Sonriente, sentado codo a codo junto al mismo a quien acusó de corrupto, de extorsionador y de manipular los padrones del Partido Acción Nacional (PAN), así se vio a Felipe Calderón al lado de Jorge Romero actual dirigente del PAN en la sala en la que Margarita Zavala y otros legisladores del blanquiazul presentaron su informe de actividades legislativas.
El encuentro ocurrió el 21 de octubre, apenas unos días después de que tanto Zavala como su sobrina Mariana Gómez del Campo acudían al evento de “relanzamiento” del PAN, para aplaudirle al político vinculado al Cártel Inmobiliario, y quien antes fuera señalado por Calderón de los delitos e irregularidades ya descritas, como detallé en la videocolumna que titulé "El PAN en su laberinto".
La escena Calderón-Romero empanizada con elogios que el dirigente del PAN hizo respecto a Calderón y su esposa durante ese informe, lo mismo que la fotografía de Gustavo Madero -exdirigente del PAN- recibiendo su Pensión del Bienestar, aun cuando descalificaba los programas sociales, son episodios que exhiben la hipocresía como doctrina de estos personajes de la política.
En ese contexto, haré referencia a un par de pasajes más de ese libro Decisiones difíciles que Calderón publicó en el año 2020, en que se refiere a las triquiñuelas y trapos sucios también de otros dirigentes del blanquiazul como Madero.
En las páginas en que acusa de corrupto y extorsionador a Jorge Romero, Felipe Calderón dice respecto a los panistas que han estado al frente del partido desde Gustavo Madero, Ricardo Anaya, Marko Cortés y que es el mismo grupo al que pertenece Romero:
“Estos ‘cadeneros’, los que controlan el padrón interno, se van poniendo de acuerdo entre sí para hacer prevalecer sus intereses. Digamos que, como en los antros, el de la puerta uno se pone de acuerdo con el de la tres, el de la puerta de Nuevo León con el de Michoacán: 'Tú dejas pasar a unos míos y yo a unos tuyos'. Lo mismo como militantes que como candidatos y dirigentes, se centraban en sus interminables grillas internas, orientaban toda su energía a vencer en sus padrones internos cada vez más manipulados…”.
Acusa también que “durante el periodo de Madero se exacerbó una política de manipulación del padrón en extremo perniciosa que continuaron, corregida y aumentada, tanto Ricardo Anaya como Damián Zepeda y Marko Cortés sucesor de ambos. En su momento, en el padrón interno hubo inserciones masivas que incluyeron casos no sólo escandalosos, sino que rayan en la manipulación y el fraude”.
Agrega Calderón en su libro: “El poder de esta camarilla se debía, desde luego, a la manipulación del padrón, pero se alimentaba y crecía gracias a la capacidad de designar arbitrariamente candidatos y dirigentes, que de ser una facultad excepcional se convirtió en regla, y también a la enorme capacidad del Gobierno de Peña Nieto les dio para manejar miles de millones de pesos en presupuestos, tanto para las alcaldías como para los gobiernos regidos por el PAN, en especial a través de una partida multimillonaria cuyas asignaciones podían hacerse a discreción con la sola decisión del coordinador parlamentario (la de los ‘moches’). A cambio de ello, los grupos parlamentarios fueron dóciles y obsequiosos con el Gobierno de Peña Nieto, en particular en materia de presupuesto, donde, invariablemente, le autorizaron déficits y niveles de endeudamiento cada vez mayores, así como una absoluta opacidad en el manejo de determinadas partidas”.
Gustavo Madero dirigió el blanquiazul de diciembre de 2010 a 2014, estando unos meses fuera de ese cargo. Luego, después de Madero, siguió Ricardo Anaya, de septiembre de 2015 a 2017. Marko Cortés llegó a la dirigencia en noviembre de 2018 y estaría hasta noviembre de 2024.
Calderón se ha dicho distanciado del PAN, y en el año 2020 con su esposa Margarita Zavala fallidamente buscaron crear su propio partido político, llamado México Libre, a partir de la organización creada por ellos mismos llamada Libertad y Responsabilidad Democrática A.C.
El INE terminaría por negarles el registro ante el cúmulo de irregularidades que se detectaron en los recursos para el financiamiento; los consejeros del INE señalaron que no había transparencia en el origen de su financiamiento, además se detectaron irregularidades en las asambleas que eran parte de los requisitos, y también anomalías con las firmas.
Entre los argumentos que presentaron los consejeros del INE por los cuales negaron el registro del partido fue que “en un alto porcentaje de las aportaciones para su búsqueda de registro no fue posible identificar el origen”.
Los Calderón-Zavala impugnaron la decisión del INE ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), el cual ratificó la decisión del INE al determinar que había tantas anomalías que no se podía autorizar el registro.
Antes, en el registro de candidaturas independientes a los distintos cargos de elección popular para el Proceso Electoral Federal 2018, Margarita Zavala se registró como candidata “independiente”, pero semanas previas a la elección se retiró de la contienda. La fallida candidatura de Zavala como “independiente” tampoco estuvo ajena a irregularidades: se detectaron anomalías en las firmas que incluso ameritaron multas por parte del Tribunal Electoral.
Así que no son tan distintas las prácticas de los Calderón-Zavala, de las que Calderón describe de los otros integrantes del PAN.
El libro en que Calderón acusa a los citados panistas de las triquiñuelas ya descritas, se publicó en el año 2020, y apenas unos meses después, y aunque los Calderón-Zavala se decían distanciados del partido, su esposa fue postulada nuevamente como Diputada por el PAN para el proceso electoral del año 2021.
El blanquiazul era dirigido por Marko Cortés, también señalado por Calderón de prácticas irregulares.
En el año 2024, Zavala se reeligió como Diputada representante de ese partido. Y es sobre el actual periodo legislativo que presentó el informe al que acudió Calderón, quien aprovechó para dejar ver su intención de participar de manera más directa en el blanquiazul.
Así que, ya que se le vio muy acomodado junto a Jorge Romero, sonriente y tomándose fotos, vale preguntarse si ya lo sumaron a su club, o lo que el comparó como “el antro” donde aquellos que acompañaron a Jorge Romero al “relanzamiento” del PAN fungen como “cadeneros”, según sus dichos.
En esa misma lógica de la hipocresía como doctrina: la misma semana de “relanzamiento” del PAN, cuyos dirigentes han hecho críticas y descalificaciones sobre los programas sociales, circuló la fotografía de Gustavo Madero cobrando la Pensión del Bienestar que se otorga a los adultos mayores de 65 años.
Madero está afiliado al PAN desde el año 1999. Durante sus periodos en la dirigencia de ese partido y como legislador descalificó los programas de los cuales hoy se beneficia.
En el sexenio del Presidente López Obrador, Madero era parte del bloque de panistas que ponía trabas a cada iniciativa que el Ejecutivo enviaba.
Recordemos también que durante la Administración del Presidente López Obrador, el Jefe del Ejecutivo propuso elevar a rango constitucional, como derechos garantizados por la Constitución el acceso a los programas sociales.
Si bien se trata de derechos universales, no deja de generar polémica el que alguien como Madero que pertenece a una de las familias más acaudaladas de Chihuahua, también cobre ese programa social. Pero además porque Madero, legislador federal en varios periodos y por tanto beneficiario de los altos sueldos y prebendas que reciben los legisladores en este país, y sobre todo porque él mismo es accionista en muchas empresas de diversos rubros: según los registros oficiales del Registro Público de Comercio es accionista en empresas del sector hotelero, del inmobiliario, de empresas cuyo giro es la importación, exportación y comercialización de productos agrícolas, pecuarios, forestales, ganaderos; de otras creadas para servicios financieros, de asesoría cobranza, y muchas otras en las que comparte sociedad con su familia.





