Mario Campa

Vamos bien y vamos a ir mejor

"La sobriedad como sello de la casa crearía así un mar propicio no sólo para capear el temporal, sino para convertir los logros acumulados en el puerto seguro al que la voluntad del pueblo de México anhela llegar".

Mario Campa

03/09/2025 - 12:05 am

Claudia Sheinbaum rindió su Primer Informe de Gobierno sin aspavientos ni jolgorios. La sobriedad como estilo personal de gobernar la acompañó el 1 de septiembre como antes la condujo de la mano en las horas más oscuras de la amenaza tarifaria de Trump. Los resultados, el buque insignia que construyó en el agreste astillero que es la Jefatura de la Ciudad de México, obsequiaron color discursivo a los principios que integran el denominado “segundo piso de la Transformación”. Como trasfondo, por si acaso la efeméride necesitara de chaperón, el Poder Judicial entraba en aguas democráticas inexploradas. Y la Presidenta, arropada por el apoyo popular que la legitimidad presta, diagnosticó la situación nacional en una templada frase de cierre: “Vamos bien y vamos a ir mejor”. Así se desvanecía su año de siembra, en el murmullo de la esperanza en el porvenir.

Como regla general y aforismo útil, el optimismo de la voluntad se nutre mejor de la proteína del intelecto. Claudia Sheinbaum sabe que los eslóganes no bastan para entusiasmar; sin logros que presumir, el tiempo no esculpe una transformación, sólo erosiona el entusiasmo del pueblo. La Presidenta, sentada en los hombros de López Obrador, sabe que la única forma de mantener viva la llama del cambio es transformando para bien la vida de las personas. Esa promesa de reivindicación vuelta compromisos honrados preserva en éter lo que para los detractores es mera frivolidad, pero que para sus simpatizantes es un bálsamo democrático: una alta aprobación, que Enkoll situó en un 79 por ciento.

Ciertamente, el primer año supuso más retos de los pensados por los vientos del norte adverso, sin que por ello se extraviara la ruta ni se abusara del golpe de timón. Si bien la economía no es boyante, como suele no serlo en un primer año de sexenio, al menos crece y logra diferenciarse de la caída de actividad registrada en Canadá, par regional que también navega la turbulencia. A pesar de la regla hacendaria de consolidación fiscal y de una política monetaria restrictiva, las finanzas públicas sanan por una recaudación notablemente resiliente. Aun con el peso de la inercia y el látigo de la demanda voraz de narcóticos del vecino, el homicidio doloso descendió en uno de cada cuatro asesinatos registrados un año atrás. Pese al obstruccionismo opositor, que cava la tumba de los dos partidos tradicionales, 19 reformas constitucionales y 40 nuevas leyes quebraron el cascarón empollado por un genuino ánimo de transitar de una democracia representativa liberal a una democracia social participativa. En síntesis, Claudia Sheinbaum hizo mucho con poco.

Suspendida la alerta de tormenta, el panorama aclara. En primer lugar, las tensiones comerciales de Trump comienzan a disiparse. A pesar de una caída de 30 por ciento en las importaciones estadounidenses en el segundo trimestre del año, las exportaciones mexicanas crecieron 1.8 por ciento. La explicación: México, aun con los tarifazos en bienes desprotegidos por el T-MEC, obtuvo una menor tasa en relación a las economías asiáticas. De mantenerse este escenario pasados los 90 días de plazo límite para un acuerdo de seguridad bilateral, la cuota de mercado de México en Estados Unidos subiría paulatinamente, toda vez que la importación de medicamentos provenientes de Europa se normalice. En paralelo, conforme los consumidores estadunidenses padezcan escasez o inflación y que las empresas agoten inventarios, la búsqueda de proveeduría alternativa ganará fuelle. En el escenario razonable, México saldría como ganador relativo de la guerra comercial al disiparse los nubarrones.

Un segundo motivo de optimismo es que el Banco de México acentuó su ciclo de relajamiento monetario. Con la inflación interanual del 3.5 por ciento ahora mismo en el rango objetivo y en su nivel más bajo desde diciembre 2020, además de un peso mexicano estable frente al dólar, los halcones en la Junta de Gobierno perdieron argumentos. El espacio de maniobra —para recortar— sigue siendo holgado. De imponerse el interés general y la sensatez, unas condiciones monetarias menos restrictivas reactivarían el crédito y la inversión tan pronto como la primera mitad del 2026.

Un tercer catalizador es el inminente regreso de una política fiscal expansiva. Para salud de las finanzas públicas y satisfacción de las agencias calificadoras, la recaudación permanece resiliente y alineada al cumplimiento de las métricas hacendarias. Transcurrido el primer año de planeación, consolidación fiscal y subejercicios típicos, la aceleración de la política industrial contenida en el Plan México, el escalamiento del plan de vivienda y la expansión del ferrocarril confluirían el próximo año, potenciados por el retorno de la normalidad comercial y monetaria.

Sumados los tres vientos favorables a la ancha vela de la confianza del consumidor y del empresario, “Vamos bien y vamos a ir mejor” encuentra respaldo en el mundo empírico. No obstante, el optimismo de la voluntad haría bien en empatarse con el pesimismo de la razón, acaso como mero escudo de anticuerpos. La virtud de la prudencia, cualidad que la Presidenta posee, permitiría detectar riesgos temprano, anticipar imprevistos, enderezar entuertos y satisfacer unas expectativas que vuelan por todo lo alto, de manera sostenida. La sobriedad como sello de la casa crearía así un mar propicio no sólo para capear el temporal, sino para convertir los logros acumulados en el puerto seguro al que la voluntad del pueblo de México anhela llegar.

Mario Campa

Mario Campa

Mario A. Campa Molina es economista político e industrial, graduado del MPA de la Universidad de Columbia (2013-2015). Colabora como columnista y panelista en diversos medios y es editor contribuyente en español de la revista de ideas Phenomenal World, del Jain Family Institute (NY). Tiene experiencia laboral en el sector financiero, energético, público y académico.

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