Nada que celebrar

16/09/2013 - 8:05 am

Por la mañana pensé que estamos amargándonos. Preferimos marchar el 15 de septiembre con la CNTE en vez de refugiarnos en la consabida ritualidad de pintarse la cara a tres colores, exhumar del armario el sombrero ranchero y prender la televisión para seguir instrucciones sobre la mexicanidad en sus lugares comunes. No tenemos ganas de celebrar y ya ni siquiera el ánimo de justificar la comilona o la parranda aludiendo nuestros elevados ideales patrios.

Es que nos duele México. Lo sentimos desgarrado y nos jode tener que fingir solo para ser simpáticos, igual que un robot programado o un perrito amaestrado. Insulta que esperen que actuemos como ciudadanos cándidos y agachones que pueden tragarse la tragedia de la gran familia nacional para comer en paz en los días de fiesta:

-Mmm, que rico, huele delicioso ese plato de mentiras.

-Sabemos que es tu favorito. Además, es muy bueno para la desmemoria.

-No recuerdo que me lo hayan dicho… osea que si funciona.

-¿Alguien me puede pasar un poco de ensalada de reformas? ¿Este año quién la preparó?

-No pues ya vez que siempre son los mismos. Por más que queremos ayudar no nos dejan. Dicen que entre menos participan les queda más sabrosa.

-Bueno, mientras sea cierto, porque nosotros somos los que nos la comemos. Ya vez que ellos nunca cenan con nosotros.

-Pues si. La verdad, acá entre nos, a mi me cayó mal la del año pasado. Por cierto, sabe medio raro el pozole…

-Es que lo hizo Vicente y le metió yerba de olor con epazote.

Así pues, me imaginé gritando a coro ¡Viva México! y se me revolvió el estómago. No hay nada que festejar.

Patishtán sigue en la cárcel mientras Cassez, Raúl Salinas y Caro Quintero andan de fiesta. La represión a los maestros es una realidad y la Ciudad de México se convierte en la caricatura del progresismo: no se siente autoridad sino autoritarismo y el Jefe de Gobierno es un monigote que cree que regir la capital se reduce a montar operativos policiacos. Sigue pensando y actuando como procurador y nos obliga a padecer la gendarmecracia de su desgobierno.

Por si fuera poco, EPN será el encargado durante 6 años de dar el grito de independencia. Lo absurdo puede ser cómico, pero si reconcentramos un poco más su esencia, se torna en tragedia. Ya no es risible sino dramático que el responsable de la represión de Atenco, promotor de reformas entreguistas y  analfabeta funcional que ahora es presidente sea quien arengue por nuestra independencia. Ya ni la burla perdona.

Así que la situación de nuestro México me entristece y me da rabia. Si, rabia es la palabra que mejor describe lo que siento. Y sé que es una emoción colectiva.

Repudio el nacionalismo barato porque pienso que México es más que el “Jarabe Tapatío” y algunos pliegues de papel picado. En el fondo no me importa que “El Canelo” gane o pierda y espero sinceramente que la Selección Mexicana no vaya al mundial, si eso es útil para que mucha gente ponga atención en otras cosas más importantes. Tampoco se trata de convertir a todos en monjes de la democracia: la cosa es salir del estado de confort y ver solamente un poquito mas allá de nuestra nariz, carajo.

Posdata: si por la mañana me sentía como un misántropo en una feria de los abrazos, por la tarde en la marcha en solidaridad con la CNTE cambió mi ánimo por completo. El ambiente volvió a ser un tanto alegre y valió la pena ir solo por las pequeñas felicidades que obtuve al encontrarme con tantos viejos conocidos y compañeros. Creo que todos intuimos la importancia de éste momento. Al llegar al Monumento a la Revolución, subí sobre la base de cemento de un poste y me alelé de maravilla ante el movimiento de la compacta marea humana, sus colores, flujos y reflujos, sus voces y resonancias. En esa parvada de jóvenes me siento entre los míos, aunque no los conozca uno a uno. En ese momento, mi amargura se bañó en chocolate y creo que por hoy pasaré la tarde comiendo a mordiscos mi delicioso corazón.

Twitter: @CesarAlanRuiz

César Alan Ruiz Galicia
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