Cortinas de humo y libertad de expresión

18/07/2015 - 12:00 am

Muy oportunamente, en medio del revuelo que ha causado la manipuladora cobertura de la fuga de “El Chapo”, el quinto tribunal colegiado administrativo pone fin al caso Aristegui – MVS dándole la razón a la empresa. Y no hay marcha atrás.

El ancho del túnel. Que no era “El Chapo”. Los puntos ciegos de vigilancia. Los derechos humanos. La ola de violencia que se vaticina. Las opiniones de los americanos. Todo esto, y el viaje de Peña Nieto y sus 400 acompañantes a París, fueron una eficaz cortina de humo, un distractor que ocultó a la opinión pública el asunto de Carmen. Al respecto dijo Peña Nieto: “Esto representa, sin duda, una afrenta para el Estado mexicano…” Claro que se refería a lo de “El Chapo”, no a lo de Carmen.

Es obvio que se dio una manipulación calculada para restarle presencia al dictamen final en su caso contra la empresa. Pocos medios destacaron el hecho, así que de nuevo los dueños del balón tuercen tan campantes las leyes que, según dicen, nos obligan a todos –incluidos ellos mismos. Pero no soñemos: no somos todos iguales; hay unos más iguales que otros, a los ojos del poder.

Un país que descansa sobre estas bases está destinado a derrumbarse. La protesta es insurrección. Pensar está prohibido. La inconformidad es castigada hasta con la muerte. Los intentos civiles por enderezar el rumbo de la nación son vistos como agitación radical. Mientras, el país sigue con paso firme rumbo al precipicio.

Le libertad de expresión es fundamental en una sociedad, es preciso que todos los puntos de vista sean conocidos para lograr integrar a la diversidad social. No se ve lo mismo desde arriba que desde abajo, y México tiene habitantes en las dos alturas. La prohibición de que se expresen opiniones divergentes nace del deseo de conservar los privilegios que aporta la explotación. Lo que debiera ser punto de encuentro de las diversas visiones se maneja como ataque frontal y el poder reacciona reforzando la opresión y la explotación.

El caso de MVS es un claro ejemplo de que los medios están comprados, amenazados o forman parte de la historia, y eso le quita voz a una parte importante de la sociedad. Aún así sabemos, incluso a través de los medios dóciles, que la imagen presidencial está peor que nunca. Y es que no se logra callar a las voces inconformes, que son recogidas por los medios extranjeros –inmunes a la censura del gobierno mexicano– y regresan a nosotros avaladas por noticiarios no controlados por nuestros inquisidores. Y no necesariamente son actos de libertad de expresión, pudieran ser medios de presión.

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