Jorge Alberto Gudiño Hernández

La semana Nobel

"El Nobel es, entonces, sólo un accesorio. Un gran accesorio, sin duda (junto con el dinero que entrega), pero nada más. La probabilidad de obtenerlo es tan baja que, siendo serios, sirve para las fantasías de unos cuantos".

Jorge Alberto Gudiño Hernández

12/10/2025 - 12:01 am

El Premio Nobel
El Premio Nobel. Foto: X @Nobel_Prize

Esta semana es considerada la semana de los Nobel, en tanto se entrega la mayoría de esos reconocimientos. Desde hace unos quince días, empezaron a llegar comentarios por doquier: que si tal o cual escritor estaba nominado; que si, por fin, le llegaría su turno a México; que si era el turno del español, que desde Vargas Llosa no había sido premiado; que si el nombre de tal o cual escritora. Algunos iban, aún, más lejos: predecían el tipo de escritor que sería el laureado, por sobre todos los demás, a partir de razones en las que tenía que ver el género, la nacionalidad o el estilo literario, más allá de argumentos en torno a su calidad. Existen, incluso, ejercicios por demás interesantes en los que se menciona a una decena o a medio centenar de escritores con obra probada, junto a las razones por las que deberían darle el premio.

Lo llamativo de estos ejercicios y comentarios es que son enteramente especulativos. Incluso los momios en las casas de apuestas no son sino un desfogue para la ludopatía de algunos. Si algo distingue al comité que otorga el galardón es su hermetismo. No existe ninguna lista oficial, no hay candidatos públicos, no se filtran quiénes están en la terna para ganar. Nada. El activismo en redes no tiene un sustento para la especulación. Entonces, ésta reside en las preferencias de lectura de unos cuantos, en los autores que más les entusiasman, en los libros que los han llevado a esos parajes a donde sólo la literatura nos puede conducir. Eso es, en todo caso, el gran aporte de estos diálogos: nos muestran un montón de escritores que, por una u otra razón, son los preferidos de alguien más. En otras palabras, sirven para recomendarnos libros y eso siempre es bienvenido.

Una vez que entregan el Premio, viene algo de desasosiego (por quienes no le atinaron, por los que consideran que estuvo mal otorgado, por quienes no tenían idea de la existencia de dicho autor) y la euforia para los lectores de dicho autor, como si, por esa razón que implica que un lector complete la obra del escritor, también esté siendo premiado.

Y eso pasa con el Nobel de literatura que es, acaso, el que está a medio camino entre los políticos (como el de la paz y, acaso, el de economía) y los duros, que son los de ciencia. Vi algunos comentarios de amigos científicos reflexionando sobre el premio en sus disciplinas. A diferencia del de literatura, el de medicina, el de química y el de física suelen otorgarlo a tres personas, en el entendido de que es muy difícil que hoy en día un científico solitario haga toda una investigación. Y eso implica dejar fuera a varios miembros de un equipo, porque éstos no se conforman como en la escuela “de tres en tres”. Así que es probable que en esos campos se cometan injusticias que trasciendan a la subjetividad de los miembros de un comité: no basta con que guste o no un tema o un estilo; aquí, además, se quedan fuera personas que merecen ser premiadas.

Pero el Nobel no tienen que rendirle cuentas a nadie. Es un premio que se otorga discrecionalmente a quien se cree lo merece, vaya uno a saber los parámetros. Así que, supongo, los que lo obtienen celebrarán muy contentos, mientras que algunos de quienes no lo ganaron se lamentará. Al margen de eso, entre los candidatos reales (escritores con obra publicada y conocida, investigadores con aportaciones serias a sus campos de investigación y demás) es probable que disfruten sus haceres creativos y científicos. Y eso ya vale la pena. El Nobel es, entonces, sólo un accesorio. Un gran accesorio, sin duda (junto con el dinero que entrega), pero nada más. La probabilidad de obtenerlo es tan baja que, siendo serios, sirve para las fantasías de unos cuantos.

Eso sí, no pierdan la oportunidad de leer a Lazlo Krasznahorkai. Sus libros son complejos y de lectura lenta (algo que siempre se agradece). Y, por supuesto, maravillosos. Y, ¿por qué no?, démonos el tiempo de enterarnos del trabajo de los científicos ganadores. Es difícil, sin duda, pero vale la pena forzar un poquito a nuestras neuronas.

Jorge Alberto Gudiño Hernández

Jorge Alberto Gudiño Hernández

Jorge Alberto Gudiño Hernández es escritor. Recientemente ha publicado la serie policiaca del excomandante Zuzunaga: “Tus dos muertos”, “Siete son tus razones” y “La velocidad de tu sombra”. Estas novelas se suman a “Los trenes nunca van hacia el este”, “Con amor, tu hija”, “Instrucciones para mudar un pueblo” y “Justo después del miedo”.

Lo dice el reportero