El cuerpo de Édgar Tamayo será trasladado a México y sepultado la próxima semana en Miacatlán, Morelos

22/01/2014 - 9:49 pm
Foto de un altar en Cuernavaca, Morelos, con imágenes de Edgar Tamayo, ejecutado este miércoles en Texas. Foto: EFE
Foto de un altar en Cuernavaca, Morelos, con imágenes de Edgar Tamayo, condenado a muerte en Texas. Foto: EFE

Ciudad de México, 22 de enero (SinEmbargo/dpa/EFE/Notimex).–Edgar Tamayo Arias dio su último respiro este miércoles en la Unidad Carcelaria Walls en Huntsville -donde se ubica la llamada cámara de la muerte de Texas-, luego de pasar casi 20 años encarcelado en la Unidad Polunsky por el asesinato de un oficial de policía de Houston en 1994.

Las autoridades penitenciarias de Texas colocaron al mexicano una inyección letal del fármaco pentobarbital a pesar de que instituciones públicas, entidades de derechos humanos, usuarios de redes sociales y paisanos de Edgar pidieron revisar su condena.

Reporteros que atestiguaron la ejecución informaron que Tamayo se negó a emitir una última declaración, permaneció todo el tiempo con los ojos cerrados y se limitó emitir un murmullo negativo cuando se le preguntó si deseaba decir algo.

La ejecución fue atestiguada por la madre del policía, Gayle Gaddis, sus hermanos Edwin y Gary, un tío y su cuñada.El agente Gaddis tenía 24 años de edad al morir, estaba recién casado y dejó a su esposa embarazada de una niña.

Tamayo pidió que ninguno de sus familiares atestiguara la ejecución, para evitarles el sufrimiento de verlo morir.

Durante el proceso de ejecución, afuera de la prisión unos 10 policías de Houston vestidos de civil hicieron sonar sus motocicletas particulares para conmemorar que se estaba haciendo justicia a su compañero asesinado. En el otro extremo del centro carcelario, unos 50 activistas en contra de la pena de muerte permanecieron durante horas congregados para protestar por la aplicación del castigo capital al mexicano.

Algunos familiares de Tamayo también se sumaron a los manifestantes, que realizaron oraciones y emitieron consignas contra las autoridades de Texas.

Tamayo se convirtió en el noveno mexicano ejecutado en Estados Unidos desde 1976, cuando se reactivó la pena de muerte en el país. Ocho han sido aplicadas en Texas y una en Virginia. Tamayo de 46 años de edad, originario de Miacatlán, estado mexicano de Morelos, fue declarado muerto a las 21:30 horas locales, 17 minutos después que se le inyectara la dosis letal de fármacos.

La ejecución de Tamayo Arias estaba fijada a partir de las 18:00, pero no pudo ser llevada a cabo hasta que la Suprema Corte terminó de considerar las apelaciones, que fueron presentadas poco antes de la hora límite. Tres horas después, el Máximo Tribunal de Justicia de ese país rechazó detener la ejecución del mexicano.

TRASLADAN SU CUERPO

El cuerpo de Édgar Tamayo Arias será sepultado la próxima semana en Miacatlan, en Morelos, de donde era originario, informaron fuentes de la cancillería mexicana.

El cadáver del reo fue retirado de la cámara de la muerte de la Unidad Carcelaria Walls, en Huntsville, por empleados de la casa funeraria Carnes, poco después de que Tamayo  recibiera la inyección letal y fuera declarado muerto.

Euclides del Moral, director general adjunto de protección de mexicanos en el exterior de la Secretaria de Relaciones Exteriores de México, informó que la cancillería mexicana asistirá a la familia de Tamayo para el traslado de sus restos a México.

Del Moral dijo que el cuerpo sería trasladado este jueves a una funeraria en Houston, donde se efectuarían los trámites requeridos por ley para su traslado.

En Houston, la familia de Tamayo tenía planeado un duelo privado este jueves, informó Del Moral.

El funcionario dijo que los tramites y los arreglos del traslado del cuerpo por vía aérea a México podrían prolongarse por atravesarse el fin de semana, por lo que estimó que los restos de Tamayo llegarían a su tierra natal hasta la semana próxima.

Semanas antes, Tamayo había expresado su deseo de que tras la ejecución su cuerpo fuera trasladado a México.

TEXAS IGNORA LLAMADOS

Con la acción, Texas incurrió en un nuevo desacato a la justicia internacional y desatendió recomendaciones de organismos de derechos humanos, y de los gobiernos de México y Estados Unidos.

Amnistía Internacional (AI) condenó la ejecución y consideró que este hecho, donde no se respetó un juicio justo y no se tomaron en cuenta elementos como la discapacidad mental leve presentados por la defensa, convierte la ejecución “en un asesinato sin justificación alguna”.

“Con su actuar el día de hoy las autoridades de Texas no sólo han puesto en duda la capacidad de este estado de conducir procesos judiciales justos, sino que también ha puesto en duda la voluntad de Estados Unidos para cumplir con sus obligaciones internacionales”, indicó Perseo Quiroz, director ejecutivo de AI en México.

Amnistía Internacional llamó al Congreso estadunidense a discutir y aprobar una iniciativa de ley que obligue a los estados de ese país a obedecer las sentencias de la CIJ, así como la revisión de todos los casos de mexicanos condenados a muerte sin haber recibido asistencia consular.

Por su parte, la abogada de Tamayo Arias, Sandra Babcock, indicó que no procedieron los recursos relacionados con la violación de los derechos consulares de su cliente, ni sobre el presunto retraso mental del acusado. Con la decisión del máximo tribunal, el proceso de aplicación de la pena capital procederá de manera inmediata.

“Hoy, Texas ha mostrado nuevamente su desprecio absoluto por el estado de derecho y los compromisos de los Estados Unidos por los tratados” internacionales, señaló Babcock. “

“En su impulso por ejecutar al señor Tamayo, el Gobernador y el Procurador General voluntariamente ignoraron las promesas que hicieron a líderes de nuestra nación de que asegurarían la revisión de la violación de los derechos consulares del señor Tamayo”, señaló.

Por su parte, la cancillería mexicana lamentó la ejecución del reo Edgar Tamayo en Estados Unidos y reiteró que la decisión representa un desacato al fallo de la Corte Internacional de Justicia dictado en 2004 sobre el llamado Caso Avena.

“El mexicano Edgar Tamayo Arias fue ejecutado el día de hoy en Texas”, anunció la Secretaría de Relaciones Exteriores en un comunicado difundido poco después de que las autoridades de Texas confirmaran el ajusticiamiento del reo.

Antes de ser ejecutado, Tamayo conversó durante dos horas con sus padres, Héctor Tamayo e Isabel Arias, y recibió por separado durante otras dos horas a sus dos hijas. Su estado de ánimo fue descrito por funcionarios del Departamento de Justicia Criminal de Texas como “tranquilo y resignado”.

“Él dijo que no rendiría ninguna última declaración, que estaba listo para irse, que 20 años (en la cárcel) ya era mucho”, dijo Jason Clark, vocero de dicho departamento. El funcionario explicó que el martes Tamayo pidió chuletas de puerco, arroz, vegetales verdes, café y té para lo que pudo haber sido su última cena.

Agregó que el mexicano, sentenciado a muerte por el homicidio del policía Guy P. Gaddis el 31 de enero de 1994 en Houston, pasaba sus últimas horas realizando llamadas telefónicas a familiares y amigos.

En una carta dada a conocer este lunes, Tamayo acusó a la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) de no hacer nada en su caso.

“!No quiero que meta mano el mentado Consulado!, la verdad, que esta gente me decepciona […] son puras pinches mentiras con esa gente [del Consultado] y la S.R.E. [Secretaría de Relaciones Exteriores de México no hacen nada y tampoco los de D.H… nunca hicieron nada”, escribió Tamayo en la misiva dirigida a Pablo Antonio Castro Zavala, presidente de la Confederación de Asociaciones y Clubs de Morelenses de Estados Unidos y Canadá.

En el documento con fecha del martes 7 de enero y recibida por Castro Zavala el pasado 16 de enero, Tamayo indica que: “Por eso no quiero que metan mano en nada. Siempre que un paisano va ser ejecutado, siempre quieren quedar bien ante la cámaras para verse bien con el gobierno de México y los paisanos. ¡No quiero que me usen! Y claro que ya se los dije”.

Asimismo Tamayo se despidió de sus paisanos y del representante de los migrantes mexicanos:

“Si pierdo, no te preocupes pues yo me iré bien contento de llegar a mi pueblo [Miacatlán] y así ya no tengo que estar chingando con mi mismo gobierno… no se diga con esta gente de aquí. Pero si Dios no quiere que me vaya… pues aquí me quedaré dando lata otro rato. A ver qué Dios dice y la santísima Virgen de Guadalupe. Y siempre he tenido fe a mi Sr. de Chalma…

“Y el mensaje que quiero darles es, que si me ejecutan, por favor les digas a todos mis paisanos, mi México entero que me disculpen por haberles fallado y llegado encajonado. Y ojalá que lo mío sirva de ejemplo para otras personas. Y recuerda que la cárcel no come… Pero sí mata a nuestros seres queridos. Y siempre vamos a ser las víctimas de nuestra pobreza y de nuestro propio color”, apuntó Tamayo.

El ASESINO DEL CONTINENTE 

Mientras que el número de ejecutados en EU desde 1976 pasó hoy de mil 632 a mil 633 con la aplicación al reo mexicano Edgar Tamayo de una inyección letal en Texas, en Latinoamérica la pena de muerte está abolida o no se aplica en la mayoría de los países.

Tamayo, de 46 años, fue ejecutado a las 21.32 hora local de este miércoles en la cárcel de Huntsville (Texas), confirmaron las autoridades de la prisión.

Las tres últimas ejecuciones en América Latina tuvieron lugar en Cuba en 2003, cuando fueron fusilados Enrique Copello, Bárbaro Leodán Sevilla y Jorge Luis Martínez, condenados por el secuestro de una embarcación con unos 50 pasajeros a bordo.

Cuba, que ha aplicado una “moratoria” de facto a las ejecuciones desde entonces, y Guatemala, donde las últimas ejecuciones, con inyección letal, datan del año 2000, son los únicos de la región donde la pena capital está vigente para delitos comunes.

En Perú, la Constitución aprobada en 1993 tras el autogolpe del presidente Alberto Fujimori (1990-2000) establece la pena de muerte para el delito de terrorismo y de traición a la patria, pero no se ha aplicado en las últimas décadas.

Desde que se firmaron los Acuerdos de Paz de 1996 han sido ejecutadas en Guatemala cinco personas, las dos últimas fueron Amílcar Cetino y Tomás Cerrate, condenados por el asesinato y secuestro de una empresaria.

Después de Cetino y Cerrate no se ha ejecutado a ningún otro condenado a muerte por la existencia de un vacío legal en torno a la facultad de otorgar indultos y en 2011 el entonces presidente de Guatemala, Álvaro Colom, presentó al Congreso una iniciativa de ley para abolir definitivamente la pena de muerte, pero no prosperó.

En 2012 la Cámara Penal de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) de Guatemala revocó la pena de muerte dictada contra 53 reos, al considerar que se violó su derecho de defensa, y les impuso en su lugar una pena de 50 años de cárcel.

En la mayoría de países latinoamericanos que no han abolido totalmente la pena capital, ese castigo se mantiene para casos de guerra o traición a la patria, aunque no se aplica.

Venezuela fue el primer país del mundo que la abolió, en 1863, y Costa Rica el tercero, en 1882.

Un caso particular es el de Puerto Rico, estado Libre Asociado de EE.UU., que prohíbe en su constitución la pena capital, pero en los casos juzgados por el tribunal federal de la isla se puede aplicar, aunque para las ejecuciones los reos deben ser trasladados a prisiones de Estados Unidos.

La última vez que se ejecutó a una persona en Puerto Rico fue en 1927, entonces bajo una ley local que se abolió dos años después.

En Brasil la pena capital fue aplicada por última vez el 28 de abril de 1876, cuando el esclavo Francisco fue ahorcado en la plaza pública de la localidad de Pilar de Alagoas (noreste), mientras que en Colombia se remonta al 7 de mayo 1907, fecha en que fue fusilado por pirómano Manuel Saturnino Valencia.

En Bolivia, la pena de muerte quedó abolida con la Constitución de 1967 y fue eliminada del Código Penal con la reforma de 1997,sin embargo, existe la llamada “justicia comunitaria” que aplican las comunidades indígenas a quienes creen ladrones o asesinos, sin un juicio previo.

En Chile la máxima condena se mantiene para los tiempos de guerra. La última vez que se aplicó fue el 29 de enero de 1985, cuando fueron ejecutados los carabineros Carlos Alberto Topp Collins y Jorge Sagredo Pizarro, responsables de una docena de homicidios en serie perpetrados en Viña del Mar.

En México, la pena de muerte se encuentra totalmente abolida y la última ejecución, en el fuero militar, sucedió en 1961. Otro país que también la eliminó fue Argentina en 2008.

Pese al panorama abolicionista en América Latina, muchos de sus ciudadanos han sido condenados a muerte en EE.UU.

Gobiernos y organizaciones en contra de la máxima pena han exigido al país del norte que elimine esa práctica que va en contra vía de las legislaciones de los países latinoamericanos.

Es así como en 2008 la CIJ ordenó a EE.UU. la revisión y reposición del caso de Tamayo y de otros cuatro de los 50 afectados por el “caso Avena”, a quienes no se les brindó el derecho de asistencia consular al ser detenidos en ese país y enfrentaron sin una garantía a su debido proceso a la justicia estadounidense.

Dos ya han sido ejecutados y Tamayo se convirtió el miércoles en el tercero.

Estados Unidos aún no ha acatado las sentencias de la CIJ sobre ese particular, ya que esos fallos no aplican a los estados federados como es el caso de Texas, donde Tamayo fue ejecutado.

en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video

más leídas

más leídas