer una cantidad razonable de fuerza en sus alrededores, dijo la investigadora. "No puedes crear un plato de gelatina, ya que si la gelatina tiene que manipular un objeto, simplemente se deformaría sin aplicar una presión significativa a lo que estaba tratando de mover".
Lo que es más, controlar una estructura muy suave es extremadamente difícil: Es mucho más difícil predecir cómo se moverá el material y qué determinará su forma de lo que pasa con un robot rígido.
Por tal motivo, los investigadores decidieron que la única manera de construir un robot deformable sería desarrollar un material que puede cambiar entre un estado blando y duro. "Si estás tratando de introducirte por debajo de una puerta, por ejemplo, debes optar por un estado blando, pero si quieres coger un martillo o abrir una ventana, se necesita que al menos una parte de la máquina sea rígido", agregó Hosoi.




