Óscar de la Borbolla

Los peligros de la democracia

"En las redes sociales está ocurriendo un fenómeno que no dudo en calificar de democracia directa".

Óscar de la Borbolla

02/04/2025 - 12:04 am

Cuando en la Atenas de la antigüedad se inventó la democracia, los griegos venían de siglos de regímenes que habían mostrado ampliamente sus horrores: las tiranías. Estaban escarmentados, habían conocido la voluntad de déspotas, de autócratas que aplastaban los intereses que no fueran los suyos, y que repartían caprichosamente la vida y la muerte. Ante esa desgracia apareció un modelo sin precedentes: un pueblo que decidió autogobernarse tomando en cuenta la opinión de todos los ciudadanos y, entonces, se entronizó la palabra, el discurso más convincente empezó a imponerse y acordaron respetar lo que la mayoría deseara. Fue, sin lugar a dudas, uno de los momentos más altos de la historia humana.

Es sabido que aquella democracia fue directa, y que tuvo que adaptarse con el paso del tiempo: el aumento de la población volvió imposible que todos los ciudadanos pudieran reunirse a discutir, por lo que se transformó en democracia representativa y también que, cuando un grupo de representantes concentró demasiado poder, fue preciso crear contrapesos: la famosa división de poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial y, luego todavía, pareció necesario sectorizar ese poder para que estuviera más próximo a los gobernados, y se pasó entonces a dividirlo en federal, estatal y municipal. Hoy, la subdivisión del poder ha terminado por crear una burocracia inmensa con un enjambre de direcciones y subdirecciones, jefes y subjefes, subsubjefes y subsubsubjefes...

Frente a esta rapidísima y esquemática historia, hoy quisiera preguntarme por el supuesto de la democracia: ¿qué está detrás de ella?, ¿por qué nos resulta más conveniente aceptar la voluntad del mayor número posible de ciudadanos que la voluntad de un déspota?

La respuesta es obvia: porque confiamos en que nos irá mejor a todos. El que nos vaya mejor a todos es también la razón por la que consideramos que debe respetarse la Ley, el Estado de Derecho. Pero tras esta respuesta obvia hay una creencia que suele no evidenciarse: si creemos que la democracia es la mejor forma de Gobierno es porque, a su vez, suponemos que la sensatez y el buen juicio brotan como resultado de la mayoría. Pero —quitémosle lo obvio a dicha respuesta: ¿qué ocurre si la mayoría está lejos de lo razonable, si la mayoría no es sensata?, o incluso, ¿qué ocurre cuando la mayoría, aún siendo sensata, es sometida por una persona o por un grupo reducido que, a través de las redes sociales, como sucede hoy, atemoriza a los gobernantes imponiéndoles un dislate?, ¿qué ocurre cuando la mayoría es manipulada en sus emociones y elige a un insensato al que encumbra hasta la cima del poder, y éste, a su vez, para no perder simpatizantes o para seguir exacerbándolos y así ganar más popularidad es capaz de llevar al mundo hacia el desastre?

Estas preguntas no parecen hoy inopinadas; los ejemplos abundan a todo lo largo del mundo democrático. En las redes sociales está ocurriendo un fenómeno que no dudo en calificar de democracia directa. Las tendencias que de pronto aparecen y aglutinan a millones de usuarios pugnando por conseguir un despropósito, y las autoridades que "no quieren problemas" les permiten hacer y deshacer, es decir, les permiten gobernar.

Estamos entrando en un proceso en el que, aquello que quisieron desterrar los antiguos atenienses con su maravilloso invento, está regresando: hoy aparecen nuevos tiranos que imponen su voluntad escondidos en el anonimato de la Web. Y varias conquistas culturales están en peligro: una es la democracia misma, otra el humor y otra más la libertad de expresión. El supuesto de la democracia: que la mayoría sea sensata, parece no cumplirse.

X @oscardelaborbol

Óscar de la Borbolla

Óscar de la Borbolla

Escritor y filósofo, es originario de la Ciudad de México, aunque, como dijo el poeta Fargue: ha soñado tanto, ha soñado tanto que ya no es de aquí. Entre sus libros destacan: Las vocales malditas, Filosofía para inconformes, La libertad de ser distinto, El futuro no será de nadie, La rebeldía de pensar, Instrucciones para destruir la realidad, La vida de un muerto, Asalto al infierno, Nada es para tanto y Todo está permitido. Ha sido profesor de Ontología en la FES Acatlán por décadas y, eventualmente, se le puede ver en programas culturales de televisión en los que arma divertidas polémicas. Su frase emblemática es: "Los locos no somos lo morboso, solo somos lo no ortodoxo... Los locos somos otro cosmos."

Lo dice el reportero