Alejandro De la Garza

La disputa por el periodismo mexicano

"Es justo en este sector del periodismo donde hoy ha surgido una disputa exagerada, radical y contaminada de filias y fobias personalísimas".

Alejandro De la Garza

15/02/2025 - 12:02 am

La disputa por el periodismo en México
Personas transitan frente a un puesto de periódicos. Foto: Galo Cañas, Cuartoscuro

El sino del escorpión atestigua una cruenta disputa por el periodismo en México. En particular en las últimas semanas, esta guerra por la narrativa se ha recrudecido y tornado especiosa y cargada de groseras acusaciones cruzadas en redes sociales, muchas incluso lanzadas con una elevada dosis de violencia de género. Lo novedoso, aunque no inesperado, es que esta disputa parece darse al interior del amplio y variopinto espectro de periodistas, youtubers, columnistas y reporteros que en mayor o menor medida concuerdan con y apoyan las acciones esenciales del Gobierno de la 4T.

Al parecer (y para bien, añade el venenoso), la disputa con el periodismo de los medios tradicionales y convencionales no tiene ya ningún sentido, pues este periodismo de “Serpientes y escaleras” persiste en sus mismas premisas rebasadas y “Bajo reserva”, así como en la retórica alambicada del “Asalto a la razón” y la confusión propalada desde el “Templo Mayor”. (¿Cuántos años llevamos así, Florestán: dos, seis, 10?). Así pues, la disputa está centrada entre los periodistas verdaderos, los de a pie, los independientes, los de la sociedad civil, los genuinos, los incorruptibles, los de investigación, los de datos duros y blandos, los de más larga carrera profesional, los jóvenes periodistas nativos digitales, los del periodismo militante, más el prolongadísimo etcétera que el lector guste añadir.

Quien haya leído al escorpión sabe que no es partidario de la idealización de la profesión periodística, lo cual no implica que no haya periodistas admirables y ejemplares en su oficio y que el desarrollo de la actividad periodística no sea de alto riesgo ni requiera de valentía en un país con elevadas tasas de informadores asesinados o desaparecidos. Pero el espectro periodístico en México es amplio y de larga historia. La mayor sacudida al periodismo mexicano contemporáneo se inició antes de 2010 con la llegada de la digitalización y sus nuevas canales de difusión, más la exigencia de nuevas habilidades y velocidades para reportear la información. Los corporativos de información mayores, sobre todo aquellos que tienen otros jugosos negocios paralelos, pudieron sobrevivir y adaptarse, pero entonces vino otra sacudida contundente al periodismo nacional: las conferencias de prensa mañaneras del Presidente López Obrador.

El derecho de réplica desplegado en sus mañaneras por el Presidente ante las noticias falsas de los medios de comunicación detractores de su gobierno disgustó a los dueños de la prensa y los corporativos de comunicación, e incluso batallaron por todos los medios por acallarlo. Si el alacrán no recuerda mal, parece que a los medios tradicionales les tomó medio sexenio comprender los alcances del sorprendente mecanismo de comunicación de las mañaneras, el cual les parecía risible, un circo, una tontería, hasta que “les cayó el veinte” de su eficacia y de cómo, ante sus ojos incrédulos, estaba sucediéndose una transformación de la credibilidad en la prensa y los medios de comunicación que ellos mismos manejaban.

Es verdad que muchos de los medios periodísticos de verdad independientes, de base y en contacto con los movimientos sociales ya estaban ahí, pero la transformación impulsada por “las mañaneras” fue radical y tocó fondo. Tan lo hizo que comenzaron a surgir nuevos medios digitales, muchos de distintas procedencias y con diversas intenciones. Dentro de ese tsunami informativo morenista (igual que en el tsunami político) se montaron todo tipo de medios, además de nuevos y viejos periodistas, y muchos otros que nunca lo habían sido. Se fortaleció y radicalizó el periodismo militante pro 4T, así como otros medios con una visión mesurada pero crítica de las acciones gubernamentales.

El arácnido observa que es justo en este sector del periodismo donde hoy ha surgido una disputa exagerada, radical y contaminada de filias y fobias personalísimas. Cuando el Gobierno imperial de Donald Trump canceló las ayudas económicas que repartía por el mundo la oficina de USAID, todos sabíamos que AMLO ya había pedido la revisión de esos recursos destinados desde Estados Unidos a varias ONG mexicanas que buscaban socavar al régimen. Ahora, periodistas militantes de la 4T acusaron a otros periodistas, que también apoyan a la 4T (acaso de manera más crítica), de recibir beneficios económicos de USAID sin las suficientes pruebas contundentes. Hay dudas y cuestionamientos, pero no discusión franca, y como todo es vía redes, también hay troleos, insultos, violencia de género inadmisible, grosería vulgar que se quisiera ya desterrada entre colegas periodistas, aunque piensen de manera distinta.

Otro caso es el de la barra de opinión “masiosare”, recién estrenado en Canal 11, luego de recomponer el canal, terminar programas como “Primer Plano” (que llevaba más de tres lustros haciendo de toda grilla, en particular antilopezobradorista los últimos tiempos), la nueva directora dio espacio a otros periodistas pro 4T que no habían tenido acceso a los medios, para completar así una fuerte “barra de periodismo militante”, junto a otros programas partidarios como “Operación Mamut”. De inmediato la barra fue atacada por no darle chamba a los que se esperaba y darla a otros, incluso a algún crítico anti4T. Una disputa en pleno por la narrativa.

Otro caso que el alacrán no puede dejar pasar es el del periodista involucrado de manera equívoca y a la mala en una acción criminal por el noticiero de El Financiero (hasta ahora se entera el venenoso que aún existe). Guillermo Ortega (¿Gris?), el conductor, hizo pasar una fotografía del periodista Manuel Pedrero como otra persona, un doctor culpable de abuso infantil. Lo menos que se requiere es una disculpa pública igual de escandalosa, insiste el escorpión a El Financiero. Pedrero, por cierto, acababa de responder al señalamiento del periodista Alejandro Páez Varela de que es un youtuber de apoyo a Adán Augusto López, además de ser el escritor de un libro sobre el dirigente morenista de gran peso en ese partido. Pedrero admitió los hechos sin que ello implique ninguna transa o falta de ética, y se dijo desconcertado ante las palabras de Páez Varela, a quien “admira y aprecia” como maestro, subrayó.

El escorpión termina agotado ante tanta batalla periodística y sólo advierte la necesidad de una mayor discusión en torno a la disputa en proceso por el periodismo mexicano. Es por ello su alegría de que la “Cátedra Miguel Ángel Granados Chapa” de la UAM-Cuajimalpa haya recaído ahora en manos de la muy profesional y comprometida periodista y documentalista Jacaranda Correa, quien a través de esta instancia académica propone contribuir a una amplia y enriquecedora discusión de los caminos del periodismo mexicano, los peligros de la desinformación y la necesidad de una perspectiva transmedia en nuestro periodismo contemporáneo.

Alejandro De la Garza

Alejandro De la Garza

Alejandro de la Garza. Periodista cultural, crítico literario y escritor. Autor del libro Espejo de agua. Ensayos de literatura mexicana (Cal y Arena, 2011). Desde los años ochenta ha escrito ensayos de crítica literaria y cultural en revistas (La Cultura en México, Nexos, Replicante) y en los suplementos culturales de los principales diarios (La Jornada, El Nacional, El Universal, Milenio, La Razón). En el suplemento El Cultural de La Razón publicó durante seis años la columna semanal de crítica cultural “El sino del escorpión”. A partir de mayo de 2021 esta columna es publicada por Sinembargo.mx

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